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25 de mayo de 2014

"El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él."



6° Domingo de Pascua
Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 14,15-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él." (Aciprensa.com)

Comentario:

En el evangelio de hoy, Jesús está cerca de sufrir su Pasión, y quiere dejar las últimas enseñanzas a los discípulos: El sentido de seguirle y sus exigencias. 

Dios quien nos ama, quiere que todos nos salvemos. Y el Amor que quiere de ti, debe incluir sin duda, sentimientos, actitudes y palabras, pero también debe manifestarse en acciones concretas, como el cumplir su voluntad. 

Jesús te dice: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos¨. Dios no quiere siervos, sino hijos que libremente le amen. Jesús, te muestra la máxima obediencia y libertad, ofreciendo su propia vida para salvarte. Sin duda, sólo a algunos se les hará tal pedido. 

Pero en todo caso, este es un camino que no acaba y no lo haces sólo sino con la ayuda del Defensor: El Espíritu Santo. Inicia con la libre y voluntaria disposición de escucharle, sigue con la decisión de obedecerle y se mantiene con la actitud firme de serle fieles. 

Comentario completo:

Las palabras de Jesús poco antes de su glorificación indican a la Iglesia el sentido del seguimiento y sus exigencias. Son palabras fuertes, que reflejan la gloria de Aquel que se entregará y dará su vida, libremente, para la salvación del mundo (cfr. Jv 10,17-18); pero al mismo tiempo son palabras íntimas, y por esto mismo sencillas, esenciales, cercanas, concadenadas, típicas de un discurso de despedida donde la repetición se convierte en llamada apremiante. Ser discípulos de Cristo es ante todo un don: es El que ha elegido a los suyos, es El que les ha revelado su misión y está revelando el gran “trasfondo” del proyecto de salvación: el querer del Padre, el amor entre el Padre y el Hijo que ahora se comunica a los hombres. Los discípulos ahora conocen, a diferencia del pasado de los primeros pasos de la historia de salvación y del presente de los que se han encerrado en si mismos optando por no comprender el valor de las obras realizadas por el Hijo por voluntad del Padre; este conocimiento pide e pedirá opciones coherentes para no quedarse en una pretensión vacía y estéril (cfr. 1Jn 4,8.20). “Permanecer” en el amor de Jesús y observar sus “mandamientos” es ante todo una revelación, el don de una suprema posibilidad que libera al hombre de la condición servil respecto de Dios mismo para ponerlo en una nueva relación con El, marcada por la reciprocidad, la relación típica de la amistad. “Permanecer en su amor” es lo que los Sinópticos llamarían el reino de Dios”, nueva situación en la historia antes herida por el pecado y ahora liberada.

En la cultura hebrea la observancia de los mandamientos iba unida a unos preceptos que iban hasta los más nimios particulares; todo esto tenía y tiene su valor, testimoniando así el esfuerzo de fidelidad a Dios de parte de los israelitas, llenos de celo; el riesgo, común a todas las realidades humanas, era el de perder de vista la iniciativa de Dios enfatizando la respuesta humana. En el evangelio de Juan, Jesús restaura y por lo tanto renueva el campo semántico de la “ley” y de los “mandamientos” con el concepto de “permanecer”. Renueva y personaliza, ya que anuncia y muestra el amor del Padre dando su vida para salvar el mundo; es amor que revela la calidad no en abstracto, sino en el rostro concreto y cercano de Cristo que ama “hasta el fin” y vive en primera persona el amor más grande. Más de una vez Jesús ha descrito su relación con el Padre; el hecho que el se ponga bajo la señal de la obediencia al Padre califica la obediencia misma; no es la obediencia de un siervo, sino la del Hijo; es la obra que realizar, los “mandamientos de mi Padre”, no son algo exterior a Jesús, sino lo que El conoce y desea con todo su ser. El Verbo, que estaba con el Padre, está siempre con él haciendo lo que le complace en una comunión de operatividad que engendra vida. Y es justamente esto que Jesús pide a sus discípulos, teniendo en cuenta que aquel “como el Padre me amó... como yo os he amado” no queda a nivel de ejemplo, sino que se pone a nivel generativo, originario: es el amor del Padre la fuente de amor expresado por el Hijo, es el amor del Hijo la fuente de amor que los discípulos podrán dar al mundo.

