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31 de julio de 2012

¨La cosecha es el fin del tiempo¨


Evangelio: Mateo 13, 36-43 "Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo" En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: "Acláranos la parábola de la cizaña en el campo". El les contestó: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga". (Aciprensa.com)
 
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Buen día, hace unos días veíamos la parábola del trigo y la cizaña, ahora Jesús nos la explica. Aquella vez veíamos como el Señor ¨sembraba¨su amor o su  palabra como ¨semilla¨ del Reino, y al ¨enemigo¨, que sembraba cizaña por la noche. Contrastábamos la actitud imprudente de los servidores que al notar la cizaña querían sacarla poniendo en riesgo al trigo, con la del Señor, manso y paciente, que decide esperar el momento oportuno para cosechar y así poder cortarla. La interpretación que dábamos era que la siembra de la ¨semilla del Reino¨ se daba en nosotros mismos y que a su vez nosotros también sembrábamos al ¨encontrarnos¨ con los demás. Puesto que la búsqueda del ¨ëncuentro¨ es una respuesta al Amor de Dios. Esta es una interpretación para la vida cotidiana,  pero Jesús, parece que habla de algo distinto.

¨La cosecha¨. Pues la mirada del Señor va más allá que la de nosotros  y es una mirada de eternidad. Su mirada ve toda nuestra vida, nuestra muerte, la vida eterna que consigamos o no, así como ve la vida entera de la humanidad. Es por esto que nos dice que la cosecha es el ¨Final de los tiempos¨, termino que se aplica a la Primera Venida del Señor (Heb 1,2. 9,26 & 1 Cor 10,11) y también a los eventos que preceden a su Segunda Venida (Mt 24,13 & 2 Tim 2,1 & 2 P 3,3). (corazones.org) 

La Iglesia, también nos enseña: ¨El Nuevo Testamento y la Tradición hablan del juicio refiriéndose principalmente al juicio final que ocurrirá tras la segunda venida de Cristo. Pero también aseguran reiteradamente la existencia de un juicio particular inmediatamente después de la muerte. Cada persona tendrá que rendir cuentas a Cristo por su vida. En ese juicio cada uno de nosotros recibirá el veredicto de los que hemos sido en esta vida. Seremos juzgados según [el amor en] nuestras obras y fe¨.. (corazones.org)  Donde Tradición¨, se refiere a la Palabra revelada por Dios que se transmite en la Iglesia.

El campo. Por ello, San Pablo nos insiste : ¨El mensaje del Juicio final llama a la conversión mientras Dios da a los hombres todavía "el tiempo favorable, el tiempo de salvación" (2 Co 6, 2) (catecismo 1041). Esta vida es el campo, el ¨mundo¨ lleno de oportunidades para arrepentirnos, convertirnos y salvarnos, por esto es un tiempo favorable para ¨ganarnos¨ el cielo.

¨La buena semilla¨. Jesús nos dice que son los ciudadanos del ¨Reino¨. Los israelitas anhelaban una sociedad y orden justos. Lucharon por esa causa y esperaban en la ayuda de Dios. Jesús predicó y comenzó en la tierra ese nuevo orden, el Reino de Dios; nos dejó la misión de trabajar por él y la certeza de que un día el Reino de Dios será realidad completa y definitiva. (Vocabulario bíblico-clerus.org)

¨El enemigo¨ Es una persona espiritual, es el diablo (Mt 13,39), el que divide, el que odia a Dios y se opone a nuestra salvación. Es aquel que siembra división dentro de nuestras familias y comunidades, se descubre en nuestros pecados y en nuestra inclinación al mal. Por ello, el deseo de dominar, de poder, de vanidad, de orgullo y de desconfiar, que son faltas al Amor de Dios y al prójimo.(Catecismo 2851)

¨Los cegadores¨Son los ángeles, el Catecismo nos dice ¨San Agustín dice respecto a ellos: (…) ("El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel"). Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan "constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos" (Mt 18, 10), son "agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra" (Sal 103, 20). (catecismo 329) . Por ello siempre están y estarán a las órdenes del Señor tanto para protegernos y cuidarnos en esta vida como para servir en nuestro juicio.

El Juicio Final .Para concluir, el Señor nos dice: ¨Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga".
 

Y el Catecismo nos dice: ¨La resurrección de todos los muertos, “de los justos y de los pecadores” (Hch 24,15), precederá al Juicio final. Esta será “la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación” (Jn 5,28-29). Entonces, Cristo vendrá “en su gloria acompañado de todos su ángeles... Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha, y las cabras a su izquierda. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna” (Mt 25,31.32.46).(Catecismo 1038).

Como vemos, el Señor nos habla de lo que certeramente está por venir, y es inevitable : El Juicio Final. Escuchemos las palabras del Señor: ¨El que tenga oídos, que oiga¨, palabras de advertencia no sólo de lo que nos espera sino de lo que tenemos presente: La Vida. La única que tenemos y que es imprescindible para ¨ganarnos¨el cielo.

Que la misericordia y la confianza en el Señor, no  les falte.

Gracias

 
Más información en: Mateo 13, 24-30


30 de julio de 2012

El Reino de Dios es como el grano de mostaza y como la levadura

Buen día en el Señor, en el evangelio de hoy (Mateo 13,31-35), seguimos meditando el Sermón de las Parábolas, cuyo objetivo es revelar, por medio de comparaciones, el misterio del Reino de Dios presente en la vida del pueblo. El evangelio nos trae dos parábolas, la del grano de mostaza y de la levadura. 

La parábola del grano de mostaza. Jesús dice: "El Reino de los Cielos es como un grano de mostaza“ , un grano muy pequeño que es lanzado en el campo; crece, se hace mayor que las otras plantas y llega a atraer los pájaros que hacen sus nidos. Jesús no explica la historia. 

A nosotros nos toca descubrir lo que esta historia nos revela, Comparto aquí tres puntos que descubrí sobre el Reino a partir de esta parábola:

(a) Jesús dice: "El Reino de los Cielos es como un grano de mostaza“. El Reino no es algo abstracto, ni es una idea. Es una presencia en medio de nosotros (Lc 17,21). Es como el grano de mostaza: presencia bien pequeña, humilde, que casi no se ve. Se trata de Jesús mismo, un pobre carpintero, andando por Galilea, hablando del Reino a la gente de las aldeas. El Reino de Dios no sigue los criterios de los grandes del mundo. Tiene otro modo de pensar y de proceder. 

(b) La parábola evoca una profecía de Ezequiel, en la que se dice que Dios hará brotar una pequeña rama de cedro y la plantará en las alturas de la montaña de Israel. Este pequeño brote de cedro: ” echará ramas y producirá frutos, y se convertirá en un magnífico cedro. Pájaros de todas clases anidarán en él, habitarán a la sombra de sus ramas. Y todos los árboles del campo sabrán que yo, el Señor, humillo al árbol elevado y exalto al árbol humillado, hago secar al árbol verde y reverdecer al árbol seco. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré. (Ez 17,22-23). 

(c) El grano de mostaza, aún siendo pequeño, crece y suscita esperanza. Como el grano de mostaza, así el Reino tiene una fuerza interior y crece. Crece a través de la predicación de Jesús y de los discípulos y de las discípulas, en los poblados de la Galilea. Crece, hasta hoy, a través del testimonio de las comunidades y se vuelve buena noticia de Dios que irradia y atrae a la gente. La persona que llega cerca de la comunidad, se siente acogida, en casa, y hace en ella su nido, su morada.



