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30 de septiembre de 2012

¨El que no está contra nosotros está a favor nuestro¨

Del santo Evangelio según San Marcos 9, 38-43. 45. 47-48
Domingo 26 del Tiempo Ordinario 

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros." Jesús respondió: "No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Y, además, el que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga". (Aciprensa.com)

Comentario: 

Como decíamos antes, el Evangelio de este domingo presenta tres importantes exigencias de conversión para el que quiera ser discípulo de Jesús: 


(i) No tener la mentalidad cerrada del discípulo Juan, que pensaba ser el dueño de Jesús, sino tener una actitud abierta y para todos, capaz de reconocer el bien en los otros, aunque sean de otra religión. 
(ii) Superar la mentalidad de aquellos que se consideraban superiores a los otros, y que , por esto, despreciaban a los pequeños y pobres y se alejaban de la comunidad. Para Jesús esta persona merecía la soga al cuello y ser arrojado al fondo del mar.
(iii) Jesús pide no dejar que entre la rutina en el vivir el Evangelio, sino que pide que seamos capaces de romper los lazos que nos impiden vivirlo en plenitud.


Marcos 9;38-40: La mentalidad cerradaAlguno que no era de la comunidad usaba el nombre de Jesús para arrojar a los demonios. Juan, el discípulo, lo ve y prohíbe hacerlo: “Se lo habíamos prohibido, porque no era de los nuestros”. ¡En nombre de la comunidad Juan impide que otro pueda hacer una buena acción! Por ser discípulo, él pensaba tener el monopolio de Jesús y , por esto, quería prohibir que otros usasen el nombre de Jesús para hacer el bien. Era esta una mentalidad cerrada y antigua del “¡Pueblo elegido, pueblo separado!” Jesús responde: “No se lo prohibáis. ¡Quien no está en mi contra, está a por mí!” Para Jesús, lo que importa no es si la persona forma parte o no de la comunidad, sino si hace el bien que la comunidad debe hacer.

 Marcos 9,41: Quien da un vaso de agua recibe recompensaUna frase de Jesús ha sido colocada aquí: En verdad os digo: quien os dé de beber un vaso de agua porque sois de Cristo, no quedará sin su recompensa. Dos pensamientos para comentar esta frase:
i) “Quien da un vaso de agua”: Jesús se está dirigiendo a Jerusalén para dar su vida. ¡Gesto de gran donación! Pero Él no se olvida de los gestos pequeños de donación en la vida de cada día : un vaso de agua, una acogida, una limosna, y tantos otros gestos con los cuales podemos revelar el amor. ¡Quien desprecia al ladrillo no podrá nunca edificar la casa!
ii) “Porque sois de Cristo”, Jesús se identifica con los que quieren pertenecer a Él. Esto significa que, para Él, valemos mucho. Por esto, debemos preguntarnos siempre. “¿Quién es Jesús para mí?” y también es bueno preguntarse: ¿Quién soy yo para Jesús? En este versículo encontramos una respuesta que nos da valor y esperanza.


Marcos, 9,42: Escándalo para los pequeñosEscándalo es aquello que desvía a una persona del buen camino. Escandalizar a los pequeños es ser motivo para que los pequeños se desvíen del camino y pierdan la fe en Dios. Quien hace esto, recibe la siguiente sentencia: “¡Soga al cuello, con una piedra de molino para ser arrojado al fondo del mar!” ¿Por qué tanta severidad? ¡Porque Jesús se identifica con los pequeños! (Mt 25,40.45). Quien los toca, toca a Jesús. Hoy, en muchos lugares, los pequeños, los pobres, muchos de ellos abandonaron la Iglesia católica y las iglesias tradicionales y van a otras iglesias. ¡No pueden creernos! ¿Por qué? Antes de acusar a los que pertenecen a otras iglesias es bueno preguntarse: ¿Por qué se van de nuestra casa? Si se van es porque no se sienten en casa con nosotros. Algo nos falta. ¿Hasta que punto somos culpables? ¿Merecemos la soga al cuello? 

Marcos, 9,43-48: Cortar pies y manosJesús ordena a la persona cortarse la mano, pie y sacarse el ojo, si fuesen motivo de escándalo. Dice: “Es mejor entrar en el Reino de Dios con un pie (mano, ojo) que entrar en el infierno-Gehenna con dos pies (manos, ojos)”. Estas frases no pueden ser tomadas literalmente. Significan que la persona debe ser radical en su opción por Dios y por el Evangelio. La expresión “Gehenna” (infierno) donde su gusano no muere y el fuego no se extingue” es una imagen que indica una situación de la persona que se queda sin Dios. La Gehenna era el nombre de un valle vecino a Jerusalén, donde se arrojaba toda la inmundicia de la ciudad y donde había siempre un fuego encendido que quemaba toda la porquería. Este pestífero lugar se usaba por el pueblo para simbolizar la situación de una persona que no participaba del Reino de Dios.
Jesús acoge y defiende la vida de los pequeños 


 Varias veces Jesús insiste en la acogida que hay que dar a los pequeños. “Quien acoge a uno de estos pequeños en mi nombre, me acoge a mí” (Mc 9,37). Quien da un vaso de agua a uno de estos pequeños no perderá su recompensa (Mt 10,42). Pide no despreciar a los pequeños (Mt 18,10). Y en el juicio final los justos serán recibidos porque dieron de comer “a uno de estos más pequeños” (Mt 25.40). 

 Si Jesús insiste tanto en la acogida, es porque muchos pequeños de hecho no eran acogidos. En efecto, mujeres y niños no contaban (Mt 14,21; 15,38), eran despreciados (Mt 18,10) y obligados al silencio (Mt 21,15-16). Incluso los apóstoles impedían que se acercasen a Jesús (Mt 19,13; Mc 10,13-14). En nombre de la ley de Dios, mal interpretada por las autoridades religiosas, muchas personas buenas eran marginadas. En vez de acoger a los marginados, la ley se usaba para legitimar la exclusión. 

 En los evangelios la expresión “pequeños” (en griego se dice elachistoi, mikroi o nepioi) a veces indica “ los niños”, otras veces indica sectores excluidos de la sociedad.. No es fácil distinguir. A veces lo que es “pequeño” en el evangelio, quiere decir “niño”, porque los niños pertenecían a la categoría de los “pequeños”, de los excluidos. Además, no siempre es fácil distinguir lo que viene del tiempo de Jesús y lo que viene del tiempo de las comunidades para las cuales se escribieron los evangelios. Pero, sea lo que sea, lo que está claro es el contexto de exclusión vigente de la época, y la imagen que las primeras comunidades tenían de Jesús: Jesús se pone de parte de los pequeños y asume su defensa. Llama la atención lo que Jesús hace en defensa de la vida de los niños, de los pequeños.