Conocimiento y praxis están pues íntimamente enlazados en perspectiva del “Evangelio espiritual”, así como ha sido definido el Evangelio de Juan desde los tiempos de los Padres de la Iglesia. La fe misma, cuando es auténtica, no soporta dicotomías ante la vida.

Los discípulos aparecen en estos versículos como objeto del amor entrañable de su maestro; él no los olvidará ni siquiera al acercarse de la prueba, cuando rezará al Padre por ellos y “por todos aquellos que por su palabra creerán...” (Jn 17,20). En el horizonte de la escucha, de la acogida y del compromiso está su gozo, que es el mismo que el del maestro. Es El quien los ha elegido, con los criterios que sólo Dios conoce, una elección que recuerda la opción de Israel, el más pequeño de todos los pueblos. Es Jesús quien los ha constituido, instruido, fortalecido. Todo esto asume un significado todavía más intenso si leído a la luz de Pascua y de Pentecostés. Parece una paradoja, pero es justamente a esto a lo que están llamados: ser firmes/permanecer, y sin embargo ir. Firmeza y dinamismo cuya fuente sigue siendo el misterio de Dios, por el cual el Verbo estaba con el Padre, y sin embargo puso su morada entre nosotros (cfr. Jn 1,2.14).

Ser constituidos en esta solidez, ir y dar fruto define así el cometido de los discípulos después de la Pascua del Señor Jesús. Pero todo esto lo tenemos en los versículos siguientes, unido a la invitación a pedir al Padre, en nombre de Jesús. Del Padre, en Cristo y con la fuerza del Consolador se espera, pues, la gracia para amar y, amando, el testimoniar.
 
La edición y el subrayado son nuestros

Que la misericordia y la confianza en el Señor no te falte 

Gracias


21 de mayo de 2014

Francisco: ¨El don de la ciencia nos pone en profunda sintonía con la Creación y nos hace partícipes de la limpidez de su mirada y de su juicio¨

Fuente: Camino Católico.org


Síntesis del Papa Francisco:

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy vemos otro don del Espíritu Santo, el don de ciencia. Esta ciencia no se limita al conocimiento humano de la naturaleza, sino que, a través de la creación, nos lleva a percibir la grandeza de Dios y su amor por sus criaturas. Este don del Espíritu Santo nos hace descubrir cómo la belleza e inmensidad del cosmos nos habla del Creador y nos invita a alabarlo.

Al comienzo de la Biblia, se subraya que Dios mismo se alegró de su obra : todo era bueno y, el hombre, “muy bueno”. El don de la ciencia nos pone en sintonía con esta mirada de Dios sobre las cosas y sobre las personas. Una mirada bondadosa y respetuosa, que nos advierte del peligro de creernos los dueños absolutos de la creación, disponiendo de ella a nuestro antojo, y sin límites. La creación no es propiedad nuestra, y, menos aún, sólo de algunos, sino que es un regalo que Dios nos ha dado para que la cuidemos y la utilicemos con respeto en beneficio de todos.

Si no cuidamos la creación, la destruimos. Y si destruimos la creación, la creación nos destruirá a nosotros. Recuerden aquel dicho: Dios perdona siempre, nosotros, los hombres, perdonamos algunas veces, la naturaleza no perdona nunca si la maltratamos.

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, particularmente a los grupos de sacerdotes del Colegio Mexicano en Roma, de la Arquidiócesis de Madrid y de la Diócesis de Nezahualcoyotl, así como a los fieles venidos de España, México, Argentina, Panamá, Costa Rica, Paraguay, Perú, Colombia y otros países latinoamericanos. Que sepamos ver cuanto nos rodea como obra de Dios, y a nuestros semejantes como hermanos y hermanas. Muchas gracias.


Queridos hermanos,

Mi pensamiento va, una vez más, a las poblaciones de Bosnia – Herzegovina y Serbia, duramente golpeadas por inundaciones, con pérdidas de vidas humanas, numerosos desplazados e ingentes daños. Lamentablemente la situación se ha agravado, por lo tanto los invito a unirse a mi oración por las víctimas y por todas las personas probadas por esta calamidad. Que a estos hermanos nuestros no les falte nuestra solidaridad y el sostén concreto de la comunidad internacional.

El 24 de mayo celebramos la memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María Auxilio de los Cristianos, venerada con mucha devoción en el Santuario de Seshán en Shangai. Pido a todos los fieles que recen con el fin de que, bajo el amparo de la Madre Auxiliadora, los católicos chinos sigan creyendo, esperando y amando y sean, en toda circunstancia, fermento de armoniosa convivencia entre sus conciudadanos.