La parábola de la levadura. La historia de la segunda parábola es ésta: una mujer mezcla un poco de levadura con tres medidas de harina, hasta que todo quede fermentado. Comparto algunos puntos que he descubierto y que me hicieron pensar: 

(a) Lo que crece no es la levadura, sino la masa. El Reino crece por el buen obrar inspirado por la evangelización

(b) Se trata de una cosa bien casera, del trabajo de la mujer en casa. El Reino, se crea por el trabajo humilde y sencillo.

(c) La levadura tiene algo de podrido que se mezcla con la masa pura de la harina. Los pecados y debilidades se mezclan con las virtudes, en la construción del Reino, pues los constructores los traen consigo: pecados y virtudes. 

(d) El objetivo es hacer ‘levitar’ la masa y no apenas una parte. El Reino es para todos.

(e) La levadura no tiene fin en si misma, sino que sirve para hacer crecer la masa. La evangelización sólo sirve para la construcción del Reino aquí en la tierra. 

Por qué Jesús habla en parábolas. Mateo dice que era para que se cumpliera la profecía: " Abriré con parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.". (Sal 78,2). En realidad, para los primeros cristianos todo el Antiguo Testamento era una gran profecía que tenía que anunciar veladamente la venida del Mesías y la realización de las promesas de Dios.

En Marcos 4,34-34, otro motivo era para adaptar el mensaje a la capacidad de la gente. Al ser ejemplos sacados de la vida, Jesús ayudaba a las personas a descubrir las cosas de Dios en lo cotidiano. Jesús hacía percibir lo extraordinario de Dios escondido en las cosas ordinarias y comunes de cada día.




 En este día, encontremos la semilla de mostaza y la levadura en nuestras vidas y familias, y empecemos a ser fermento en los ambientes que encontremos.


Que la misericordia y la confianza en el Señor, no les falte.

Gracias



Del Santo Evangelio Según San Mateo 13, 31-35



En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: "El Reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas". Les dijo otra parábola: "El Reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente". Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: "Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo". (Aciprensa.com)
 

Meditación de San Juan Crisóstomo



(…)



Otra parábola les propuso diciendo: Es semejante el reino de los cielos a un grano de mostaza. Pues había dicho que de la simiente las tres partes perecieron y sólo una se salvó y que a ésta que se salvó la amenazaban tan grandes y numerosos males, para que no fueran a decir: entonces ¿quiénes y cuántos serán los que permanezcan fieles? Les quita semejante temor, y les vuelve la confianza mediante la parábola del grano de mostaza, y les demuestra que la predicación penetrará por doquier. Tal es el motivo de que traiga al medio la comparación con esa legumbre, que viene siendo tan oportuna en esta materia. Con ser, dice, la más pequeña de todas las semillas, cuando ha crecido es la más grande de todas las hortalizas y llega a hacerse árbol, de manera que las aves del cielo vienen a anidar en sus ramas. Quiso dar así un indicio de su grandeza, diciendo que de igual manera sucedería con la predicación. Los discípulos eran los más débiles de todos los hombres y los más pequeños; mas, por haber en ellos una virtud grande, la predicación se difundió por toda la tierra.

Enseguida de esa comparación, puso la del fermento, diciendo: ¨Es semejante el reino de los cielos al fermento que una mujer toma y pone en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta¨. Pues así como el fermento penetra la mucha harina, así vosotros convertiréis a todo el mundo.

-Observa la prudencia. Trae comparaciones de las cosas de la naturaleza para dar a entender que así como en éstas todo sucede por el orden natural, así sucederá en la predicación-
Como si dijera a los apóstoles: ¨No me vayáis a argüir [alegar] diciendo: ¿qué podemos nosotros, doce hombres, metiéndonos entre tan inmensas multitudes? Porque eso mismo hará resplandecer mucho más vuestra virtud: que mezclados con semejante muchedumbre, no temáis ni huyáis.Así como el fermento no fermenta la masa hasta que se mezcla con la harina, y no cuando únicamente se le acerca, sino cuando se mezcla con ella, pues no dice Jesús simplemente puso, sino mezcló, así vosotros, mezclados y juntos con los que os impugnan, los venceréis. Y así como el fermento se mete en la masa, empero no se pierde, sino que lentamente comunica a toda la masa su fuerza y virtud, así sucederá con la predicación¨.

En consecuencia, no temáis por el hecho de haberos yo pre-dicho inmensos trabajos, pues por ese camino brillaréis y superaréis. En cuanto a los tres modios o medidas, tienen aquí muy rico significado. Porque ese número de tres suele usarse para significar muchedumbre.

-Y no te extrañes de que tratando del reino traiga a cuento el trigo y el fermento, pues hablaba a hombres imperitos [no sabios] e ignorantes, a quienes era necesario alentar en esta forma. Eran tan sencillos, que enseguida necesitaron una larga explicación. ¿Dónde están los gentiles [paganos] ? Vengan y conozcan la virtud de Cristo, con ver la verdad de los sucesos. Adórenlo por ambos motivos: por haber predicho cosa tan grande y por haberla realizado. Porque es El quien dio su fuerza al fermento. Para esto mezcló con las multitudes a los que ya creían en El: para que mutuamente nos comuniquemos nuestros conocimientos.-

Que nadie, en consecuencia, acuse su propia debilidad: mucha es la fuerza de la predicación; y lo que una vez ha sido fermentado, se convierte en fermento para los demás. Lo mismo que una chispita de fuego si cae sobre los leños, al quemarlos los convierte en llama y por este medio inflama otros maderos: así sucede con la predicación.

-Sin embargo, Cristo no dijo llama, sino fermento. ¿Por qué?-
Porque en la llama no todo brota de solo el fuego, sino que también algo nace de los leños encendidos, mientras que acá todo lo hace por sí solo el fermento.

-Y si doce hombres fermentaron todo el orbe, piensa cuán grande sea nuestra perversidad, pues siendo en tan gran número no podemos, a pesar de eso, enmendar a ls hombres que pecan, cuando deberíamos bastar para fermentar a mil mundos que hubiera. Objetarás: pero ellos eran apóstoles. Mas esto ¿qué vale? ¿Acaso no eran de tu misma condición? ¿no vivían en medio de las ciudades? ¿no tenían la misma suerte que los demás? ¿no ejercitaban los oficios? ¿eran acaso ángeles? ¿habían bajado del cielo? Alegarás que ellos hacían milagros-.

Pero no fueron los milagros los que los hicieron admirables. ¿Hasta cuándo abusaremos de sus milagros para encubrir nuestra pereza? ¡Atiende al coro de los santos que no hicieron semejantes milagros! Muchos de los que habían arrojado demonios, porque luego obraron la iniquidad, no sólo no fueron admirables, sino que fueron condenados al eterno suplicio.