 ● Acoger y no escandalizar. Una de las palabras más duras de Jesús es contra aquellos que causan escándalo a los pequeños, o sea, los que con su conducta quitan a los niños la fe en Dios. Para ellos sería mejor ponerse una piedra al cuello y ser arrojados al profundo del mar (Mc 9,42; Lc 17,2; Mt 18,6).

 ● Acoger y tocar. Cuando los niños se acercan a Jesús para pedir su bendición, los apóstoles se enfadan y quieren alejarlos. Según las normas de la época, tanto las madres como los niños pequeños, vivían todos prácticamente en un permanente estado de impureza legal. ¡Tocar quería decir contraer impureza! Pero Jesús corrige a los discípulos y acoge a las madres y a los niños. Y los abraza. “¡Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis!” (Mc 10,13-16; Mt 19,13-15).

Identificarse con los niños. Jesús abraza a los niños y se identifica con ellos. Quien recibe a un niño, “ me recibe a Mí” (Mc 9,37). “Y todo lo que hagáis a uno de estos pequeños, me lo hacéis a Mí” (Mt 25,40).

 ● Llegar a ser como niños. Jesús dice a los apóstoles que se conviertan en niños y acepten el Reino como niños. De otra manera, no es posible entrar en el Reino (Mc 10,15, Mt 18,3; Lc 9,46-48). Él está indicando que los niños son los profesores de los adultos. Y esto no era normal. Queremos hacer lo contrario.

 ● Defender el derecho de gritar. Cuando Jesús entra en la ciudad de Jerusalén, son los niños los que más gritan: “¡Hosanna al hijo de David!” (Mt 21,15). Criticado por los jefes de los sacerdotes y de los escribas, son defendidos por Jesús que invoca incluso las Escrituras para defenderlos (Mt 21,16).

 ● Dar gracias por el Reino presente en los niños. La alegría de Jesús es grande, cuando se da cuenta de que los pequeños, entienden las cosas del Reino que Él anunciaba a la gente. “Padre, yo te doy gracias!” (Mt 11,25-26). Jesús reconoce que los pequeños entienden mejor las cosas del reino que los doctores.

 ● Acoger y curar. Son muchos los niños y jóvenes que Él acoge, cura o resucita: la hija de Jairo, de 12 años (Mc 5,41-42), la hija de la cananea (Mc 7,29-30), el hijo de la viuda de Naín (Lc 7,9-10), el hijo del funcionario público (Jn 4,50), el niño que tenía cinco panes y cinco peces (Jn 6,9).

La justicia El Señor en este pasaje nos pide ser justos con aquel que no es como nosotros, con el pobre, con el desvalido y sobre todo con Dios. La Justicia:   es la virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido. La justicia para con Dios es llamada ‘la virtud de la religión’. Para con los hombres, la justicia dispone a respetar los derechos de cada uno y a establecer en las relaciones humanas la armonía que promueve la equidad respecto a las personas y al bien común. El hombre justo, evocado con frecuencia en las Sagradas Escrituras, se distingue por la rectitud habitual de sus pensamientos y de su conducta con el prójimo. ‘Siendo juez no hagas injusticia, ni por favor del pobre, ni por respeto al grande: con justicia juzgarás a tu prójimo’ (Lv 19, 15). ‘Amos, dad a vuestros esclavos lo que es justo y equitativo, teniendo presente que también vosotros tenéis un Amo en el cielo’ (Col 4, 1).(Catecismo 1807)
 
 La edición y el subrayado son nuestros
Tomado del Sitio Oficial de los Carmelitas

En este domingo descubramos la justicia de Dios, para con nosotros y la que espera de nosotros para si mismo y para con los demás. 

Que la misericordia y la confianza en el Señor no les falte.
Gracias.

29 de septiembre de 2012

Jesús le dijo a Natanael: "Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre"

Del santo Evangelio según San Juan 1,47-51
En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño." Natanael le contesta: "¿De qué me conoces?" Jesús le responde: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi." Natanael respondió: "Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel." Jesús le contestó: "¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores." Y añadió: "Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre". (Aciprensa.com)


Comentario:

• Juan 1,47-49: La conversación entre Jesús y Natanael. Fue Felipe que llevó a Natanael hasta Jesús (Jn 1,45-46). Natanael había exclamado: "¿De Nazaret puede salir algo bueno?" Natanael era de Caná, que quedaba cerca de Nazaret. Al ver a Natanael, Jesús dice: "¡Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño!" Y afirma que ya le conocía cuando estaba debajo de la higuera. ¿Cómo es que Natanael podía ser un "israelita auténtico" si no aceptaba a Jesús como mesías? Natanael "estaba debajo de la higuera". La higuera era el símbolo de Israel (cf. Mi 4,4; Za 3,10; 1Re 5,5). "Estar debajo de la higuera" era lo mismo que ser fiel al proyecto del Dios de Israel. Israelita auténtico es aquel que sabe deshacerse de sus propias ideas cuando percibe que éstas no concuerdan con el proyecto de Dios. El israelita que no está dispuesto a hacer esta conversión no es no auténtico ni honesto. Esperaba a un mesías de acuerdo con la enseñanza oficial de la época, según la cual el Mesías vendría de Belén en Judea. El Mesías no podía venir de Nazaret, en Galilea (Jn 7,41-42.52). Por esto, Natanael se resistía en aceptar a Jesús como mesías. Pero el encuentro con Jesús le ayudó a percibir que el proyecto de Dios no siempre es como la persona se lo imagina o desea que fuera. Natanael reconoce su engaño, cambia idea, acepta a Jesús como mesías y confiesa: "¡Maestro, tú eres el hijo de Dios, tú eres el rey de Israel!" 

La diversidad del llamado. Los evangelios de Marcos, Mateo y Lucas presentan la llamada de los primeros discípulos de forma mucho más resumida: Jesús pasa por la playa, llama a Pedro y a Andrés. Luego después, llama a Santiago y a Juan (Mc 1,16-20). El evangelio de Juan tiene otra manera de describir el inicio de la primera comunidad que se formó alrededor de Jesús. Trae unas historias bien concretas. Lo que llama la atención es la variedad de los llamados y de los encuentros de las personas entre sí y con Jesús. De este modo, Juan enseña como hay que hacer para iniciar una comunidad. Es a través de los contactos y de invitaciones personales, ¡hasta hoy! A unos Jesús los llama directamente (Jn 1,43). A otros, indirectamente (Jn 1,41-42). Un día, llamó a dos discípulos de Juan Bautista (Jn 1,39). Al día siguiente, llamó a Felipe que, a su vez, llamó a Natanael (Jn 1,45). Ninguna llamada se repite, porque cada persona es diferente. La gente nunca olvida los llamados y los encuentros importantes que marcan su vida. Recuerda hasta el día y la hora (Jn 1,39).

Juan 1,50-51: Los ángeles de Dios sabiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre. La confesión de Natanael está al comienzo. Quien es fiel, verá el cielo abierto y los ángeles subiendo y bajando sobre el hijo del Hombre. Experimentará que Jesús es la nueva alianza entre Dios y nosotros, seres humanos. Es la realización del sueño de Jacob (Gén 28,10-22).