También el próximo sábado, en Aversa, serán proclamados Beatos Mario Vergara, sacerdote del PIME, e Isidoro Ngei Ko, fiel laico y catequista, asesinados en 1950 en Birmania, en odio a la fe cristiana. Que su heroica fidelidad a Cristo pueda ser aliento y ejemplo para los misioneros y en especial para los catequistas que, en tierras de misión, desarrollan una preciosa e insustituible obra apostólica, por la cual toda la Iglesia les es grata.

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Texto completo de la catequesis: 

Los dones del Espíritu: la Ciencia

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!


Hoy queremos resaltar otro don del Espíritu Santo, el don de ciencia. Cuando se habla de ciencia, el pensamiento va inmediatamente a la capacidad del hombre de conocer siempre mejor la realidad que lo circunda y de descubrir las leyes que regulan la naturaleza y el universo. Pero la ciencia que viene del Espíritu Santo no se limita al conocimiento humano: es un don especial que nos lleva a percibir, a través de la creación, la grandeza y el amor de Dios y su relación profunda con cada criatura.

1- Cuando nuestros ojos son iluminados por el Espíritu Santo, se abren a la contemplación de Dios, en la belleza de la naturaleza y en la grandiosidad del cosmos,y nos llevan a descubrir cómo cada cosa nos habla de Él, cada cosa nos habla de su amor. ¡Todo esto suscita en nosotros gran estupor y un profundo sentido de gratitud! Es la sensación que sentimos también cuando admiramos una obra de arte o cualquier maravilla que sea fruto del ingenio y de la creatividad del hombre: de frente a todo esto, el Espíritu nos lleva a alabar al Señor desde lo profundo de nuestro corazón y a reconocer, en todo lo que tenemos y somos, un don inestimable de Dios y un signo de su infinito amor por nosotros.

2- En el primer capítulo del Génesis, precisamente al inicio de toda la Biblia, se pone en evidencia que Dios se complace de su creación, subrayando repetidamente la belleza y la bondad de cada cosa.Al final de cada jornada, está escrito: “Dios vio que era cosa buena” (1,12.18.21.25). Pero si Dios ve que la creación es una cosa buena y una cosa bella, también nosotros tenemos que tener esta actitud: de ver que la creación es cosa buena y bella. Y con el don de la ciencia, por esta belleza, alabamos a Dios, agradecemos a Dios por habernos dado ¡tanta belleza! Y este es el camino. Y cuando Dios terminó de crear al hombre no dijo “vio que era cosa buena”, dijo que era “muy buena”, nos acerca a Él. Y a los ojos de Dios nosotros somos lo más bello, lo más grande, lo más bueno de la creación. Pero padre, ¿los ángeles? ¡No! Los ángeles están más abajo nuestro, ¡nosotros somos más que los ángeles! Lo escuchamos en el libro de los Salmos. ¡Nos quiere el Señor! Debemos agradecerle por esto.

El don de la ciencia nos pone en profunda sintonía con la Creación y nos hace partícipes de la limpidez de su mirada y de su juicio. Y es en esta perspectiva que logramos captar en el hombre y en la mujer el culmen de la creación, como cumplimiento de un designio de amor que está impreso en cada uno de nosotros y que nos hace reconocernos como hermanos y hermanas.

3- Todo esto es fuente de serenidad y de paz y hace del cristiano un gozoso testigo de Dios,en las huellas de San Francisco de Asís y otros muchos santos que supieron alabar y cantar su amor a través de la contemplación de la creación. Al mismo tiempo, sin embargo, el don de ciencia nos ayuda a no caer en algunas actitudes excesivas o equivocadas. El primero es el riesgo de considerarnos dueños de la creación. Porque la creación no es una propiedad, que podemos gobernar a voluntad; ni mucho menos, es una propiedad de sólo algunos pocos: la creación es un regalo, es un don maravilloso que Dios nos ha dado, para que lo cuidemos y lo utilicemos en beneficio de todos, siempre con gran respeto y gratitud.