-Preguntarás: entonces ¿qué fue lo que los hizo grandes?-
El desprecio de las riquezas, el desprecio de la vanagloria, el apartarse de los bienes del siglo [vida no religiosa] . Si esto no hubieran tenido, sino que se hubieran dejado vencer por las enfermedades del alma, aun cuando hubieran resucitado a infinitos muertos, no sólo no habrían sido útiles para nada, sino que se les habría tenido por mentirosos y engañadores. De modo que su manera de vivir es la que por doquiera brilla y lo que les atrajo la gracia del Espíritu Santo.

-¿Qué milagros obró el Bautista, que tantas ciudades se atrajo? Oye al evangelista que afirma no haber hecho milagro alguno: Juan no obró milagros. ¿Por qué fue admirable Elías? ¿Acaso no por la fortaleza con que amonestó al rey? ¿acaso no por el celo de la gloria de Dios? ¿acaso no por su pobreza, su manto de piel de camello, su cueva, sus montes?-
Los milagros fueron a consecuencia y después de esas cosas.

-¿Qué milagros vio el demonio en Job para quedar estupefacto?-

Ningún milagro por cierto, sino una vida excelente y una paciencia más firme que cualquier diamante.

-¿Qué milagro obró David, hijo de Jesé, varón según el corazón de Dios que dijo de él: He hallado a David, hijo de Jesé, varón según mi corazón? ¿Qué muertos resucitaron Abrahán, Isaac, Jacob? ¿a qué leproso limpiaron? ¿Ignoras acaso que los milagros, si no estamos vigilantes, más bien dañan que aprovechan?-

Por ese camino los corintios en gran número sufrieron disensiones; por ése, muchos de los romanos se ensoberbecieron; por ése Simón el Mago fue arrojado de la Iglesia. Y el joven que anhelaba seguir a Cristo fue desechado cuando oyó aquello de: Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo, nidos. Todos ellos porque buscaban o las riquezas o la gloria de hacer milagros cayeron y perecieron. En cambio, la auténtica santidad de vida y el amor a las virtudes, no engendran semejantes codicias, sino que, por el contrario, si las hay las arrojan fuera.

-Cristo mismo, al dar sus leyes a los discípulos ¿qué les decía? ¿Acaso que hicieran milagros a fin de que los hombres los vean?-

¡De ninguna manera!

-Sino ¿que?-:

¨Así ha de lucir vuestra luz ante los hombres que viendo vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos¨.

Tampoco dijo a Pedro: Si me amas, haz milagros; sino: Apacienta mis ovejas? Lo antepone siempre a los otros, juntamente con Santiago y Juan.

-Pero, pregunto: ¿por qué lo antepone? ¿acaso por los milagros?-

Mas todos los discípulos curaban a los leprosos y resucitaban a los muertos, y a todos por igual les concedió semejante don y poder. Entonces ¿por qué se les anteponían aquellos tres? 
 A causa de su virtud.

-¿Observas cómo en todos los casos son necesarias la vida virtuosa y las buenas obras?-
Porque dice Jesús: ¨Por sus frutos los conoceréis¨.

-¿Qué es lo que propiamente constituye nuestra vida? ¿Son acaso los milagros o más bien la exactitud de un excelente modo de vivir?

Es claro ser lo segundo. Los milagros de eso toman ocasión y a eso se encaminan. Quien lleva una vida excelente se atrae la gracia de los milagros; y el que tal gracia recibe, para eso la recibe, para enmendar la vida de los demás. Cristo mismo para eso hizo los milagros, para hacerse digno de fe y atraer así a los hombres e introducir en el mundo el ejercicio de la virtud. Por lo mismo de esto es de lo que sobre todo cuida, pues no se contenta con hacer milagros, sino que amenaza con el infierno y promete el reino; y por este camino establece aquí sus leyes inesperadas, y nada deja por hacer para igualarnos a los ángeles. Pero ¿qué digo que Cristo lo hacía todo por este motivo? Dime, si alguno te diera a escoger entre resucitar a su nombre a los muertos o morir por su nombre ¿qué escogerías? ¿No es cosa clara que optarías por lo segundo? Pues bien: lo primero es milagro; lo segundo, obras buenas. Si alguno te diera el poder de convertir el heno en oro y te pusiera la disyuntiva entre eso y conculcar el oro como si fuera heno ¿acaso no elegirías lo segundo? Y por cierto, con toda justicia, porque esto segundo atraería a todos los hombres. Si vieran el heno convertido en oro, todos querrían tener un poder semejante, como le sucedió a Simón Mago; y así se acrecentaría la codicia de las riquezas. En cambio, si vieran que todos despreciaban el oro como si fuera heno, hace tiempo estarían libres de aquella codicia y enfermedad.

-¿Adviertes cómo la vida virtuosa es lo que más ayuda? Y digo la vida virtuosa. No el ayuno, ni el saco, ni la ceniza por lecho, sino el desprecio de las riquezas en la forma en que es conveniente despreciarlas, el amor del prójimo, la limosna, el suministrar el pan al hambriento, el aplacar la ira, el alejar la vanagloria, el echar fuera la envidia. Esto nos enseñó Cristo cuando decía: Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón.-

No dice: aprended de Mí que he ayunado, aunque podía alegar sus cuarenta días de ayuno. Pero no los alega, sino que dice: que soy manso y humilde de corazón. Y cuando envió a los discípulos a predicar no les dijo ayunad, sino: Comed lo que os fuere servido En cambio, en lo referente a la riqueza, estableció una ley severa diciendo: No os procuréis oro ni plata ni cobre para vuestro cinto.

Y no digo esto en vituperio del ayuno ¡lejos de mí tal cosa! Por el contrario, lo alabo. Pero me aflijo cuando veo que vosotros, dejando a un lado las demás virtudes, creéis que basta con el ayuno para vuestra salvación, siendo así que el ayuno, en el conjunto de las virtudes, ocupa el último lugar. Las virtudes principales son la caridad, la justicia, la limosna, que incluso es superior a la virginidad. De modo que si quieres llegar a ser igual a los apóstoles, nada lo impide. Si semejante vida virtuosa emprendes, eso te basta para que nada tengas menos que aquéllos.

En conclusión: que nadie se detenga esperando milagros. Se entristece el demonio cuando se le arroja de los cuerpos; pero mucho más se entristece cuando ve al alma libre de pecados. Y en esta liberación consiste la mayor virtud del alma. Por el pecado murió Cristo, para destruirlo; porque el pecado introdujo la muerte, y por él vino todo el desorden. Si quitas el pecado habrás quebrantado las fuerzas del demonio, habrás destrozado su cabeza, habrás deshecho toda su fortaleza, habrás dispersado su ejército, habrás hecho el milagro más grande de todos los milagros. No es esto palabra mía sino del bienaventurado Pablo. Porque habiendo él dicho: Aspirad a los mejores dones, pues os he demostrado un camino mejoré no dijo que fuera el de los milagros, sino la caridad, raíz de todos los bienes.

De manera que si ésta ejercitamos y el demás consiguiente ejercicio de la virtud, no necesitamos milagros; así como por el contrario, si no nos ejercitamos en las virtudes, de nada nos servirán los milagros. Considerando todas estas cosas, por las que los apóstoles fueron grandes, imitémoslas. ¿Cómo se hicieron ellos grandes? Oye a Pedro que dice: He aquí que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido: ¿qué tendremos de premio? Oye a Cristo que le responde: Os sentaréis sobre doce tronos; y todo el que dejare hermanos o hermanas o padre o madre o hijos o campos, recibirá el céntuplo en este siglo y heredará la vida eterna.