Los ángeles subiendo y bajando. Los tres arcángeles: Gabriel, Rafael y Miguel. Gabriel explicaba al profeta Daniel el significado de las visiones (Dan 8,16; 9,21). Fue ese mismo ángel Gabriel el que llevó el mensaje de Dios a Isabel (Lc 1,19) y a María, la madre de Jesús (Lc 1,26). Su nombre significa “Dios es fuerte”. Rafael aparece en el libro de Tobías. Acompañó a Tobías, hijo de Tobit y de Ana, en el viaje y le protegió de todos los peligros. Ayudó a Tobías a que librara a Sara de un mal espíritu y a curar a Tobit, el padre, de la ceguera. Su nombre significa “Dios cura”. Miguel ayudó al profeta Daniel en sus luchas y dificultades (Dan 10,13.21; 12,1). La carta de judas dice que Miguel disputó con el diablo el cuerpo de Moisés (Jd 1,9). Fue Miguel el que venció a satanás, derribándolo del cielo y arrojándolo al infierno (Ap 12,7). Su nombre significa “¡Quién como Dios!” La palabra ángel significa mensajero. Trae un mensaje de Dios. En la Biblia, la naturaleza entera puede ser mensajera de Dios, revelando el amor de Dios por nosotros (Sal 104,4). El ángel puede ser Dios mismo, en cuanto vuelve su rostro hacia nosotros y nos revela su presencia amorosa.
 
 La edición y el subrayado son nuestros
Tomado del Sitio Oficial de los Carmelitas

En este día, preparemos nuestro corazón como Natanael tenía el suyo cuando encontró al Señor. 

Que la misericordia y la confianza en el Señor no les falte.
Gracias.

28 de septiembre de 2012

El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado, ser ejecutado y resucitar el tercer día

Del santo Evangelio según San Lucas 9, 18-22
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos contestaron: "Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas". El les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Pedro tomó la palabra y dijo: "El Mesías de Dios". El les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar el tercer día".  (Aciprensa.com)

Comentario:


El evangelio de hoy retoma el mismo asunto del evangelio de ayer: la opinión de la gente sobre Jesús. Ayer, era a partir de Herodes. Hoy es el mismo Jesús quien pregunta qué dice la opinión pública, y los apóstoles responden dando la misma opinión que ayer. En seguida viene el primer anuncio de la pasión, de la muerte y de la resurrección de Jesús.

Lucas 9,18: La pregunta de Jesús después de la oración. “Estando una vez orando a solas, en compañía de los discípulos, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?” . En el evangelio de Lucas, en varias oportunidades importantes y decisivas Jesús aparece rezando: en el bautismo, cuando asume su misión (Lc 3,21); en los 40 días en el desierto, cuando vence las tentaciones del diablo con la luz de la Palabra de Dios (Lc 4,1-13); por la noche, antes de escoger a los doce apóstoles (Lc 6,12); en la transfiguración, cuando con Moisés y Elías conversa sobre la pasión en Jerusalén (Lc 9,29); en el huerto, cuando se enfrenta a la agonía (Lc 22,39-46); en la cruz, cuando pide perdón por el soldado (Lc 23,34) y entrega el espíritu a Dios (Lc 23,46).

Lucas 9,19: La opinión de la gente sobre Jesús. “Ellos respondieron: "Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos ha resucitado." Al igual que Herodes, muchos pensaban que Juan Bautista hubiera resucitado en Jesús. Era creencia común que el profeta Elías tenía que volver (Mt 17,10-13; Mc 9,11-12; Mt 3,23-24; Ec 48,10). Y todos alimentaban la esperanza de la venida del profeta prometido por Moisés (Dt 18,15). Respuestas insuficientes. 


• Lucas 9,20: La pregunta de Jesús a los discípulos. Después de oír las opiniones de los demás, Jesús pregunta: “Y vosotros ¿quién decís que soy yo?”. Pedro respondió: “¡El Mesías de Dios!” Pedro reconoce que Jesús es aquel que la gente está esperando y que viene a realizar las promesas. Lucas omite la reacción de Pedro tentando de disuadir a Jesús a que siguiera por el camino de la cruz y omite también la dura crítica de Jesús a Pedro (Mc 8,32-33; Mt 16,22-23).

Lucas 9,21: La prohibición de revelar que Jesús es el Mesías de Dios. “Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie”. Les está prohibido el que revelen a la gente que Jesús es el Mesías de Dios. ¿Por qué Jesús lo prohibió? Es que en aquel tiempo, como ya vimos, todos esperaban la venida del Mesías, pero cada uno a su manera: unos como rey, otros como sacerdote, otros como doctor, guerrero, juez, o ¡profeta! Nadie parecía estar esperando al mesías siervo, anunciado por Isaías (Is 42,1-9). Quien insiste en mantener la idea de Pedro, esto es, del Mesías glorioso sin la cruz, no va a entender nada y nunca llegará a tomar la actitud del verdadero discípulo. Continuará ciego, como Pedro, cambiando a la gente por un árbol (cf. Mc 8,24). Pues sin la cruz es imposible entender quién es Jesús y qué significa seguir a Jesús. Por esto, Jesús insiste de nuevo en la Cruz y hace el segundo anuncio de su pasión, muerte y resurrección. 

 • Lucas 9,22: El segundo anuncio de la pasión. Y Jesús añadió: "El Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día.” La comprensión plena del seguimiento de Jesús no se obtiene por la instrucción teórica, sino por el compromiso práctico, caminando con él por el camino del servicio, desde Galilea hasta Jerusalén. El camino del seguimiento es el camino de la entrega, del abandono, del servicio, de la disponibilidad, de la aceptación del conflicto, sabiendo que habrá resurrección. La cruz no es un accidente de camino, sino que forma parte del camino. ¡Pues en un mundo organizado desde el egoísmo, el amor y el servicio sólo pueden existir crucificados! Quien hace de su vida un servicio a los demás, incomoda a los que viven agarrados a los privilegios, y sufre.

 
 La edición y el subrayado son nuestros
Tomado del Sitio Oficial de los Carmelitas

En este día contemplemos a Jesús como el salvador crucificado. Aquel que nos muestra seguirle en el camino de la entrega, del abandono y del servicio.

Que la misericordia y la confianza en el Señor no les falte.

Gracias.

27 de septiembre de 2012

Herodes se decía:¨ ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas ¨

Del santo Evangelio según San Lucas 9, 7-9
En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: "A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas? Y tenía ganas de verlo.(Aciprensa.com)

Comentario:

El evangelio de hoy nos presenta la reacción de Herodes ante la predicación de Jesús. Herodes no sabe situar a Jesús. Había matado a Juan Bautista y ahora quiere ver a Jesús de cerca. En el horizonte despuntan amenazas.

