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25 de enero de 2014

"El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló."


Lectura del Santo Evangelio Según San Mateo 4,12-23
Domingo 3 del Tiempo Ordinario

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que habla dicho el profeta Isaías: "País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló." Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: "Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos."

[Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: "Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.] (Aciprensa.com)

Comentario:

El Dios del universo que ha creado el cielo y la tierra con sólo su Palabra, deja su morada y viene a residir junto al mar en tierra extranjera para pronunciar palabras que sepan a cielo. Y también el Hijo del hombre, el maestro de Nazaret, deja la casa de su juventud para caminar por la Galilea de los gentiles, más allá del Jordán. Las tinieblas de la ignorancia que se perpetúa en sus rayos con el pasar de los siglos vienen atravesadas por una gran luz. Las sombras de la muerte oyen palabras que abren caminos de novedad y de vida: 

“Convertíos, porque el reino de los cielos está cerca”. Cambiar de itinerario, acercarse a la luz no es empresa difícil para quien tiene familiaridad con la presencia del Altísimo. Porque los ojos se acostumbran a la presencia y fácilmente el corazón humano olvida el pasado de tinieblas, cuando goza de esplendor. Convertirse ¿Cómo? La relación humana se convierte en el camino nuevo junto al mar. Hay hermanos a lo largo de las orillas, pareja de hermanos: Simón y Pedro, Santiago y Juan. Dios no viene a separar los vínculos más sagrados, sino que los asume para pescar en una vida más luminosa, su vida, su mar.

Mientras caminaba... El camino es un gran secreto de la vida espiritual. No hemos sido llamados para estar firmes, quietos, sino para caminar también nosotros junto al mar, el mar del mundo donde los hombres son como peces, sumergidos en una agua amarga, salobre del no humano. 

Pescadores de hombres. No se puede pescar sin la red del amor, sin un padre que custodie la barca, sin una barca con la que adentrarse en el mar. La red de las relaciones humanas es la única arma posible a los evangelizadores, porque con amor se tiene una gran pesca, el amor no debe ser sólo anunciado, sino llevado. Ser llamado de dos en dos quiere decir precisamente esto, llevar un amor visible concreto, el amor de hermanos que gozan de la misma paternidad, el amor de personas por las que corre la misma sangre, la misma vida.

Seguidme...llamar a otros a caminar, a pescar, a testimoniar. Las redes se rompen pero cada pescador está en grado de recomponer una red que se rompe. ¡El amor no es un objeto de adorno! ¡Usándolo se rompe! El arte de reordenar vuelve precioso todo tejido posible entre los hombres. Lo que cuenta es andar, fiarse de aquel nombre que se ha llamado siempre y ahora VIDA.

Los llamados van, siguen a Jesús. ¿Pero dónde va Jesús? Camina por toda la Galilea, enseña en las sinagogas, predica la buena nueva del reino, cura toda clase de males y enfermedades en el pueblo. Todo hombre de mar, apóstol del reino, hará como Jesús: caminará por los caminos del mundo y se presentará en las plazas, proclamará las buenas noticias de Dios y cuidará de los afligidos y enfermos, hará visible la ternura del Padre para cada uno de sus hijos.


Jesús la luz del mundo viene a desterrar nuestras tinieblas del error y del Pecado. El sale a buscarnos antes de que nosotros lo hagamos. El nos llama a seguirle en su camino de amor y de salvación para todos los hombres

Que la misericordia y la confianza en el Señor no les falte. 
Gracias

19 de enero de 2014

"Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo"


Lectura del Santo Evangelio según San Juan 1,29-34
Domingo 2 del Tiempo Ordinario

En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: "Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel."Y Juan dio testimonio diciendo: "He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo." Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios."

Comentario: 

Comentario sobre Isaías 49:3,5-6; 1 Corintios 1:1-3; Juan 1:29-34

Nuestras lecturas hablan de dos cosas:

- La identidad de Jesús, y


- La misión de Jesús.


Necesitamos saber quién es Jesús, si queremos ser sus discípulos. También tenemos que saber cuál es su misión, si queremos ser buenos discípulos. Debido a que un buen discípulo es también un apóstol. Por definición, un discípulo es un seguidor, un apóstol es el portador de un mensaje de un superior. El discípulo cristiano no sólo sigue el Evangelio de Jesús, sino también ayuda a otros a escuchar y aceptar.