En consecuencia, apartémonos nosotros de todos los negocios seculares [asuntos que llevan a pecar], consagrémonos a Cristo, para así igualarnos a los apóstoles, según esa sentencia de Cristo; y para así disfrutar de la vida eterna. La cual ojalá que todos alcancemos por gracia y benignidad de nuestro Señor Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. 

Amén. 

La intención es lo que importa

Autor: Oscar Schmidt | Fuente: www.reinadelcielo.org
La única verdadera es que tenemos en el corazón. ¡Y sólo Dios puede ver lo que ocurre en nuestros corazones!.

La intención es lo que importa

Es muy notable como la misma actitud, el mismo gesto, puede en dos personas distintas contener significados opuestos. Una buena acción de alguien a veces nos deja con la extraña sensación de que algo está mal allí. Y la misma situación puesta en cabeza de otra persona parece ser sin dudas un gesto de amor sincero.

Otras veces, una acción que nos parece incorrecta a la luz de nuestro pobre juicio, nos deja con la impresión de que en el fondo puede no estar tan mal. Y puesta en cabeza de otra persona, ¡definitivamente es una mala actitud! ¿Qué es lo que ocurre?.

Ocurre que hay algo que es invisible a nuestros ojos: es la intención verdadera que tiene la persona en el corazón. ¡Y sólo Dios puede ver lo que ocurre en nuestros corazones!. Es por este motivo que Jesús nunca dejaba a sus discípulos juzgar a los demás, porque muchas veces el silencio humilde de una persona la colocaba en actitud incómoda frente a los hombres, ante un supuesto mal gesto. Sin embargo, en su corazón, esta persona guardaba una intención recta y sincera para con Dios. Y otras veces, quienes se esforzaban en aparecer justos y nobles frente a los hombres eran quienes abrigaban intenciones más indignas en el corazón.

Las cosas que se hacen deben estar originadas en intenciones virtuosas, intenciones de hacer el bien. Esto es mas importante que las consecuencias mismas de nuestras acciones, ya que Dios ve en lo profundo de nuestros corazones, muy por encima de la opinión de los hombres sobre nuestros actos. Y no hay que preocuparse tanto de cómo luzcamos frente a los demás, ya que no son ellos quienes nos juzgarán cuando llegue el momento de sopesar nuestra vida: será el Justo Juez, Jesús, quien dictamine si hubo intención virtuosa en la forma en que hemos vivido.

Por otra parte, es preferible pensar que los demás tienen una intención virtuosa en sus actos, y no desconfiar al extremo de accionar permanentemente nuestras defensas en anticipación a ser engañados o perjudicados. Si el otro tuvo intención virtuosa, Dios verá con agrado como dos de sus hijos obran en el bien. Y si el otro se aprovechó de mi, pues tendré un perjuicio a nivel humano, pero seré visto con mirada agradable por Dios. Y el juicio Divino recaerá sólo sobre el otro.

Jesús llevó la intención virtuosa al extremo de jamás haber pecado. Y si bien El es Dios, también fue hombre. Y como tal estuvo sometido a la tentación: recordemos los cuarenta días en el desierto, y tantas otras veces en que los hombres lo sometieron a presiones e intentos de engaño. Sin embargo, en treinta y tres años de vida ¡jamás pecó!. Buena parte de las acusaciones que los hombres hicieron para llevarlo a la muerte, fueron acumulándose en la negativa de Cristo a aceptar las reglas de juego del mundo: El simplemente tuvo intención virtuosa en todo lo que hizo, más allá de las reacciones de los hombres. Claro que llevar la intención virtuosa a tal extremo de perfección tuvo sus consecuencias: ¡Nuestro Señor terminó crucificado en el Gólgota!.


Hagamos todo en la vida con una intención virtuosa, con ánimo de hacer el bien. Las cosas nos podrán ir bien o mal, pero sin dudas estaremos en el sendero que Dios marca para nosotros.


¡La mirada de Dios es lo único que cuenta!.


 Oscar Schmidt
El subrayado es nuestro







29 de julio de 2012

Jesús es el único y verdadero Pan del cielo

Buen día en el Señor, el evangelio de hoy (Juan 6, 1-15), nos relata el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Este pasaje está colocado en la parte del evangelio llamada "libro de los signos" (desde 1,19 hasta 12,50), en los cuales se describen y se comentan los siete grandes "signos" de auto revelación realizados por Jesús. en los que se ¨muestra¨como el mesías prometido y esperado.

En este evangelio, al milagro, se le une el sermón del pan de vida (6,29-59), la gran fuente de reflexión teológica sobre el sacramento de la eucaristía. Pues en todo el texto se ponen de relieve, palabras, ideas y gestos, característicos de la liturgia o culto público cristiano.

Los temas mayores de este pasaje son aquellos relacionados con el simbolismo del pan y el compartir el alimento. Otros motivos importantes presentes son los de la fe en Jesús y en su modo de interpretarlo como el mesías, a imagen de Moisés.

Subió Jesús al monte y se sentó allí con sus discípulos. Cerca de la Pascua, la fiesta de los judíos, Jesús sube al monte como Moisés y se sienta rodeado de sus discípulos. El gesto de sentarse para enseñar era propio de los rabinos.

Al levantar los ojos Jesús vio que venía hacia él mucha gente:, porque veían las señales que realizaba en los enfermos: anteriormente (2,23-25). En ambas ocasiones, Jesús desaprueba tales motivaciones (2,24-25;6,5.26).

¨ Dice a Felipe; ¿Dónde vamos a comprar panes para que coman estos?, y Juan señala: ¨Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer¨ La pregunta se dirige al origen divino de Jesús, pues sólo de El vienen los milagros y el comentario de Juan, es para resaltar la ignorancia de Felipe, pues no conocía quien era Jesús y lo que podía hacer. Felipe, sin entender responde preguntando.

¨Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco": La cifra corresponde al salario de doscientos días de trabajo de un obrero (cfr. Mt 20,13; 22,2)..Juan quiere subrayar la grandiosidad de la obra divina y la desproporción de los recursos humanos. Ante esto,  Andrés señala aun muchachito.

"Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces": El muchacho, en el texto griego (paidarion) es justo un "muchachito": una persona sin ninguna importancia social. El pan de cebada, era un alimento barato usado por los pobres. Parece ser (cfr. Lc 11,5) que el alimento normal para una persona eran tres panes. Los peces-secos (opsarion) era el alimento que se consumía normalmente con el pan. Jesús, dispone todo y los discípulos en el acto responden. 

"Haced que se recueste la gente...eran unos cinco mil hombres": Jesús antes de obrar los "hace recostar" o "tumbarse" pues era costumbre comer así, en el ritual de la Pascua y en todo banquete. 

¨Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió...y lo mismo los peces: Estas palabras de Jesús están muy cercanas a las del rito eucarístico. Igual que el presidente de la mesa de Pascua, Jesús mismo parte el pan y lo distribuye. De igual modo hará en la última Cena. Juan quiere llamar la atención sobre la persona de Jesús, como único y verdadero dador del "pan del cielo".

Comieron todo lo que quisieron...y se saciaron: Es la abundancia prometida por los profetas (cfr., por ej. Is 25, 6; 30,23; 49, 9;56, 7-9; Os 11,4; Sal. 37, 19; 81,17; 132, 15). La comida fue tan abundante que sobró.

"Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda": Este pan, sin embargo, es un "pan que perece" y no que no se puede comparar con el verdadero "pan del cielo" (cfr. 6, 24). El mandato de recoger (synagein) lo que sobra, hace referencia a lo que estaba prescrito sobre el maná (cfr. Ex 16,15 ss).

"Llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes que sobraron": La frase quiere hacer subrayar la gran abundancia que vino de los panes bendecidos por Jesús. La gente terminó satisfecha, por el pan mas no por el signo de salvación.

Al ver la gente la señal que había realizado, decía: "Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo."  La gente, según Marcos ( 6,52 y 8, 14-21), no entendieron el significado del milagro. El evangelio de Juan pone de relieve el significado del "signo" del milagro.

La muchedumbre no se equivoca al decirle "es el verdadero profeta que tenía que venir a este mundo":aunque no tome conciencia de ello. El es el que realiza la promesa divina de enviar un profeta "igual a Moisés" (Dt 18,15-18). 

 "Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerlo rey, huyó de nuevo al monte él solo": Jesús después del milagro; quería evitar que su papel como Mesías fuera "manipulado" por manifestaciones políticas por parte de la gente. Jesús confirma de nuevo su elección (cfr. Mt 4,1-10), la que realizará hasta el final, delante de Pilato (19, 33-37). 

 En este domingo, miremos a Cristo que siempre atento a nuestras necesidades, no duda en convertirse en pan para saciar nuestra hambre. 


Que la misericordia y la confianza en el Señor, no les falte
Gracias






Del Santo Evangelio Según San Juan 6,1-15




En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: "¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?" Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe contestó: "Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo." Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?" Jesús dijo: "Decid a la gente que se siente en el suelo." Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: "Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie." Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: "Éste sí que es el Profeta que tenía que venir la mundo." Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.(Aciprensa.com)
 

Meditación de San Juan Crisóstomo 

 (…)

Dice: Y lo seguía un gran gentío porque veían los milagros que obraba. No lo seguían aún con ánimo muy firme, pues antes que tan eximias enseñanzas, más bien los atraían los milagros: cosa propia de gente ruda. Porque dice Pablo: ¨Los milagros son no para los fieles, sino para los no creyentes¨. En cambio Mateo no pinta así ese pueblo, sino que dice: Y todos se admiraban de su doctrina, pues los enseñaba como quien tiene potestad.

-Mas ¿por qué ahora se retira al monte y ahí se asienta con sus discípulos?-

Porque va a hacer un milagro. Que sólo los discípulos subieran con El, culpa fue del pueblo que no lo siguió. Pero no fue ése el único motivo de subir al monte, sino además para enseñarnos que debemos evitar el tumulto de las turbas y que la soledad se presta para el ejercicio de la virtud. Con frecuencia sube solo al monte a orar y pasa la noche en oración, para enseñarnos que quien se acerca a Dios debe estar libre de todo tumulto y buscar un sitio tranquilo. 

-Preguntarás: ¿por qué no sube a Jerusalén para la festividad, sino que mientras todos se dirigían a Jerusalén, El se retiró a Galilea; y no va solo, sino que lleva a los discípulos, y luego baja a Cafarnaúm?-

Poco a poco va abrogando [derogando] la ley, tomando ocasión de la perversidad de los judíos. Y como hubiese levantado la mirada y viera la gran turba. Por aquí declara el evangelista que Jesús nunca se asentaba con sus discípulos sin motivo, sino tal vez para enseñarlos y hablar con mayor cuidado y para más unirlos consigo. Vemos por aquí la gran providencia que de ellos tenía, y cómo a ellos se acomodaba y se abajaba. Y estaban sentados, quizá mirándose frente a frente.

Luego, habiendo explayado su mirada, vio una gran turba que venía hacia El. Los otros evangelistas refieren que los discípulos se le acercaron y le rogaron y suplicaron que no la despidiera en ayunas. Juan, en cambio, presenta al Señor preguntando a Felipe. A mí ambas cosas me parecen verdaderas, aunque no verificadas al mismo tiempo; sino que precedió una de ellas; de manera que en realidad se narran cosas distintas. 

-¿Por qué pregunta a Felipe?-

Porque sabía muy bien cuáles de los discípulos estaban más necesitados de enseñanza. Felipe fue el que más tarde le dije: ¨Muéstranos al Padre y esto nos basta¨. Por tal motivo es a él a quien primeramente instruye. Si el milagro se hubiera realizado sin ninguna preparación, no habría brillado en toda su magnitud. Por lo cual cuida Jesús de que previamente Felipe le confiese la escasez; para que con esto, el milagro le pareciera mayor.

-Observa lo que dice a Felipe: ¿De dónde obtendremos tantos panes como para que éstos coman? - 

Del mismo modo en la Ley Antigua dijo a Moisés antes de obrar el milagro: ¿Qué es lo que tienes en tu mano? Y como los milagros repentinos suelen borrar de nuestra memoria los sucesos anteriores, en primer lugar ató a Felipe con la propia confesión de éste, para que no sucediera que después, herido de estupor, se olvidara de lo que había confesado; y para que por aquí, mediante la comparación, conociera la magnitud del milagro. Como en efecto sucedió.

A la pregunta contestó Felipe: ¨Doscientos denarios de panes no bastarían para que cada uno tomara un bocado. Esto se lo decía a Felipe para probarlo, pues El sabía bien lo que iba a hacer¨.

-¿Qué significa: para probarlo? ¿Acaso ignoraba Jesús lo que Felipe respondería? Semejante cosa no puede afirmarse. ¿Cuál es pues el pensamiento que encierra esa expresión?-

Podemos conocerlo por la Ley Antigua. También en ella leemos: ¨Sucedió después de estas cosas que Dios tentó a Abrahán y le dijo: Toma a tu hijo unigénito, al que amas, Isaac¨. No se lo dijo para saber si obedecería o no el patriarca, pues Dios todo lo ve antes de que acontezca; sino que en ambos pasajes habla al modo humano. Lo mismo, cuando la Escritura dice: Dios escruta los corazones de los hombres no significa ignorancia, sino un conocimiento exacto. Igualmente cuando dice: tentó, no significa otra cosa sino que El con exactitud ya lo sabía.

Podría entenderse en este otro sentido; o sea que tuvo mayor experiencia de ellos, cuando a Abrahán entonces y ahora a Felipe los lleva a un más profundo conocimiento del milagro.

-Por lo cual el evangelista, para que no dedujeras algo absurdo, a causa de la sencillez de la palabra, añadió: ¨Sabía bien El lo que iba a hacer¨. Por lo demás, bien está observar cómo el evangelista, siempre que hay lugar a una opinión torcida, al punto cuidadosamente la desbarata. De modo que, para que los oyentes en este pasaje no imaginaran algo erróneo, aprontó esa corrección: Sabía bien El lo que iba a hacer.- 

De igual modo, en el otro pasaje, cuando dice el evangelista que los judíos perseguían a Jesús: No sólo porque traspasaba el sábado, sino también porque decía que su Padre era Dios, haciéndose igual a DIOS, si no hubiera sido este mismo el pensamiento de Cristo, confirmado con las obras, también habría añadido el evangelista esa corrección. Si en las palabras que Cristo habla, teme el evangelista que alguno pueda caer en error, mucho más lo habría temido en las que otros decían acerca de Cristo, si hubiera notado que no se tenía de El la verdadera opinión. Pero nada dijo, pues conocía el pensamiento de Cristo y su decreto inmutable. Por lo cual, una vez que dijo: Haciéndose igual a Dios, no añadió la corrección porque en esto la opinión de los judíos no andaba errada sino que era verdadera y estaba confirmada con las obras de Cristo. 