• Lucas 9,7-8: ¿Quién es Jesús? El texto empieza con un balance de las opiniones de la gente y de Herodes sobre Jesús. Algunos asociaban a Jesús con Juan Bautista y Elías. Otros lo identificaban como Profeta, esto es, como alguien que habla en nombre de Dios, que tiene el valor de denunciar las injusticias de los poderosos y que sabe animar la esperanza de los pequeños. Es el profeta anunciado en el Antiguo Testamento como un nuevo Moisés (Dt 18,15). Son las misma opiniones que Jesús mismo recoge de los discípulos al preguntarle: "¿Quién dice los demás que o soy?" (Lc 9,18). Las personas trataban de comprender a Jesús desde lo que ellos mismos conocían pensaban y esperaban. Trataban de enmarcarle dentro de los criterios familiares del Antiguo Testamento, con sus profecías y esperanza, y de la Tradición de los Antiguos, con sus leyes. Pero eran criterios insuficientes. Jesús no cabía allí dentro, ¡era más grande!

• Lucas 9,9: Herodes quiere ver a Jesús. “Entonces Herodes dijo: "A Juan, le decapité yo.¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas?” Y buscaba verle”. Herodes, hombre supersticioso y sin escrúpulos, reconoce ser el asesino de Juan el Bautista. Ahora quiere ver a Jesús. Lucas sugiere así que hay amenazas que empiezan a despuntar en el horizonte. Herodes no tuvo miedo de matar a Juan Bautista. No lo tendrá tampoco a la hora de matar a Jesús. Cuando le dijeron que Herodes trataba de hacerle preso, mandó a decirle: “«Id a decir a ese zorro: Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado.” (Lc 13,32). Herodes no tiene poder sobre Jesús. Cuando en la hora de la pasión, Pilatos manda Jesús donde Herodes para que investigue sobre él, Jesús no le da ninguna respuesta (Lc 23,9). Herodes no merecía respuesta.

• De padre en hijo. Hay veces en que se confunden los tres Herodes que vivieron en aquella época, pues los tres aparecen en el Nuevo Testamento con el mismo nombre:  


a) Herodes, llamado el Grande, gobernó sobre Palestina del 37 al 4 antes de Cristo. Aparece en el nacimiento de Jesús (Mt 2,1). Mató a los niños de Belén (Mt 2,16).

b) Herodes, llamado Antipas, gobernó sobre Galilea del 4 al 39 después de Cristo. Aparece en la muerte de Jesús (Lc 23,7). Mató a Juan Bautista (Mc 6,14-29).
 

c) Herodes, llamado Agripa, gobernó sobre toda Palestina del 41 al 44 después de Cristo. Aparece en los Hechos de los Apóstoles (Hec 12,1.20). Mató al apóstol Santiago (He 12,2). 

Cuando Jesús tenía más o menos cuatro años, murió el rey Herodes. Aquel que mató a los niños de Belén (Mt 2,16). Su territorio fue dividido entre los hijos. Arquéalo, uno de sus dos hijos, recibió el gobierno sobre la Judea. Era menos inteligente que el padre, pero más violento. Solamente en su toma de posesión fueron masacradas casi 3000 personas, ¡en la plaza del Templo! El evangelio de Mateo informa que María y José, cuando supieron que este Arquéalo había asumido el gobierno de Judea, tuvieron miedo de volver por allá y fueron a morar en Nazaret, en Galilea (Mt 2,­22), gobernada por otro hijo de Herodes, llamado Herodes Antipas (Lc 3,1). Este Antipas quedó en el poder por más de 40 años. Durante los treinta y tres años que Jesús vivió nunca huno cambios en el gobierno de Galilea.

Herodes el Grande, el padre de Herodes Antipas, había construido la ciudad de Cesaréa Marítima, inaugurada en el año 15 antes de Cristo. Era el nuevo puerto de desagüe de los productos de la región. Debía competir con el gran puerto de Tiro en el Norte, y así ayudar para el fomento del comercio en Samaria y en Galilea. Por esto, desde los tiempos de Herodes el Grande, la producción agrícola en Galilea empezaba a orientarse no más a partir de las necesidades de las familias, como era antes, sino desde las exigencias de mercado. Este proceso de cambio en la economía continuó durante todo el gobierno de Herodes Antipas, más de cuarenta años, y encontró en él a un organizador eficiente. Todos estos gobernantes estaban bajo dueño. Quien mandaba en Palestina, desde el 63 antes de Cristo, era Roma, el Imperio.



La edición y el subrayado son nuestros
Tomado del Sitio Oficial de los Carmelitas

En este día, meditemos quien es Jesús para nosotros mismos: Un profeta que habla de Dios, un maestro de ley o de moral,  o acaso el ¨Hijo del Dios Vivo¨.

Que la misericordia y la confianza en el Señor no les falte.

Gracias

26 de septiembre de 2012

Jesús reunió a los Doce, les dio poder y autoridad sobre los demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el Reino de Dios

Del santo Evangelio según San Lucas 9, 1-6

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: "No llevéis nada para el camino: ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa".
Ellos de pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes.
(Aciprensa.com)

Comentario:

El evangelio de hoy nos trae la descripción de la misión que los Doce recibieron de Jesús. Más adelante, Lucas habla de la misión de los setenta y dos discípulos (Lc 10,1-12). Los dos se completan y revelan la misión de la iglesia.

• Lucas 9,1-2: Envío de los doce para la misión. “Les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades; y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar”.Llamando a los doce, Jesús intensifica el anuncio de la Buena Nueva. El objetivo de la misión es simple y claro: reciben el poder y la autoridad para expulsar a los demonios, para curar las dolencias y para anunciar el Reino de Dios. Así como la gente quedaba admirada ante la autoridad de Jesús sobre los espíritus impuros y ante su manera de anunciar la Buena Nueva (Lc 4,32.36), lo mismo deberá acontecer con la predicación de los doce apóstoles.

 • Lucas 9,3-5: Las instrucciones para la Misión. Jesús los envió con las siguientes recomendaciones: no pueden llevar nada “ni bastón, ni alforja, ni dinero, ni dos túnicas”. No pueden andar de casa en casa, sino que “Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis de allí.” En caso de que no os reciban “sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos”. Como veremos, estas recomendaciones extrañas para nosotros, tienen un significado muy importante.

• Lucas 9,6: La ejecución de la misión. Y ellos se fueron. Es el comienzo de una nueva etapa. Ahora ya no es sólo Jesús, sino es todo el grupo que va a anunciar la Buena Nueva de Dios a la gente. Si la predicación de Jesús ya causaba conflictos, cuánto más ahora, con la predicación de todo el grupo.