¿Quién es Jesús?

¿Quién es Jesús? Lo vemos hoy simultáneamente  en el papel de señor y siervo. El evangelio de hoy habla que Jesús fue bautizado por Juan el Bautista. Cuando se acerca Jesús, Juan anuncia a algunos de sus discípulos: "¡Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!"

¿Por qué Jesús es llamado por este extraño título, el Cordero de Dios? Se remite a los orígenes de la gran fiesta judía de la Pascua. Según la tradición, Dios había venido instando al Faraón que dejara al pueblo de Dios salir de Egipto. Habían habido una serie de plagas, pero cada vez Faraón renegaba de su promesa de hacerlo. La plaga final y más terrible implicó la matanza de todos los niños primogénitos en Egipto.

Con el fin de que los israelitas no pudieran ser castigados, se les ordenó manchar los postes de sus casas con la sangre de un cordero. Cuando el ángel de Dios pasó, las casas de los israelitas y sus hijos se salvaron. Habían, en efecto, sido salvados por la sangre del cordero.

El faraón reconoció la derrota y, finalmente, dijo que iba a dejar ir a los israelitas. (Él va a ir a su palabra una vez más y con resultados desastrosos para él.) En la noche antes de que los israelitas salieron, bajo el liderazgo de Moisés, tuvieron una comida final que incluía el consumo de un cordero asado. (Lo mismo cordero cuya sangre había sido pintado en los postes de la casa.) El cordero se convierte en el signo y el símbolo de la liberación del pueblo de Dios de la esclavitud y la opresión.

Este gran acontecimiento del Éxodo, fue y se conmemora en la cena de Pascua que Jesús celebró con sus discípulos en la Última Cena, y que todavía se celebra por Judios en todo el mundo. (La cena de la Pascua es ahora también se observó de manera no oficial por muchos grupos de católicos y otros cristianos durante la Semana Santa.)

Jesús, el Cordero eterno


Pero para nosotros - y esto es John significado del Bautista - Jesús es el nuevo Cordero que trae la libertad y de la liberación de la opresión del mal y del pecado. Él se sacrifica para quitar nuestros pecados.

A través de su muerte nos libera. No es casualidad que la muerte sacrificial de Jesús tuvo lugar en la Pascua. Él es la nueva Pascua, que él es el Cordero que tanto se sacrifica y se sacrifica para liberarnos. Y es su Sangre derramada que es el signo de nuestra salvación.

Jesús puede hacer esto porque él es al mismo tiempo, nuestro Señor y nuestro Siervo. Porque él es nuestro Señor, él puede quitar nuestros pecados, porque él es un siervo, que sacrifica su vida por nosotros. Y no sólo es nuestro sirviente, él es nuestro amigo. Como le dijo a sus discípulos en la última cena, el amor más grande que una persona puede mostrar es sacrificar la propia vida por sus amigos y él insiste en que sus discípulos son sus amigos no siervos. Aún más, Jesús es nuestro hermano.

Jesús y Juan


Juan el Bautista también habla de Jesús de la misma manera. Él dice: "Después de mí viene un hombre que es antes de mí, porque existía antes que yo." Ahora sabemos que Juan y Jesús están relacionados. Y sabemos, desde el Evangelio de Lucas, que Juan es mayor que Jesús por unos seis meses, sin embargo, él dice que Jesús se ubica por encima de él y existía antes de él.

Juan aparece primero anunciando el Reino de Dios. Pero Jesús precede a Juan en la dignidad y el estado. Porque, antes de que Juan fuera concebido en el vientre de su madre, Jesús, la Palabra de Dios, ya existía.

Así que Juan dice: "Yo no lo sé". ¿Cómo es que él no sabe su propio primo, aunque él hace declaraciones claras acerca de él? ¿Por qué él no conoce a su primo? Por supuesto, él conoce a Jesús y, al mismo tiempo que no lo conoce. Para al principio no sabía la verdadera identidad de Jesús. Jesús no sólo es su pariente más joven. Jesús es su Señor y su Dios.

Hijo de Dios


¿Cuándo conoce a Juan? Cuando, dice, "vio al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y ​​permaneció sobre él. Yo mismo [en un principio] no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda es el que bautiza con el Espíritu Santo".