Habiendo, pues, el Señor preguntado a Felipe: ¨Respondió Andrés, el hermano de Simón Pedro: Hay aquí un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos. Pero ¿qué significa esto para tantos?¨ Más altamente piensa Andrés que Felipe; y sin embargo, no llegó al fondo del asunto. Por tal parte, pienso que no sin motivo se expresó así: sino que teniendo noticia de los milagros de los profetas, como el de Elíseo sobre los panes, por aquí elevó su pensamiento a cierta altura, pero no llegó a la cima. 

Aprendamos por aquí los que nos hemos entregado a los placeres cuál era el alimento de aquellos varones admirables, cuán pobre, de qué clase; e imitémoslos en la condición y frugalidad [escasez] de su mesa. Lo que sigue demuestra una extrema rudeza y debilidad en la fe. Porque una vez que hubo dicho: ¨Tiene cinco panes de cebada¨, añadió: ¨Pero ¿qué significa esto para tantos?¨ Le parecía que quien hacía milagros de pocos panes los haría de otros pocos y quien los hacía de muchos panes los haría de muchos otros. Pero iban las cosas por otros caminos. Puesto que a Jesús lo mismo le daba de muchos panes o de pocos preparar una cantidad inmensa, ya que no necesitaba de materia previa. Para que no pareciera que las criaturas estaban fuera del alcance de su sabiduría, como erróneamente afirmaban los marcionitas [secta del 144d.c], usó de la criatura para obrar el milagro; y lo obró cuando ambos discípulos menos lo esperaban. De este modo obtuvieron mayor ganancia espiritual, habiendo de antemano confesado lo difícil del negocio: para que, llevado a cabo el prodigio, reconocieran el poder de Dios. 

-Y pues iba a obrarse un milagro ya antes obrado también por los profetas, aunque no del mismo modo; y lo iba a verificar Jesús comenzando por la acción de gracias, para que la gente ruda no cayera en error, observa cómo todo lo que hace va levantando las mentes y poniendo de manifiesto la diferencia. Cuando aún no aparecían los panes, ya El tenía hecho el milagro; para que entiendas que tanto lo que ya existe como lo que aún no existe, todo le está sujeto, como San Pablo: El que llama lo que no existe a la existencia como si ya existiera- 

Pues como si ya estuviera la mesa puesta, mandó que al que al punto se sentaran a ella; y de este modo levantó el pensamiento de los discípulos.

Como ya por la pregunta anterior habían logrado provecho espiritual, al punto obedecieron v no se conturbaron ni dijeron: ¿Qué es, esto? ¿por qué ordenas sentarse a la mesa cuando aún nada hay que poner en ella?, modo que aún antes de ver el milagro comenzaron a creer, los que al principio no creían y decían: ¿De dónde compraremos panes? Mas aún: activamente dispusieron que las turbas se sentaran. Mas ¿por qué cuando va a sanar al paralítico, a resucitar al muerto, a calmar el mar no ruega, y ahora en cambio cuando se trata de panes sí lo hace? Es para enseñarnos que antes de tornar es alimento se ha de dar gracias a Dios. Por lo demás acostumbra El hacerlo en cosas mínimas para que entiendas que no lo hace porque le sea necesario. Pues si le hubiera sido necesario. Mas bien era en las grandes en las que lo habría hecho. Pero quien en las grandes procedía así con autoridad propia, sin duda que lo otro lo hace abajándose al modo de ser humano. 

Por otra parte, estaba presente una turba inmensa a la cual era necesario persuadir de que El había venido por voluntad de Dios. Por esto cuando obra un milagro estando solo y en privado, no procede así; pero cuando lo hace en presencia de muchos y para persuadirlos de que El no es contrario a Dios, ni adversario del Padre, con dar gracias suprime toda sospecha errónea y acaba con ella. Y los distribuyó entre los que estaban sentados. Y se saciaron. 

(...)


La multitud no iba a sacar ganancia grande espiritual de los milagros; y, en efecto, rápidamente lo olvidaron y pedían un nuevo milagro. Por lo demás, a Judas le sobrevino gravísima condenación del hecho de llevar su espuerta [cesta]. Pues que el milagro se haya obrado para instrucción de los discípulos, consta por lo que se dice al fin; que tuvo Jesús que traérselo a la memoria y decirles: ¿Aún no comprendéis ni recordáis cuántos canastos recogisteis? Y el mismo motivo hubo para que el número de las espuertas fuera doce. O sea, igual al de los discípulos. En la otra multiplicación, como ya estaban instruidos, no sobraron tantos canastos, sino solamente siete espuertas. Por mi parte yo me admiro no únicamente de la abundancia de panes, sino además de la multitud de fragmentos y de lo exacto del número; y de que Jesús cuidara de que no sobraran ni más ni menos, sino los que El quiso, pues sabía de antemano cuántos panes se iban a consumir; lo que fue señal de un poder inefable.

De modo que los fragmentos confirmaron ambos milagros y demostraron que no era aquello simple fantasmagoría, sino restos de los panes que habían comido. En cuanto al milagro de los peces, en esa ocasión se verificó con los peces preexistentes; pero después de la resurrección se verificó sin materia preexistente.

-¿Por qué?-

Para que adviertas cómo también ahora usó de la materia como Señor; no porque la necesitara como base del milagro, sino para cerrar la boca a los herejes.

Y las turbas decían: ¨verdaderamente éste es el Profeta¨. 

-¡Oh avidez de la gula! Infinitos milagros mayores que éste había hecho Jesús y nunca las turbas le habían hecho semejante confesión, sino ahora que se hartaron-.
Pero por aquí se ve claramente que esperaban a un profeta eximio [muy ilustre] Allá con el Bautista preguntaban: ¨¿Eres tú el Profeta? Acá afirman: Este es el Profeta¨. Pero Jesús, en cuanto advirtió que iban a venir para arrebatarlo y proclamarlo rey, se retiró de nuevo El solo a la montaña.

-¡Por Dios! ¡cuán grande es la tiranía de la gula! ¡cuán inmensa la humana volubilidad! Ya no defienden la ley; ya no se cuidan del sábado violado; ya no los mueve el celo de Dios. ¡Repleto el vientre, todo lo han olvidado! Tenían consigo al Profeta e iban a coronarlo rey; pero Cristo huyó-

-¿Por qué lo hizo?-

Para enseñarnos que se han de despreciar las dignidades humanas y demostrar que El no necesita de cosa alguna terrena. Quien todo lo escogió humilde -madre, casa, ciudad, educación, vestido- no iba a brillar mediante cosas terrenas. Las celestiales, eximias y preclaras eran: los ángeles, la estrella, el Padre clamando, el Espíritu Santo testimoniando, los profetas ya de antiguo prediciendo; mientras que en la tierra todo era vil y bajo. Todo para que así mejor apareciera su poder. Vino a enseñarnos el desprecio de las cosas presentes y a no admirar las que en esta vida parecen espléndidas; sino que todo eso lo burlemos y amemos las cosas futuras. Quien admira las terrenas no admirará las del cielo. 