 • Los cuatro puntos básicos de la misión. En el tiempo de Jesús, había diversos movimientos de renovación: esenios, fariseos, zelotes. Ellos también buscaban una nueva manera de convivir en comunidad y tenían a sus misioneros (cf. Mt 23,15). Pero éstos, cuando iban en misión, iban prevenidos. Llevaban alforja y dinero para cuidar de su propia comida. Pues no confiaban en la comida de la gente que no siempre era ritualmente “pura”. Al contrario de los otros misioneros, los discípulos y las discípulas de Jesús recibieron recomendaciones diferentes que nos ayudan a entender los puntos fundamentales de la misión de anunciar la Buena Nueva:

a) Deben ir sin nada (Lc 9,3; 10,4). Esto significa que Jesús obliga a confiar en la hospitalidad. Pues, quien va sin nada, va porque confía en la gente y piensa que va a ser recibido. Con esta actitud, critican las leyes de la exclusión, enseñadas por la religión oficial, y por la nueva práctica, mostraron que tenían otros criterios de comunidad.


b) Deben quedarse hospedados en la primera casa hasta retirarse del lugar (Lc 9,4; 10,7). Esto es, deben convivir de forma estable y no andar de casa en casa. Deben trabajar como todo el mundo y vivir de lo que reciben a cambio, “pues el obrero merece su salario” (Lc 10,7). Con otras palabras, tienen que participar de la vida y del trabajo de la gente, y la gente los acogerá en su comunidad y compartirá con ellos casa y comida. Esto significa que deben confiar en el compartir. Esto explica también la severidad de la crítica contra los que no aceptan el mensaje: sacudirse el polvo de los pies, como pretexto contra ellos (Lc 10,10-12), pues no rechazan algo nuevo, sino que su propio pasado.


c) Tienen que curar a los enfermos y expulsar los demonios (Lc 9,1; 10,9; Mt 10,8). Esto es, deben ejercer la función de “defensor” (goêl) y acoger para dentro del clan, dentro de la comunidad, a los excluidos. Con esta actitud critican la situación de desintegración de la vida comunitaria del clan y apuntan hacia salidas concretas. La expulsión de demonios es señal de que el Reino de Dios ha llegado (Lc 11,20).


d) Tienen que comer lo que el pueblo les da (Lc 10,8). No pueden vivir separados con su propia comida, sino que han de aceptar la comunión de mesa. Esto significa que, en contacto con la gente, no deben tener miedo a perder la pureza como era enseñada en la época. Con esta actitud critican las leyes de la pureza en vigor y muestran, por medio de la nueva práctica, que poseen otro acceso a la pureza, esto es, a la intimidad con Dios.


Estos eran los cuatro puntos básicos de la vida comunitaria que debían marcar la actitud de los misioneros o de las misioneras que anunciaban la Buena Nueva de Dios en nombre de Jesús: hospitalidad, compartir, comunión de mesa, y acogida a los excluidos (defensor, goêl). Si estas cuatro exigencias se cumplen, entonces pueden y deben gritar a los cuatro vientos: “¡El Reino ha llegado!” (cf. Lc 10,1-12; 9,1-6; Mc 6,7-13; Mt 10,6-16). Pues el Reino de Dios que Jesús nos ha revelado no es una doctrina, ni un catecismo, ni una ley. El Reino de Dios ocurre y se hace presente cuando las personas, motivadas por su fe en Jesús, deciden convivir en comunidad para así testimoniar y revelar a todos que Dios es Padre y Madre y que, por consiguiente, nosotros, los seres humanos, somos hermanos y hermanas unos de otros. Jesús quería que la comunidad local fuera de nueva una expresión de la Alianza, del Reino, del amor de Dios como Padre, que nos hace a todos hermanos y hermanas.

La edición y el subrayado son nuestros
Tomado del Sitio Oficial de los Carmelitas

En este día, contemplemos como el amor del Señor hace que nos envíe hombres como nosotros, para anunciarnos su Reino de justicia, amor y paz.

Que la misericordia y la confianza en el Señor no les falte. 

Gracias.

25 de septiembre de 2012

Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra

Del santo Evangelio según San Lucas 8, 19-21   
En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces lo avisaron: "Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte." Él les contestó: "Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra".(Aciprensa.com)

Comentario:

 • Lucas 8,19-20: La familia busca a Jesús. Los parientes llegan a la casa donde estaba Jesús. Probablemente habían venido de Nazaret. De allí a Cafarnaúm hay sólo unos 40 km. Su madre estaba con ellos. No entran, pues había mucha gente, pero le mandan un recado: “Tu madre y tus hermanos están fuera ahí fuera, y quieren verte". Según el evangelio de Marcos, los parientes no quieren ver a Jesús. Ellos quieren llevárselo y traérselo para casa (Mc 3,32). Pensaban que Jesús se había vuelto loco (Mc 3,21). Probablemente, tenían miedo, pues según nos informa la historia, la vigilancia de parte de los romanos con relación a todos los que de una forma o de otro tenían un cierto liderazgo popular, era enorme (cf. He 5,36-39). En Nazaret, en la sierra, estaría más al seguro que en la ciudad de Cafarnaúm.

• Lucas 8,21: La respuesta de Jesús.
La reacción de Jesús es firme:"Mi madre y mis hermanos son los que oyen la Palabra de Dios, y la ponen en práctica." En Marcos, la reacción de Jesús es más concreta. Marcos dice: “Entonces Jesús miró hacia las personas que estaban sentadas a su alrededor y dijo: Aquí están mi madre y mis hermanos. Aquel que hace la voluntad de Dios, éste es mi hermano, mi hermana y mi madre" (Mc 3,34-35). ¡Jesús ensancha la familia! No permite que la familia lo aleje de la misión: ni la familia (Jn 7,3-6), ni Pedro (Mc 8,33), ni los discípulos (Mc 1,36-38), ni Herodes (Lc 13,32), ni nadie (Jn 10,18).


Es la palabra la que crea la nueva familia alrededor de Jesús: "Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la Palabra de Dios, y la ponen en práctica.". Un buen comentario de este episodio es lo que dice el evangelio de Juan en el prólogo: “En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; los cuales no nacieron de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre sino que nacieron de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Unigénito, lleno de gracia y de verdad” (Jn 1,10-14). La familia, los parientes, no entendieron a Jesús (Jn 7,3-5; Mc 3,21), no hacen parte de la nueva familia. Hacen parte de la nueva comunidad sólo aquellos y aquellas que reciben la Palabra, esto es, que creen en Jesús. Estos nacen de Dios y forman la Familia de Dios.

La situación de la familia en el tiempo de Jesús.
En el tiempo de Jesús, tanto la coyuntura política, social y económica como la ideología religiosa, todo conspiraba para el enflaquecimiento de los valores centrales del clan, de la comunidad. La preocupación con los problemas de la propia familia impedía que las personas se uniesen en comunidad. Ahora, para que el Reino de Dios pudiera manifestarse, de nuevo, en la convivencia comunitaria de la gente, las personas tenían que superar los límites estrechos de la pequeña familia y abrirse a la gran familia, a la Comunidad. Jesús dio el ejemplo. Cuando su familia trató de apoderarse de él, reaccionó y ensanchó la familia (Mc 3,33-35). Creó comunidad.