Y luego él hace su declaración de fe: "Yo mismo he visto y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios." Jesús es el Señor y Dios. (En este primer capítulo de su evangelio, Juan da a todos los títulos de Jesús: la Palabra, el Hijo del Padre, Cordero de Dios, Hijo de Dios, el Mesías [Cristo], Jesús de Nazaret, Hijo de José, rey de Israel, Hijo del hombre.)

Y, sin embargo, este Señor Jesús está de pie en el agua del río, junto a muchos pecadores. Él es Dios,pero sin embargo él ha venido para servir, para amarnos, para liberarnos, para mezclarse con nosotros, a ser uno de nosotros. Y él nos pide trabajar con él de la misma manera - para estar en el mundo y para servir al mundo, para servir a todos como hermanos y hermanas.

Jesús como siervo La primera lectura también habla de Jesús como siervo. "Israel, tú eres mi siervo." El Señor "me formó desde el vientre para ser su siervo". ¿Y cuál es el trabajo de este siervo? Su trabajo consiste en "hacer que Jacob vuelva a él, y que Israel será reunido a él ..." (En la lectura que se Isaías que se está hablando de las palabras con claridad, pero ahora se aplica a Jesús - y por ende también a nosotros. )

Pero no es suficiente para que sólo los Judios regresen de nuevo a Dios. "Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob y para restaurar a los sobrevivientes de Israel ..." Mucho más, a medida que continúa Isaías: "te voy a poner por luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra ".

Jesús es la luz del mundo entero. Él quiere que cada persona experimente su salvación.


Él quiere que cada una de las personas para entrar en el Reino de Dios. Él quiere que cada persona experimente la verdad, el amor y la libertad del Evangelio. La misión de Jesús es reunir a todos los pueblos del mundo a Dios, su Creador, su principio y su final.

Nuestra misión común

La misión de Jesús es también nuestra misión. No podemos ser buenos discípulos de Jesús si no somos también buenos apóstoles. Para ser un buen cristiano necesariamente implica ser un buen evangelizador. Nuestro deber es no sólo para salvar nuestras almas e "ir al cielo". Nuestro deber es también compartir nuestra fe con los demás, ayudarles a conocer a Jesús y su Evangelio, y para experimentar directamente el amor de Dios.

¿Dónde podemos hacer esto? En nuestros hogares y familias, en nuestros lugares de trabajo, en el área cubierta por nuestra parroquia.

Oremos para que Dios nos ayudará a trabajar juntos con Jesús para establecer su Reino en todo el mundo y especialmente en la parte de éste en el que vivimos nuestras vidas.


La edición y el subrayado son nuestros


Recordemos que Jesús es nuestro Señor por que puede liberarnos de nuestros pecados, de  nuestras ofensas a Dios, y es nuestro Siervo, por que el mismo se sacrifica como un Cordero,  por amor a nosotros.

Que la misericordia y la confianza en el Señor no les falte. 

Gracias 

12 de enero de 2014

"Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así lo que Dios quiere."

Del Santo Evangelio Según San Mateo 3,13-17 
Bautismo del Señor

En aquel tiempo, fue Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole: "Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?" Jesús le contestó: "Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así lo que Dios quiere." Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: "Este es mi hijo, el amado, mi predilecto." (Aciprensa.com)
Comentario: 

Mateo 13,13: Jesús adulto
Después de la “desaparición” de Juan de la escena (13,1), Jesús, desde Nazareth, donde había pasado su infancia y la primera juventud (Mt 12,23), se dirige al río Jordán. Como buen israelita está atento a los movimientos religiosos auténticos que surgen entre el pueblo. Muestra aprobar la obra de Juan y decide recibir el bautismo con agua, no ciertamente para ser perdonado de los pecados, sino para unirse y compartir plenamente las esperanzas y expectativas de todos los hombres y mujeres. No es la humanidad la que va a Él, sino que es Él el que va hacia ella, según la lógica de la encarnación.