Por eso decía Cristo a Pilato: ¨Mi reino no es de este mundo¨. Para no parecer que para persuadir echaba mano de humanos terrores y poderes. 

-Pero entonces ¿por qué dice el profeta: ¨He aquí que viene a ti tu rey, humilde y montado en un pollino?-

Es que el profeta trataba del reino celeste y no del terreno. Por lo cual decía también: ¨Yo no acepto gloria del hombre¨. 

Aprendamos, pues, carísimos, a despreciar los humanos honores y a no desearlos. Grande honor poseemos, con el cual comparados los honores humanos son injurias y cosa de risa y de comedia; así como las riquezas terrenas comparadas con las celestiales son verdadera pobreza, y esta vida comparada con la otra es muerte. Dice Cristo: Deja a los muertos que entierren a sus muertos. De modo que si esta gloria con aquella otra se compara, es vergüenza y burla. No anhelemos ésta. Si quienes la proporcionan son mas viles que la sombra y el ensueño, mucho más lo es ella: La gloria del hombre como flor del heno. Pero aun cuando fuera duradera ¿qué ganancia sacaría de ella el alma? ¡Ninguna! Al revés, daña sobremanera y hace esclavos de peor condición que los que en el mercado se venden, puesto que han de servir no a un señor, sino a dos, a tres, a mil que ordenan mil cosas diversas. ¡Cuánto mejor es ser libre que no esclavo! Libre de la servidumbre de los hombres y siervo del Señor Dios que ordena. Pero en fin, si de todos modos has de amar la gloria, ama la gloria inmortal. Su esplendor es de más brillo y mayor es si: ventaja.

28 de julio de 2012

El trigo y la cizaña crecen hasta el momento de Dios.

Buen día en el Señor, el evangelio de hoy nos presenta la parábola del trigo y la cizaña (Mateo 13,24-30). Durante siglos, por causa de la observancia de las leyes de pureza, los judíos habían vivido separados de las demás naciones. Este aislamiento marcó su vida. Y hasta después de haberse convertido, algunos seguían estas mismas observancias que los separaban de los demás. Ellos querían la pureza total. Cualquier señal de impureza debía de ser extirpada en nombre de Dios. “No puede haber tolerancia con el pecado”, así decían.

El sembrador siembra la buen semilla. ¨El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo¨.El hombre de por si busca encontrarse con alguien. Y este anhelo del ¨encuentro¨ es una respuesta al Amor de Dios que nos reúne. De esta manera nacen parejas, familias, comunidades de algún tipo, en los cuales hay un propósito bueno y de servicio.  La palabra de Dios que expresa ese Amor, también ¨siembra¨ ese encuentro en el  ¨campo¨ del Señor.

La siembra del enemigo. ¨Los siervos del amo se acercaron a decirle: `Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?¨ y el dueño respondió: ¨Un enemigo lo hizo¨. El catecismo nos enseña: ¨En esta petición [del padre nuestro], el mal no es una abstracción, sino que designa una persona, Satanás, el Maligno, el ángel que se opone a Dios. El "diablo" ["dia-bolos"] es aquel que "se atraviesa" en el designio de Dios y su obra de salvación cumplida en Cristo¨. (Catecismo 2851)

El enemigo es una persona espiritual, es el diablo (Mt 13,39), el que divide, el que odia a Dios y se opone a nuestra salvación. Es aquel que siembra división dentro de nuestras familias y comunidades, se manifiesta en nuestros pecados y nuestra inclinación al mal. Por ello, el deseo de dominar, de poder, de vanidad, de orgullo y de desconfiar, que son faltas al Amor de Dios y al prójimo.

Los siervos quieren recojerla. ¨Dícenle los siervos: `¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?'¨Reacción solicita y dispuesta pero ciertamente imprudente, pues pensaban en una sola cosa: la de salvar la buena semilla a ¨toda costa¨. La poca prudencia, la vemos en la consulta a su Señor.

En nosotros, se manifiesta en el deseo de cambiar las cosas motivados por el rechazo a la diferencia u oposición a los otros.  Que nos hace decir o sentir: ¨Ellos no son como nosotros, hay que cambiar las cosas¨

La calma del Señor. Díceles: `No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero.'» El Señor contradice en todo a los siervos, en lo que dice y en la actitud que muestra, pues decide esperar el momento oportuno. El Señor ama al trigo más que los siervos, y no está dispuesto a perderlo, no quiere siquiera arriesgarse. 

La paciencia y la mansedumbre: ¨Es propio de la virtud de la paciencia moderar los excesos de la tristeza, y de la virtud de la mansedumbre moderar los arrebatos de cólera que se levanta impetuosa para rechazar el mal presente. El esfuerzo por ejercer la paciencia y la mansedumbre como virtudes requiere un combate que requiere violentos esfuerzos y grandes sacrificios. Pero cuando la paciencia y la mansedumbre son frutos del Espíritu Santo, apartan a sus enemigos sin combate, o si llegan a combatir, es sin dificultad y con gusto. La paciencia ve con alegría todo aquello que puede causar tristeza. Así los mártires se regocijaban con la noticia de las persecuciones y a la vista de los suplicios. Cuando la paz está bien asentada en el corazón, no le cuesta a la mansedumbre reprimir los movimientos de cólera; el alma sigue en la misma postura, sin perder nunca su tranquilidad. Porque al tomar el Espíritu Santo posesión de todas sus facultades y residir en ellas, aleja la tristeza o no permite que le haga impresión y hasta el mismo demonio teme a esta alma¨ (corazones- org) 

En nosotros y en nuestras comunidades, hay deseos, actitudes o actos que ama el Señor pues por que El los ha sembrado. Por ello quiere protegerlos, guardarlos y cuidarlos. Ante esto nos da la gracia, su ayuda, con la paciencia y la mansedumbre para enfrentar la tristeza del conflicto, moderar nuestro deseo de violencia y no perder la tranquilidad y la paz que es su presencia hasta el momento oportuno que actúe en nuestras vidas. 

En este día, descubramos el trigo y la cizaña presentes en nosotros mismos y en nuestras familias, y entregémoselas al Amor de Dios. 

Que la misericordia y la confianza en el Señor no les falte. 

Gracias.  
Mpas información en :




Del Santo Evangelio Según San Mateo 13, 24-30


En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: 'Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero. (Aciprensa.com)


Meditación de San Juan Crisóstomo 

 (…)

-¿Qué diferencia hay entre esta parábola y la anterior?-

Que en la anterior habla de los que no atendieron, sino que rechazaron la simiente [semilla]; mientras que en ésta se trata de los grupos de herejes. Antepuso aquélla para no perturbar a los discípulos, una vez que les hubo explicado por qué a los otros hablaba en parábolas. En la anterior decía que no se le recibía; en esta otra dice que hay corruptores recibidos juntamente con los discípulos. Porque es astucia propia del demonio mezclar siempre con la verdad el error coloreado con apariencias de verdad, de manera de poder por este medio engañar fácilmente a los sencillos. Por tal motivo, no nombró otra clase de simientes, sino sólo la cizaña, que es una semilla semejante al trigo.