 
 La edición y el subrayado son nuestros
Tomado del Sitio Oficial de los Carmelitas

Los hermanos de Jesús.  No podemos tomar la palabra hermano literalmente como 'hermano carnal' porque esta palabra se refiere a dos personas que tienen los mismos padres, pero Jesús fue concebido por el Espíritu Santo no tuvo un padre mortal. Si estos hermanos son sus hermanos carnales ellos tendrían el mismo padre que Jesús. Entonces, estos hermanos, serían verdaderamente 'medios hermanos', lo que la Biblia no dice.
 
Por otro lado, en hebreo y arameo (el idioma de Cristo y sus discípulos), no hay una palabra específica para 'primo'. Utilizaban 'hermano' o 'el hijo de la hermana de mi padre'. Sin embargo, les era más fácil decir 'hermano'. Los autores del Nuevo Testamento estaban acostumbrados a hacer lo mismo. Cuando hablaban en griego hacían lo mismo los traductores, la palabra hebrea para hermano o pariente fue traducida como ADELPHOS, que en griego significa 'hermano'. Aunque el griego tiene una palabra para primo: ANEPSIOS. Por eso se necesita más investigación para saber que significa 'hermanos de Jesús'.(P. Daniel Gagnon-Apologética.org)

En este día, contemplemos como la Palabra de Dios nos hace ser Familia  de Jesús.

Que la misericordia y la confianza en el Señor no les falte. 

Gracias
Véase tambien: 
Cristo reprende con el Amor que corrije (Meditación del mismo pasaje en el evangelio de San Mateo)
¨¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?¨(Meditación de San Juan Crisóstomo)

24 de septiembre de 2012

Se enciende una vela para ponerla en un candelero, y para que todos la vean

Del santo Evangelio según San Lucas 8,16-18
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Nadie enciende una vela y la tapa con alguna vasija o la esconde debajo de la cama, sino que la pone en un candelero, para que los que entren puedan ver la luz. Porque nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. Fíjense, pues, si están entendiendo bien, porque al que tiene se le dará más; pero al que no tiene se le quitará aun aquello que cree tener”.



Comentario: 

El mensaje de hoy parece bastante claro. El mensaje del Evangelio no es para mantenerse oculto. 

No somos una "religión del misterio" en el sentido de que el Evangelio es sólo para iniciados. Es un mensaje que debe ser proclamado desde las azoteas. Si lo que creemos y decimos es cierto va a prevalecer. Somos conscientes de que Jesús es la Luz del mundo y sus seguidores deben ser también como luces brillantes por todo el mundo. Un cristiano invisible es una contradicción de términos, sin embargo, hay una fuerte tendencia nuestra "para mantener nuestra religión a nosotros mismos y no imponer a los demás".

Forzar a los demás a creer no está bien, incluso si fuera posible. Invitar a otras personas para que "vengan y vean ", escuchen el mensaje y tengan una experiencia personal de vida es otra cosa. También creemos que el mensaje del Evangelio ofrece una forma de vida que trae mucha felicidad en la vida personal y de las sociedades en su conjunto si se sigue realmente . Por lo tanto, parte de nuestra comunicación del mensaje es a través de nuestro estilo de vida ("¡Mira! ¡Funciona!") como a través de lo que decimos. 

"Mirad, pues, cómo escuchaís", dice Jesús hoy. Tiene que haber una audiencia que entiende, acepta, asimila y lo pone en práctica. Lo que se escucha y entiende ha de ser transmitido. De lo contrario se muere. Sin embargo, "al que tiene, se le dará más ". Y "al que no [por que no ha estado escuchando y absorbiendo correctamente] podría perder hasta lo poco que tiene". Ser cristiano no es llegar a un cierto nivel y quedarse ahí, sino que significa esencialmente constante crecimiento y desarrollo. Para mantenerse quieto o estancado es para volver. 

El subrayado es nuestro 
Tomado de ¨ Living Space. Commentaries on the dayli readings¨ 

La libertad de la fe ¨El hombre, al creer, debe responder voluntariamente a Dios; nadie debe estar obligado contra su voluntad a abrazar la fe. En efecto, el acto de fe es voluntario por su propia naturaleza" (DH 10; cf. CIC, can.748,2). "Ciertamente, Dios llama a los hombres a servirle en espíritu y en verdad. Por ello, quedan vinculados por su conciencia, pero no coaccionados...Esto se hizo patente, sobre todo, en Cristo Jesús" (DH 11). En efecto, Cristo invitó a la fe y a la conversión, él no forzó jamás a nadie jamás. "Dio testimonio de la verdad, pero no quiso imponerla por la fuerza a los que le contradecían. Pues su reino...crece por el amor con que Cristo, exaltado en la cruz, atrae a los hombres hacia él" (DH 11).¨ (Catecismo 160)

En este día decidamos anunciar el evangelio no sólo con palabras sino con gestos, con nuestro testimonio, nuestra forma de vivir coherente, amorosa y responsable con nuestra fe. 

Que la misericordia y la confianza en el Señor no les falte 

Gracias

23 de septiembre de 2012

"Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos."


Del santo Evangelio según San Marcos 9, 30-37 
Domingo 25 del Tiempo Ordinario 

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará." Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: "¿De qué discutíais por el camino?" Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó llamó a los Doce y les dijo: "Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos." Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: "El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado". (Aciprensa.com)

Comentario: 

Marcos 9,30-32: El anuncio de la Pasión Jesús atravesaba la Galilea, pero no quiere que la gente lo sepa, porque está ocupado en la formación de los discípulos. Habla con ellos sobre el “Hijo del Hombre” que debe ser entregado. Jesús aporta en sus enseñanzas las profecías. En la formación de los discípulos se orienta en la Biblia. Los discípulos escuchan, pero no entienden. Pero tampoco piden aclaraciones. ¡Quizás tienen miedo de que se les descubra su ignorancia!

Jesús, el “Hijo del Hombre”
Es el nombre que más le gusta a Jesús. Aparece con mucha frecuencia en el evangelio de Marcos (Mc 2,10-28; 8,31-38; 9,9-12.31; 10,33-45; 13,26; 14,21.41.62). Este título viene del A.T. En el libro de Ezequiel, indica la condición humana del profeta (Ez 3,1.10.17; 4,1 etc.) En la profecía de Daniel, la figura del Hijo del Hombre representa, no un individuo, sino, como dice él mismo, el “pueblo de los Santos del Altísimo” (Dn 7,27; cfr Dn 7,18). Es el pueblo de Dios que no se deja engañar ni manipular de la ideología dominante de los imperios animalescos. La misión del Hijo del Hombre, esto es, del pueblo de Dios, consiste en realizar el Reino de Dios como un reino humano. Reino que no mata la vida, más bien la defiende y promueve. Humaniza las personas.