Mateo 13,14-15: diálogo de Juan con Jesús
El intento de Juan de impedir el bautismo de Jesús es el reconocimiento de la diversidad entre los dos y el conocimiento del nuevo pacto (la Nueva Alianza) que entra en escena. “Aquél que viene después de mí...os bautizará en Espíritu santo y fuego...tiene en la mano el bieldo...limpiará...recogerá...quemará...” (vv.11-12). El comportamiento de Jesús es el de someterse al plan salvífico de Dios (así cumplimos toda justicia), respetando el modo (en la humildad – kenosis) y los tiempos (la hora – kairos). La diversidad de los dos se colige también por las familias de proveniencia (sacerdotal la de Juan), del lugar (Jerusalén para Juan, Nazaret de Galilea para Jesús), en la modalidad de su concepción (anuncio al padre, Zacarías, según el modelo antiguo; anuncio a la madre, María), la edad de los padres (ancianos los de Juan). Todo está manifestando el pasaje entre el antiguo y el nuevo Testamento. Mateo prepara a los lectores a la novedad del Cristo: “habéis oído que fue dicho, pero yo os digo” (Mt 5).

Mateo 13,16-17: la presentación de Dios Padre y el Espíritu Santo
En el evangelio de Mateo tenemos la solemne “adoración de los Magos” como reconocimiento de la realeza-divinidad de Jesús. Lucas añade también el reconocimiento de Isabel (Lc 1,42-43), de los ángeles (Lc 2,13-14), de los pastores (Lc 2,20), de los ancianos Simeón y Ana (Lc 2,30; 28). En todos los evangelistas, pues, se evoca la proclamación de la identidad divina de Jesús por parte de Dios Padre y del Espíritu Santo presente bajo la forma de paloma. Mateo dice precisamente: “Éste es” y no “tú eres” mi Hijo amado. Jesús es de naturaleza divina y al mismo tiempo el nuevo Adán, principio de una humanidad nueva reconciliada con Dios junto a la naturaleza reconciliada también ella con Dios, a través de la inmersión de Cristo en las aguas. Se reabren los cielos después que han estado cerrados tanto tiempo por causa del pecado y la tierra queda bendecida.

La entrada de Jesús en las aguas prefigura su bajada a los infiernos y se realiza la palabra del salmista (Sal 74, 13-14), Él aplasta la cabeza del enemigo. El Bautismo no sólo prefigura, sino que inaugura y anticipa la derrota de Satanás y la liberación de Adán.

No será fácil por tanto reconocer al Mesías en la dimensión de debilidad, el mismo Juan tiene alguna duda cuando está en la cárcel y le manda decir por medio de sus discípulos: “¿Eres tú aquél que debe venir o debemos esperar a otro? (Mt 11,3).

La edición y el subrayado son nuestros

El bautismo de Juan era sólo para los pecadores que habían ofendido a Dios y querían cambiar de vida. Jesús no lo necesitaba. Jesús al recibirlo se hace ¨nada¨ como nosotros y se nos manifiesta como el Hijo de Dios que obedece en todo a su padre, pues no vino a hacer su voluntad sino la de aquel que lo ha enviado. En nosotros, y en nuestro bautismo, el Espíritu Santo desciende y nos hace ser hijos adoptivos de Dios. 

Que la misericordia y la confianza en el Señor no les falte. 

Gracias

4 de enero de 2014

´¨ Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron¨

Lectura del Santo Evangelio Según San Mateo 2, 1-12
Domingo de Epifania del Señor 


Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: "¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo". Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: "En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel""

Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: "Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo". Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra tierra por otro camino.(Aciprensa.com)

Comentario: 

a) El simbolismo de la estrella:

Los Magos, astrólogos orientales, dedicados a la astrología y a la predicción del destino, a veces interrogaban a los astros.
Ahora, llegados a Jerusalén dicen que han “visto su estrella en su levantar”. El término “levantar”, en griego anatolê, significa, sin artículo, el Oriente (el punto cardinal por donde se levanta el sol); pero en el texto griego está el artículo y esto significa el surgir de un verdadero y propio astro. La confirmación de esto nos viene dada por un texto bíblico: “surgirá un astro de Jacob y se levantará un hombre de Israel” (Num 24,17). La estrella se convierte en figura del nuevo rey apenas nacido y les guía al lugar donde ha nacido y se encuentra. Interesante es anotar que esta estrella, no es visible en Jerusalén, sino que vuelve a aparecer a los Magos mientras ellos se alejan de la ciudad. La estrella es, verdaderamente el elemento más significativo del relato.


