Este es un espacio de catequesis en el que encontrarás enseñanzas, noticias, mensajes, y reflexiones que te permitirán conocer la verdadera doctrina y te serán útiles en tu camino de fe.


¡¡¡Gracias por tu visita!!!

24 de marzo de 2009

¡¡¡Limpieza de primavera, ... o de otoño!!!!!

Siempre en esta época buscamos no sólo ¨sacar¨lo viejo, lo ¨sucio¨, lo que ¨no sirve¨ sino buscamos ¨renovarmos¨. Buscamos, por lo general, ¨atraer nueva energía¨ para continuar lo que estamos haciendo, o simplemente ¨mejorar¨. Lo que queremos siempre es un cambio, pero lo que encontramos no es suficiente.

¨Renovar¨, significa volver a lo nuevo, a lo que eramos al principio, volver a cuando fuimos creados. Es buscar el sentido profundo de la vida, el por qué vivimos, para qué vivimos, qué queremos de nuestra vida, etc. No es algo sencillo, es muy cierto, no sólo porque normalmente no hay ocasión de hacerlo sino porque no es muy agradable hacerlo.
Pero, somos ¨humanos¨, y lo somos, por tener criterio y por tener voluntad para dirigir nuestra vida. Eso es lo que nos diferencia de los animales, que sólo ¨sobreviven pero no ¨viven ¨en realidad

Pues ante esta necesidad natural, nuestra Iglesia, nos da la ocasión para renovarnos de verdad, con la Cuaresma y la Semana Santa. Este es un tiempo privilegiado para renovarnos por entero, desde lo más profundo, no sólo en lo que pensamos y sentimos sino en el corazón, ahi donde decidimos entre el bien y el mal. Para finalmente, hacer lo que nos haga felices de verdad.

Entre las muchas formas o ¨medios¨ que nos propone la Iglesia están los Ejercicios Espirituales.¨Hacer ejercicios¨ como lo dicen los mismos jesuitas es emprender un viaje al interior de si mismo, hacia lo más profundo del ser , es adentrarnos en el silencio y en la soledad para encontranos con nuestro Creador.

Es conocerse a si mismo, tal cual somos y tal cual hemos sido creados, es conocer a nuestro Señor, tanto en su amor y su justicia, y sobre todo en su voluntad.

Es apartarse del mundo, no para huir o por el simple descanso, sino para encontrarnos con nosotros mismos, con nuestro Creador, y emprender el viaje de servicio, que nos lleve la aceptación de su voluntad.

La experiencia es única, tanto para el religioso o para el que no lo sea, y no se puede conocer a cabalidad hasta que uno no pase por ella. Pues nadie ama lo que no conoce.
L.V.R
________________________________________________________
Catolic.net, ha producido una serie de 16 meditaciones a modo de Ejercicios Espirituales, dirigida por el
Padre Mariano de Blas. A través de estas meditaciones, el escucha podrá reproducir en su hogar la dinámica de los ejercicios que imparte este sacerdote alrededor del mundo.

O escríbeme un comentario y te las mandaré gustoso.

19 de marzo de 2009

Aprovechando la Cuaresma

Una vez más el año litúrgico nos ha llevado irreversiblemente al final de la Cuaresma. Tiempo de conversión (1) por excelencia, lo sabemos de sobra. Y como todos los años, aunque no hayamos llegado especialmente preparados, sentimos en nuestro interior el deseo sincero de aprovecharla para acercarnos más a Dios. Reconocemos que esa voz que nos invita a la conversión –“Arrepiéntete y cree en el Evangelio”- viene de lo alto, mucho más arriba que el campanario de la parroquia.

No, no debemos olvidar que la gracia de la conversión es un don de Dios. Y también que, si hay alguien interesado en nuestra conversión, es, nada más y nada menos, Dios. Y nosotros, ¿qué debemos hacer? ¿Qué camino tenemos que seguir para alcanzar nuestro objetivo? La Iglesia nos señala tres medios principales. Podemos aventurarnos a decir que hay tres disciplinas fundamentales para un atleta del espíritu.