Presentándose a los discípulos como el Hijo del Hombre, Jesús asume como suya esta misión que es la misión de todo el pueblo de Dios. Es como si dijese a ellos y a todos nosotros: “¡Venid conmigo! Esta misión no es sólo mía, sino de todos nosotros. Juntos, cumplamos la misión que Dios nos ha confiado: edificar el Reino humano y humanizante que Él soñó. Hagamos lo que Él hizo y vivió durante toda su vida, sobre todo, en los tres últimos años. El Papa León Magno decía: “Jesús fue tan humano, como sólo Dios puede serlo”. Cuanto más humano, tanto más divino. Cuanto más “hijo del hombre”, tanto más “hijo de Dios”. Todo lo que hace a las personas menos humanas aleja de Dios, también la vida religiosa, e incluso la vida carmelita. Fue lo que Jesús condenó, poniendo el bien de las personas sobre toda ley, sobre el sábado (Mc 2,27). 

Marcos 9,33-34: Una mentalidad competitiva Llegando a casa, Jesús pregunta: ¿De qué estábais discutiendo durante el camino? Ellos no responden. Es el silencio de los que se sienten culpables, porque en el camino discutían sobre quién fuese el más grande. La “levadura” de la competitividad, y del prestigio, que caracterizaba a la sociedad del Imperio Romano, ¡se infiltraba ya en la pequeña comunidad que estaba a punto de comenzar! ¡Aquí aparece el contraste! Mientras Jesús se preocupaba de ser el Mesías –Siervo, ellos piensan sólo en quién fuese el más grande. ¡Jesús trata de descender, ellos de ascender!

Marcos 9,35-37: Servir y no mandar La respuesta de Jesús es un resumen del testimonio de vida que estaba dando desde el principio: ¡Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el siervo de todos! El último no gana nada. Es un siervo inútil (cfr Lc 17,10). Usar el poder no para ascender o dominar, sino para descender y servir. Este es el punto sobre el cual Jesús insiste mayormente y sobre el que fundamenta su testimonio (cfr Mc 10,45; Mt 20,28; Jn 13,1-16). Jesús pone en medio de ellos a algunos niños. Una persona que sólo piensa en ascender y dominar no piensa en los pequeños, en los niños. ¡Pero Jesús lo invierte todo! Y dice: Quien acoge a uno de estos niños en mi nombre, a mí me acoge; quien me acoge, no me acoge a mí, sino a áquel que me ha enviado. ¡Él se identifica con ellos! ¡Quien acoge a los pequeños en nombre de Jesús, acoge a Dios mismo! 
 
 La edición y el subrayado son nuestros
Tomado del Sitio Oficial de los Carmelitas

En este día, descubramos que la verdadera alegría está en el servicio.

Que la misericordia y la confianza en el Señor no les falte.

Gracias

22 de septiembre de 2012

La semilla es la palabra de Dios que cae en un corazón noble y generoso, la guarda y da fruto perseverando.

Del santo Evangelio según San Lucas 8, 4-15
En aquel tiempo se le juntaba a Jesús mucha gente y, al pasar por los pueblos, otros se iban añadiendo. Entonces les dijo esta parábola: "Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, y, al crecer, se secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena, y, al crecer, dio fruto el ciento por uno". Dicho esto, exclamó: "El que tenga oídos para oír, que oiga". 

Entonces le preguntaron los discípulos: "¿Qué significa esa parábola?" El les respondió: "A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del Reino de Dios; a los demás, sólo en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan.El sentido de la parábola es éste: La semilla es la palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al escucharla, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre zarzas son los que escuchan, pero con los afanes y riquezas y placeres de la vida se van ahogando y no maduran. Lo de la tierra buena son los que con un corazón noble y generoso escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando".  (Aciprensa.com)


Comentario: 


En el evangelio de hoy vamos a meditar la parábola de la semilla. Jesús tenía una manera bien popular de enseñar por medio de parábolas. Una parábola es una comparación que usa las cosas conocidas y visibles de la vida para explicar las cosas invisibles y desconocidas del Reino de Dios. Jesús tenía una capacidad muy grande de encontrar imágenes bien simples para las cosas de Dios con las cosas de la vida que la gente conocía y experimentaba en su lucha diaria por la sobre vivencia. Esto supone dos cosas: estar dentro de las cosas de la vida y estar dentro de las cosas de Dios, del Reino de Dios. Por ejemplo, la gente de Galilea entendía de simiente, de terreno, de lluvia, de sol, de sal, de cosecha, de pesca, etc. Ahora bien, son exactamente estas cosas conocidas por la gente las que Jesús usa en las parábolas para explicar el misterio del Reino. El agricultor que escucha, dice: “Semilla en el terreno, ¡yo sé lo que es! Jesús dice que esto tiene que ver con el Reino de Dios ¿qué será?” ¡Y es posible imaginar las largas conversaciones de la gente! La parábola se mezcla con la gente y lleva a escuchar la naturaleza y a pensar en la vida.

• Lucas 8,4: La multitud detrás de Jesús. Lucas dice: Se iba reuniendo mucha gente, a la que se añadía la que procedía de las ciudades. Entonces el contó esta parábola. Marcos describe como Jesús contó la parábola. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar (Mc 4,1).

• Lucas 8,5-8a: La parábola de la simiente retrata la vida de los campesinos. En aquel tiempo, no era fácil vivir de la agricultura. El terreno era muy pedregoso. Había mucho matorral. Poca lluvia, mucho sol. Además de esto, muchas veces, la gente acortaba el camino y, pasando en medio del campo, pisoteaba las plantas (Mc 2,23). Sin embargo, a pesar de todo esto, cada año, el agricultor sembraba y plantaba, confiando en la fuerza de la semilla, en la generosidad de la naturaleza.

• Lucas 8,8b: ¡Quién tiene oído para oír, que oiga!Al terminar de contar una parábola, Jesús no explicaba, pero solía decir: “¡Quién tiene oídos para oír que oiga!” Lo que significaba: “¡Y esto! Vosotros lo habéis oído. ¡Ahora tratad de entender!” De vez en cuando, explicaba para los discípulos. A la gente le gustaba esta manera de enseñar, porque Jesús creía en la capacidad que las personas tienen de descubrir el sentido de las parábolas. La experiencia que la gente tenía de la vida era para él un medio para descubrir la presencia del misterio de Dios en sus vidas y engendrar valor para no desanimar a lo largo del camino.

El camino para llegar a comprender la parábola es la búsqueda: “¡Tratad de entender!” La parábola no entrega el significado de inmediato, pero lleva a la persona a que piense. Le lleva a descubrir el mensaje desde la experiencia que la persona misma tiene de la semilla. Despierta la creatividad y la participación. No es una doctrina que ya viene pronta para ser enseñada y decorada. La Parábola no da agua en botella, sino que entrega la fuente.