Primero de todo, los Magos en su largo caminar no han seguido a la estrella, sino más bien la han visto levantarse y enseguida la han asociado con el nacimiento del Mesías. Además el viaje no era hacia lo desconocido, sino que tenía como meta a Jerusalén, la ciudad a la cual acuden en peregrinación todos los pueblos de la tierra según el profeta Isaías.

La ciudad, a esta noticia de los Magos que vienen para adorar al Mesías, se conturba y se agita. Los habitantes de Jerusalén no parecen muy entusiastas y no se preocupan lo más mínimo de rendir homenaje al “nacido rey de los judíos”. Sino que, para colmo, Herodes proyecta matarlo.

Aunque en Is 1-6 la ciudad de Jerusalén está llamada a “levantarse y acoger la gloria del Señor”, ahora en Mateo se asiste a una reacción de rechazo por parte del rey y de Jerusalén con relación al Mesías nacido en Belén. Tal conducta prefigura el comienzo de las hostilidades que llevarán a Jesús a ser condenado precisamente en Jerusalén. No obstante tal reacción, que impide a los Magos acercarse a la salvación precisamente en la ciudad elegida para ser instrumento de comunión de todos los pueblos de la tierra con Dios, los acontecimientos del nacimiento de Jesús se trasladan a Belén. Dios que guía los sucesos de la historia hace que se vayan de Jerusalén los Magos, que se pongan en camino y encuentren al Mesías, en la ciudad que fue patria de David, Belén. En esta ciudad David había recibido la investidura real con la unción dada por Samuel, ahora, por el contrario, el nuevo rey recibe una investidura divina: no con óleo, sino en el Espíritu Santo (1,18.20). A esta ciudad suben ahora los pueblos, representados por los magos, para contemplar el Emmanuel, el Dios con nosotros, y para hacer experiencia de paz y de fe..

b) El simbolismo del camino de los magos:

i) Un camino lleno de dificultades, pero al final termina con éxito

El motor de su itinerario es el aparecer de una estrella, asociada enseguida al nacimiento de un nuevo rey: “ hemos visto su estrella en el Oriente” . La estrella es aquí sólo una señal, un indicio que comunica a los Magos la iniciativa de ponerse en camino. Al principio puede ser que estén movidos por la curiosidad, pero enseguida esta curiosidad se transformará en deseo de búsqueda y descubrimiento. Se da el hecho que aquel indicio de la estrella ha conmovido a los personajes y los ha empujado a buscar para encontrar una respuesta: ¿quizás a un profundo deseo? ¡Quién lo sabe! El texto muestra que los Magos tienen en el corazón una pregunta y que no temen repetirla, haciéndose inoportunos: “¿Dónde está el rey de los Judíos?”

La pregunta se la hacen al rey Herodes e, indirectamente, a la ciudad de Jerusalén. La respuesta viene dada por los expertos, sumos sacerdotes, escribas: es necesario buscar el nuevo rey en Belén de Judá, porque así lo ha profetizado Isaías: “Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no , la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel” (Mt 2,6). El texto profético sale al encuentro de las dificultades de los Magos: la Palabra de Dios se convierte en luz para su camino.

En fuerza de aquella información, sacada de la profecía isaiana, y confortados por el reaparecer de la estrella los Magos emprenden de nuevo el camino teniendo como meta, Belén. La estrella que los guía se para sobre la casa en la que se encuentra Jesús. Es extraño que los que viven en Belén o en los alrededores de la casa en la que se encuentra Jesús no vean aquella señal. Además, aquellos que poseen la ciencia de las Escrituras conocen la noticia del nacimiento del nuevo rey de Israel, pero no se mueven para ir a buscarlo. Al contrario, la pregunta de los Magos había, más bien, provocado en sus corazones miedo y turbación. En definitiva, aquellos que están cerca del acontecimiento del nacimiento de Jesús no se dan cuenta de lo acaecido, mientras los lejanos, después de haber recorrido un accidentado camino, al final encuentran lo que buscaban. Pero, en realidad, ¿qué es lo que ven los ojos de los Magos? Un niño con su madre, dentro de una pobre casa. El astro que los acompañaba era aquel sencillo y pobre niño, en el cual reconocen al rey de los Judíos.