La primera es la oración. La oración es generadora de amor. En el encuentro íntimo con Dios, Él nos permite conocerle más y conocernos más a nosotros mismos. Contemplando su amor encenderá en nosotros el deseo de poseerle y este deseo nos llevará a cambiar. ¿Duración del ejercicio? Se pueden comenzar con cinco o diez minutos, lo importante esque sea diario. Y si puede ser frente al
Sagrario, qué mejor.

La siguiente es el sacrificio. Hay muy diversas modalidades de aplicarlo. Cada quien es libre de escoger la que mejor con venga, procurando que sea algo que de verdad cueste y que nos exija voluntad. No hay que perder de vista que la privación voluntaria de algo o el realizar una obra que nos mortifique debe hacerse por amor a Dios.

Si no, no vale. Al hacer el sacrificio hay que tener como telón de fondo la imagen de Cristo ofreciendo su vida por nosotros. Ante esa muestra de amor, todo lo demás que ofrezcamos nos parecerá pequeño…

Como tercera disciplina está la caridad. El ejercicio del amor a nuestros hermanos –todas las personas- por ser ellos también hijos de Dios. También aquí es preciso definir qué se va a hacer. Las manifestaciones son múltiples: guardar la paciencia, hablar bien de los demás, hacer un acto de servicio, prestar atención y consejo al que lo necesita, dar buen ejemplo, compartir los propios bienes. Aún es tiempo de fijarse unos puntos muy concretos y poner toda su buena voluntad en cumplirlos. De esta manera, Dios podrá enviar su gracia a nuestras almas y esta cuaresma habrá sido, verdaderamente, un tiempo de conversión.

(El subrayado es nuestro).

____________________________________________________

(1) Conversión : (del latín, convér-tere = cambiar) Es abrir el corazón y la inteligencia a Dios y con su gracia, realizar un verdadero cambio en la existencia, abandonando el pecado y siendo más fiel al Evangelio. La conversión es indispensable a la fe. Permite recibir a Cristo, fuente de vida eterna. (Glosario de Términos religiosos. CEP. 2005).

8 de marzo de 2009

Carta a una joven

Todos los días echo la red de mis afectos al mar de tu pulcros sentimientos.

Te veo bella como la luna, perfumada como la flor más espléndida que crece en el jardín de esta vida.

Cuando te veo por la calle con tu rostro sonriente, con tu cabello movido por el viento- cogida de la mano de tu amigo- siento una gran admiración por ti.

Eres promesa de una vida nueva, semilla ya crecida que pronto va a dar sus frutos mejorando a esta sociedad en la que te ha tocado vivir.

Me imagino que no andarás con tontadas que estropeen tus años felices de joven.

En la carrera del amor que ya percibes y siente hondamente en tu corazón, vale más quien va más despacio.

Quien mucho corre en esta ciencia eterna del amor, se estrella, posiblemente, en seguida contra el acantilado de la frustración.

Tienes tus años para acabar de tu madurar en tu lindo cuerpo –arpa de mil sonidos diferentes- y en tu madurez espiritual, es decir, en toda la gama de valores que asoman ya en tus cualidades.

Te queda tiempo para madurar. No descuides ningún momento para vivir la vida intensa y profundamente, digna y elegantemente.

Cruza los caminos de esta existencia. Escoge siempre lo mejor y lo más bello para formar una sinfonía de gozo y de júbilo en ti misma.

Huye de la indiferencia y de la mediocridad consumista.

Joven, flor hermosa que crece en este paraíso, hazlo más agradable con tu sabiduría y tu ternura. Lo esperamos de ti.

¡Vive hoy feliz!

4 de marzo de 2009

Cuaresma es tiempo de arrepentimiento.

(...)
La cuaresma es todo un camino de cuarenta días hasta la Pascua, y en este camino, la Iglesia nos va a estar recordando constantemente la necesidad de purificarnos, la necesidad de limpiar nuestro corazón, la necesidad de quitar de nuestro corazón todo aquello que lo aparte de Dios N. S. La Cuaresma es un período que nos va a obligar a cuestionarnos para saber si en nuestro corazón hay algo que nos está apartando de Dios Nuestro Señor. Esto podría ser un problema muy serio para nosotros, porque es como quien tiene una enfermedad y no sabe que la tiene. Es malo tener una enfermedad, pero es peor no saber que la tenemos, sobre todo cuando puede ser curada, sobre todo cuando esta enfermedad puede ser quitada del alma.