Lucas 8,9-10: Jesús explica la parábola a los discípulos. En casa, a solas con Jesús, los discípulos quieren saber el significado de la parábola. Jesús respondió por medio de una frase difícil y misteriosa. Dice a los discípulos: "A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás sólo en parábolas, para que viendo, no vean y, oyendo, no entiendan”. Esta frase hace que la gente se pregunte: Al final, la parábola ¿sirve para qué? ¿Para aclarar o para esconder? Jesús ¿usaba las parábolas, para que la gente continuara en la ignorancia y no llegara a convertirse? ¡Ciertamente que no! Pues en otro lugar se dice que Jesús usaba parábolas “según la capacidad de los oyentes” (Mc 4,33). La parábola revela y esconde ¡al mismo tiempo! Revela para “los de dentro”, que acepan a Jesús como Mesías Servidor. Esconde para los que insisten en ver en él al Mesías como Rey grandioso. Estos entienden las imágenes de la parábola, pero no llegan a comprender su significado.


• Lucas 8,11-15: La explicación de la parábola, parte por parte.
Una por una, Jesús explica las partes de la parábola, desde la semilla y el terreno hasta la cosecha. Algunos estudiosos piensan que esta explicación fue añadida después. No sería de Jesús, sino de alguna comunidad. ¡Es bien posible! ¡No importa ¡pues dentro del germen de la parábola está la flor de la explicación. Semilla y flor, ambos tienen el mismo origen que es Jesús. Por esto, nosotros también podemos continuar la reflexión y descubrir otras cosas bonitas dentro de la parábola. Una vez alguien preguntó en una comunidad: “Jesús dijo que teníamos que ser sal. ¿Para qué sirve la sal?” Las personas fueron dando su opinión a partir de la experiencia que cada cual tenía de la sal. Discutían y, al final, encontraron más de diez finalidades diferentes para la sal. Y aplicaron todo esto a la vida de la comunidad y descubrieron que ser sal es difícil y exigente. ¡La parábola funcionó! Lo mismo vale para la semilla. Todo el mundo tiene alguna experiencia de la semilla.

 
 
 La edición y el subrayado son nuestros
Tomado del Sitio Oficial de los Carmelitas

En este día preparemos nuestro corazón, lo profundo de nosotros, siendo nobles y generosos para acoger la palabra de Dios.

Que la misericordia y la confianza en el Señor no les falte.

Gracias.

21 de septiembre de 2012

Vio Jesús a Mateo, y le dijo: "Sígueme."

Del santo Evangelio según San Mateo 9,9-13
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme." Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: "¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús lo oyó y dijo: "No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". (Aciprensa.com)

Comentario: 
Jesús rompe con las normas y costumbres que excluían y dividían a las personas, esto es, el miedo y la falta de fe (Mt 8,23-27) y las leyes de pureza (9,14-17), e indica claramente cuáles son las exigencias de quienes quieren seguirle. Tienen que tener el valor de abandonar muchas cosas (Mt 8,18-22). Así, en las actitudes y en la práctica de Jesús, aparece en qué consisten el Reino y la observancia [cumplimiento] perfecta de la Ley de Jesús.

• Mateo 9,9: El llamado para seguir a Jesús. Las primeras personas llamadas a seguir a Jesús fueron cuatro pescadores, todos judíos (Mt 4,18-22). Ahora Jesús llama a un publicano, recaudador de impuestos, considerado pecador y tratado como impuro por las comunidades más observantes [cumplidoras] de los fariseos. En los demás evangelios, este publicano se llama Leví. Aquí su nombre es Mateo, que significa don de Dios o dado por Dios. Las comunidades, en vez de excluir al publicano como impuro, deben considerarlo como un Don de Dios para la comunidad, pues su presencia hace que la comunidad se vuelva ¡señal de salvación para todos! Como los primeros cuatro llamados, así el publicano Mateo deja todo lo que tiene y sigue a Jesús. El seguimiento de Jesús exige ruptura. Mateo deja su despacho de impuestos, su fuente de renta, y sigue a Jesús.


• Mateo 9,10: Jesús se sienta en la mesa con los pecadores y los publicanos. En aquel tiempo, los judíos vivían separados de los no judios y de los pecadores, y no comían con ellos en la misma mesa. Los judíos cristianos tenían que romper este aislamiento y crear comunión con los paganos e impuros. Fue esto lo que Jesús enseñó en el Sermón de la Montaña, como expresión del amor universal de Dios Padre (Mt 5,44-48). La misión de las comunidades era ofrecer un lugar a los que no tenían lugar. En algunas comunidades, las personas venidas del paganismo, aún siendo cristianas, no eran aceptadas en la misma mesa (cf. Hec 10,28; 11,3; Gal 2,12). El texto del evangelio de hoy indica cómo Jesús comía con publicanos y pecadores en la misma casa y en la misma mesa.

• Mateo 9,11: La pregunta de los fariseos. A los judíos estaba prohibido sentarse en la mesa con publicanos y paganos, pero Jesús no presta atención a esto, por el contrario, confraterniza con ellos. Los fariseos, viendo la actitud de Jesús, preguntan a los discípulos: “¿Por qué vuestro maestro come con los recaudadores de impuestos y con los pecadores?" Esta pregunta puede ser interpretada como expresión del deseo de éstos, que quieren saber porqué Jesús actúa así. Otros interpretan la pregunta como una crítica de los comportamientos de Jesús, pues durante más de quinientos años, desde el tiempo del cautiverio en Babilonia hasta la época de Jesús, los judíos habían observado las leyes de pureza. Esta observancia secular se volvió para ellos una fuerte señal de identidad. Al mismo tiempo, era factor de su separación en medio de los otros pueblos. Así, por las causas de las leyes de pureza, no podían ni conseguían sentarse en la mesa para comer con los paganos. Comer con los paganos significaba volverse impuro Los ¨principios¨ de la pureza eran rigurosamente cumplidos, tanto en Palestina como en las comunidades judias fuera de Israel. En la época de Jesús, había más de quinientos preceptos para guardar la pureza. En los años setenta, época en que Mateo escribe, este conflicto era muy actual.


• Mateo 9,12-13: Misericordia quiero y no sacrificios. Jesús oye la pregunta de los fariseos a los discípulos y responde con dos aclaraciones. La primera está sacada del sentido común: "No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal”. La otra está sacada de la Biblia: “Aprendan, pues, lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio”. Jesús explica y aclara su misión junto con la gente: “No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores". Jesús niega la crítica de los fariseos, y no acepta lo que dicen, pues nacían de una falsa idea de la Ley de Dios. El mismo invoca la Biblia: "¡Misericordia quiero y no sacrificio!" Para Jesús la misericordia es más importante que la pureza legal. Apela a la tradición de los profetas para decir que para Dios la misericordia vale más que todos los sacrificios (Os 6,6; Is 1,10-17). Dios tiene entrañas de misericordia, que se conmueven ante las faltas de su pueblo (Os 11,8-9).


 
 La edición y el subrayado son nuestros
Tomado del Sitio Oficial de los Carmelitas

En este día sintamos la mirada de Jesús y escuchemos su voz que nos dice: ¨Sígueme¨, en el lugar y estado que tengamos.

Que la misericordia y la confianza en el Señor no les falte. 

Gracias