Se postran delante de Él y le ofrecen dones simbólicos: oro ( porque se trata de un rey); el incienso ( porque detrás de la humanidad del niño está presente la divinidad); mirra ( aquel astro es un hombre auténtico destinado a morir).

ii) El camino de los Magos: un camino de fe:

No es errado pensar, que lo realizado por los Magos haya sido un auténtico camino de fe, mucho más, ha sido el itinerario de aquéllos que, aunque no pertenecen al pueblo elegido, han encontrado a Cristo. Al comienzo de un camino hay siempre una señal que pide ser vista allí donde todo hombre vive y trabaja. Los Magos han escrutado el cielo, para la Biblia sede de la divinidad, y de allí han tenido una señal: una estrella. Pero para comenzar el recorrido de fe no basta escrutar los signos de la presencia de lo divino. Un signo tiene la función de suscitar el deseo, que necesita para realizarse un arco de tiempo, un camino de búsqueda, una espera. Es significativa la expresión con la que Edith Stein describe su camino de fe: “Dios es la verdad. Quien busca la verdad, busca a Dios, conscientemente o no”.

Un verdadero deseo provoca preguntas. Los Magos, por su parte, encuentran a Jesús porque tienen en su corazón fuertes interrogantes. Tal experiencia del encuentro con Jesús es, verdaderamente, una provocación para la pastoral: se impone la necesidad de no privilegiar una catequesis hecha de certezas o preocupada por ofrecer respuestas prefabricadas, cuanto de despertar en el hombre de hoy preguntas significativas sobre cuestiones cruciales de la humanidad. Es lo que sugiere un obispo del centro de Italia en una carta pastoral: “Presentar a Cristo y al Evangelio en conexión con los problemas fundamentales de la existencia humana (vida-muerte, pecado–mal; justicia-pobreza, esperanza-desilusión, amor–odio, relaciones interpersonales familiares, sociales, internacionales...), donde se evita lo desfasado entre las preguntas de la humanidad y nuestras respuestas”. (Mons. Lucio María Renna, O.Carm.)

La respuesta, como nos enseña la experiencia de los Magos, se encuentra en la Biblia. Y no se trata sólo de un conocimiento intelectual o de un saber acerca del contenido de las Escrituras, como en el caso de los escribas, sino en un acercarse a ella guiado por el deseo, por la pregunta. Para los Magos aquella indicación contenida en las S. Escrituras fue iluminadora para cumplir la última etapa de su camino: Belén. Además la Palabra de Dios les permitió ver en los sencillos y humildes signos de una casa, del niño con María, su madre, al rey de los judíos, el esperado de Israel.

Los Magos adoran y descubren en Jesús a aquel que habían con tanta ansia buscado. El lector, por un lado se sorprenderá por la desproporción existente entre los gestos y dones de los Magos y la humilde realidad que se presenta a sus ojos; pero, por otra parte, está seguro que aquel niño, que los Magos adoran es precisamente el Hijo de Dios, el esperado Salvador del mundo. Y así el itinerario se convierte en itinerario de todo lector que lee esta significativa historia de los Magos: quien busca, aunque parezca que Dios está lejos, puede encontrarlo. Aquéllos que, por el contrario, presumen de saber todo de Dios y creen tener asegurada la salvación, corren el riesgo de privarse del encuentro con Él. En una catequesis habida en Colonia con ocasión de la XX Jornada de la Juventud así se expresaba el arzobispo Bruno Forte: “los Magos representan a todos los buscadores de la verdad, listos a vivir la existencia como un éxodo, en camino hacia el encuentro con la luz que viene de lo alto”

Además la experiencia de los Magos nos enseña que en toda cultura, en todo hombre hay esperanzas profundas que necesitan ser saciadas. De aquí la responsabilidad de leer los signos de Dios presentes en la historia de los hombres.



La edición y el subrayado son nuestros
Tomado del Sitio Oficial de los Carmelitas


Descubramos que Dios no quiere hacerse el desconocido sino quiere mostrarse a todos nosotros, a los que creen y a los que no. Ël nos conoce tan bien a cada uno,  que se nos muestra en la forma en que podamos reconocerle. 


Que la misericordia y la confianza en el Señor no les falte. 


Gracias