Qué tremendo problema es estar conviviendo con una dificultad en el corazón y tenerla perfectamente tapada para no verla. Es una inquietud que sin embargo la Iglesia nos invita a considerar y lo hace a través de la Cuaresma. Durante estos cuarenta días, cuando leemos el Evangelio de cada día o cuando vayamos a Misa los domingos, nos daremos cuenta de cómo la Biblia está constantemente insistiendo sobre este tema: “Purificar el corazón, examinar el alma, acercarse a Dios, estar más pegado a Él. Todo esto, en el fondo, es darse cuenta de quién es Dios y quién somos nosotros.

(...)
Preguntémonos, si hay en nuestra alma algo que nos aparte de Dios. ¿Qué es lo que no nos permite estar cerca de Dios y que todavía no descubrimos? ¿Qué es lo que hay en nosotros que nos impide darnos totalmente a Dios Nuestro Señor?, no solamente como una especie de interés purificatorio personal, sino sobre todo por la tremenda repercusión que nuestra cercanía a Dios tiene en todos los que nos rodean. Solamente cuando nos damos cuenta de lo que significa estar cerca de Dios, empezaremos a pensar lo que significa estar cerca de Dios para los que están con nosotros, para los que viven con nosotros. ¿Cómo queremos hacer felices a los que más cerca tenemos si no nos acercamos a la fuente de la felicidad? ¿Cómo queremos hacer felices a aquellos que están más cerca de nuestro corazón si no los traemos y los ayudamos a encontrarse con lo que es la auténtica felicidad?.

Qué difícil es beber donde no hay agua, qué difícil es ver donde no hay luz. Si a mí, Dios me da la posibilidad de tener agua y tener luz, ¿solamente yo voy a beber? ¿Solamente yo voy a disfrutar de la luz?. Sería un tremendo egoísmo de mi parte. Por eso en este camino de Cuaresma vamos a empezar a preguntarnos: ¿Qué es lo que Dios quiere de mí?¿Qué es lo qué Dios exige de mí? ¿Qué es lo que Dios quiere darme? ¿Cómo me quiere amar Dios?, para que en este camino nos convirtamos, para aquellas personas que nos rodean, en fuente de luz y también puedan llegar aencontrarse con Dios Nuestro Señor. Ojalá que hagamos de esta Cuaresma una especie de viaje a nuestro corazón para irnos encontrando con nosotros mismos, para irnos descubriendo nosotros mismos, para ir depositando esa ceniza espiritual sobre nuestro corazón de manera que con ella vayamos nosotros cubriéndonos interiormente y podamos ver qué es lo que nos aparta de Dios.

(...)
Recorramos así el camino de nuestra Cuaresma, en nuestro ambiente, en nuestra familia, en nuestra sociedad, en nuestro trabajo, en nuestras conversaciones. Buscar el interior para que en todo momento podamos encontrarnos en el corazón, no con nosotros mismos, porque sería una especie de egoísmo personal, sino con Nuestro Padre Dios; con Aquél que nos ama en el corazón, en lo más intimo, en lo más profundo de nosotros.

Que el bajar al corazón en esta Cuaresma sea el inicio de un camino que todos nosotros hagamos, no solamente en este tiempo, sino todos los días de nuestra vida para irnos encontrando cada día con el Único que da explicación a todo. Que la Eucaristía sea para nosotros ayuda, fortaleza, luz, consuelo porque posiblemente cuando entremos en nuestro corazón, vamos a encontrar cosas que no nos gusten y podríamos desanimarnos.

Hay que recordar que no estamos solos. Que no vamos solos en este viaje al corazón sino que Dios viene con nosotros. Más aún, Dios se ofrece por nosotros, en la Eucaristía, para nuestra salvación, para manifestarnos su amor y para darse en su Cuerpo y en su Sangre por todos nosotros.