Luego indica el modo de las asechanzas, diciendo: Mientras su gente dormía. Un precipicio y peligro no pequeño se propone aquí a los prelados [autoridades eclesiásticas]  , a quienes especialmente se ha encomendado el cuidado del campo; pero no sólo a ellos, sino también a los súbditos. Y se declara cómo el error vino en pos de la verdad, cosas que los sucesos han confirmado. Porque en pos de los profetas llegan los seudoprofetas; en pos de los apóstoles, los seudoapóstoles; en pos de Cristo, el Anticristo. Pues si el diablo no ve algo que imitar o algunos a quienes armar asechanzas, ni las pone ni sabe nada. En el caso, como ve que una simiente produjo el ciento por uno, otra el sesenta, otra el treinta, echa él por otro camino.
No pudiendo arrancar lo que ya ha arraigado, ni sofocarlo, ni quemarlo, se vale de otra astucia, y siembra en otros su propia simiente. 

-¿Preguntarás en qué se diferencian estos hombres que se duermen de aquellos que fueron significados por el camino?-

En que en éstos la simiente fue arrebatada al punto, pues el diablo ni siquiera la dejó echar raíces, mientras que en los otros tuvo necesidad de un mayor artificio. Esto dijo Cristo para enseñarnos que es necesario vigilar sin interrupción. Como si dijera: aun cuando huyas de aquel daño, todavía queda otro. Como allá el daño vino por la senda, las piedras, las espinas, así acá llega por el sueño. De modo que se hace necesaria una vigilancia continua. 

-Por esto decía: Quien perseverare hasta el fin, ése será salvo-
 
Algo parecido sucedió allá a los comienzos. Porque muchos prelados, habiendo dejado entrar en la Iglesia a malvados herejes, dieron amplio lugar a semejantes asechanzas. Porque ningún trabajo le queda al demonio, una vez que ha introducido a semejantes hombres. 

-Preguntarás: ¿Un medio para evitar el sueño?- 

En cuanto al sueño natural, es imposible evitarlo; pero no así el de la voluntad. Por lo cual decía Pablo: ¨ Velad y estad firmes en la fe¨. Y demuestra que semejante obra del demonio es no sólo mala y dañosa, sino además superflua; puesto que cuando ya el campo está cultivado y ningún otro trabajo necesita, entonces viene el diablo a sembrar. 

Es lo que hacen los herejes, porque infiltran su veneno únicamente por vanagloria. Y describe Cristo toda la escena exactamente no sólo con estas palabras, sino también con las que siguen. Pues dice: ¨Una vez que creció la hierba y dio fruto, entonces apareció la cizaña¨: que es lo que hacen los herejes. Al principio se ocultan: pero una vez que adquieren mayor confianza y facilidad para hablar, entonces derraman su veneno.

-Mas ¿por qué causa mete Cristo en la escena a los hombres que cuentan lo sucedido?-

Para tener ocasión de decir que no se ha de matar a los herejes. Y al demonio lo llama Enemigo, a causa del daño que hace al hombre. Porque el daño es contra nosotros. El comienzo del daño no nació del odio a nosotros, sino del odio a Dios. De donde se sigue que más nos ama Dios a nosotros que nosotros a nosotros mismos. Pero también por otro camino puede verse la astucia del demonio. Nada sembró anteriormente porque nada tenía que perder. Esperó hasta que todo estuvo terminado, con el objeto de echar a perder todo el empeño del agricultor; de manera que todo lo hacía por odio contra él.

-Pero considera también la diligencia de los siervos. Quieren arrancar pronto la cizaña, aunque en esto no proceden con suficiente prudencia- 

Se manifiesta la solicitud que tienen respecto de la simiente y se confirma que ellos sólo atienden a una cosa: no a que el hombre enemigo sea castigado, puesto que por el momento eso no apremia, sino a que no perezca la buena simiente. Piensan pues en ello, pero para que rápidamente se corte la enfermedad. Y no proceden enseguida a su empeño, porque no se arrogan semejante derecho, sino que esperan el parecer de su señor y dicen: ¿Quieres? Y ¿qué les responde el dueño? Se lo prohíbe diciendo: No sea que arranquéis juntamente el trigo. Lo decía para prohibir las guerras y matanzas, porque no se debe dar muerte al hereje. De lo contrario, brotaría en el orbe una guerra irreconciliable.

Con dos razones mueve a los discípulos a que se abstengan de tal cosa: la primera para que no vayan a dañar al trigo; la segunda, que al fin los herejes, enfermos de enfermedad incurable, serán castigados. De manera que si quieres castigarlos sin daño del trigo, espera el tiempo oportuno. 

-¿Qué otra cosa sino ésta quiere el dueño cuando clama: ¨No sea que arranquéis juntamente el trigo¨?- 

Si empuñáis las armas para matar a los herejes, morirán juntamente muchos santos. Y aun es verosímil que muchos de esos herejes se conviertan en trigo. De manera que si los arrancáis antes hacéis daño al fruto futuro, destruyendo a quienes podrían cambiar y ser buenos.

No es, pues, que vede reprimir a los herejes, cerrarles la boca, quitarles la libertad de hablar, combatir sus reuniones, rechazar sus componendas: lo que veda es matarlos. Advierte, por otra parte, su mansedumbre, pues no solamente así sentencia y ordena, sino que añade la razón.
 
-Pero ¿qué sucederá si se deja la cizaña hasta el fin?-
 
Entonces diré a los segadores: ¨Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para que sea quemada¨. Les trae a la memoria las palabras de Juan el Bautista, aquellas con que él mismo fue presentado como Juez; y dice: mientras están juntos el trigo y la cizaña, es necesario dejarla, pues puede suceder que se convierta en trigo. Pero cuando sin haberse aprovechado de nada, se aparten y sean separados, entonces les espera un inevitable castigo. Pues dice: Ordenaré a los cegadores: ¨Recoged primero la cizaña¨. 

-¿Por qué primero?- 

Para que no se espanten ellos, no sea que el trigo se vaya con la cizaña. Y atadla en gavillas para que sea quemada; pero al trigo congregadlo en el granero.

Otra parábola les propuso diciendo: Es semejante el reino de los cielos a un grano de mostaza. Pues había dicho que de la simiente las tres partes perecieron y sólo una se salvó y que a ésta que se salvó la amenazaban tan grandes y numerosos males, para que no fueran a decir: entonces ¿quiénes y cuántos serán los que permanezcan fieles? Les quita semejante temor, y les vuelve la confianza mediante la parábola del grano de mostaza, y les demuestra que la predicación penetrará por doquiera. Tal es el motivo de que traiga al medio la comparación con esa legumbre, que viene siendo tan oportuna en esta materia. Con ser, dice, la más pequeña de todas las semillas, cuando ha crecido es la más grande de todas las hortalizas y llega a hacerse árbol, de manera que las aves del cielo vienen a anidar en sus ramas. Quiso dar así un indicio de su grandeza, diciendo que de igual manera sucedería con la predicación. Los discípulos eran los más débiles de todos los hombres y los más pequeños; mas, por haber en ellos una virtud grande, la predicación se difundió por toda la tierra.