La segunda actitud equivocada es la tentación de quedarnos en las criaturas, como si éstas pudieran ofrecer la respuesta a todas nuestras expectativas. Y el Espíritu Santo con el don de la ciencia nos ayuda a no caer en esto. Pero yo quisiera volver a la primera vía equivocada “cuidar la creación”, no "adueñarse de la creación". Debemos cuidar la creación, es un don que el Señor nos ha dado, para nosotros, ¡es el regalo de Dios a nosotros! Nosotros somos custodios de la creación, pero cuando nosotros explotamos la creación, ¡destruimos el signo de amor de Dios! Destruir la creación es decir a Dios: “no me gusta, esto no es bueno”. ¿Y qué te gusta a ti? Me gusto a mí mismo: ¡éste es el pecado! ¿Han visto? La custodia de la creación es precisamente la custodia del don de Dios. Y también es decir al Señor: “gracias, yo soy el dueño de la creación. Pero para hacerla seguir adelante yo no destruiré jamás tu don”.

Y esta debe ser nuestra actitud con respecto a la creación. Custodiarla, porque si nosotros destruimos la creación, la creación nos destruirá. No olviden esto.

Una vez, yo estaba en el campo y escuché un dicho de parte de una persona simple, a la cual le gustaban tanto las flores y él cuidaba estas flores y me dijo: “debemos custodiar estas bellas cosas que Dios nos ha dado. La creación es para nosotros; para que nosotros la aprovechemos bien. No explotarla, custodiarla. “Porque, ¿usted sabe padre?” – así me dijo – “Dios perdona siempre”. Sí, y esto es verdad, Dios perdona siempre. “Nosotros seres humanos, hombres y mujeres, perdonamos algunas veces”. Y sí, algunas no perdonamos. “Pero la naturaleza, padre, no perdona jamás y si tú no la cuidas, ella te destruirá”.

Esto debe hacernos pensar y pedir al Espíritu Santo: este don de la ciencia para entender bien que la creación es el más hermoso regalo de Dios. Que Él ha dicho: esto es bueno, esto es bueno, esto es bueno y este es el regalo para lo más bueno que he creado, que es la persona humana. Gracias.

La edición y el subrayado son nuestros

18 de mayo de 2014

"Yo soy el camino, la Verdad, y la Vida"

5° Domingo de Pascua
Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 14,1-12

En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino." Tomás le dice: "Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?" Jesús le responde: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto." Felipe le dice: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta." Jesús le replica: "Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre." (Aciprensa.com)

Comentario:

El evangelio de hoy nos habla de la identidad de Jesús. Sabemos que Jesús es nuestro Salvador, aquel que ha venido para rescatarnos del pecado y de la muerte. Pero hoy Jesús te pide que le reconozcas como Dios. A los discípulos les cuesta mucho hacerlo por que presienten su partida, con temor y ansiedad le escuchan.

Jesús te pide que confies en Él, que le brindes la misma confianza total que a Dios Padre.. Jesús al decirte que Ël es el Camino, te llama a convertirte en un tipo especial de persona, una persona cuyo ser entero refleje la Verdad y la Vida que el mismo nos revela. Tienes que identificarte totalmente con la visión y los valores de Jesús. Una persona de la Verdad y la Vida.

La Verdad para Jesús es la Coherencia entre su yo interior y su comportamiento externo. Debes ser un persona completa, integra y funcional que responda adecuadamente a la Vida que el te da. Para saber todo esto solo hay que mirar a Jesús, quien es el rostro humano de Dios, pálido reflejo pero ¨útil¨ al fin. (Ideas tomadas de Living Space. Commentaries on the daily readings.)


Comentario completo:

Lecturas: Hechos 6:1-7; 1 Pedro 2:4-9; Juan 14:1-12

LA IDENTIFICACIÓN CERCANA de Jesús con Dios Padre es el tema destacado del pasaje evangélico de hoy. Hay un énfasis secundario pero relacionado en nuestra identificación con Jesús y su misión.

El contexto del Evangelio es siempre el discurso de Jesús con sus discípulos en la Última Cena. Son conscientes de que Jesús está a punto de partir. Hay un aire cargado de tristeza y ansiedad cuando los enemigos de Jesús se cierran en torno a él.

Una llamada a confiar
" No dejen que sus corazones se preocupen ", son sus palabras de aliento. " La confianza en Dios  y la confianza en mí " es una llamada a la fe total en el Padre y en Jesús. Es un solo acto de confianza para tener fe en el único Dios,  es tener la misma fe en uno y en el otro. Y, hacia el final del pasaje, Jesús apela a la evidencia de todo lo que le han visto decir y hacer. " Tienes que creerme cuando digo que yo estoy en el Padre y el Padre en mí; crean en la evidencia de lo que he hecho, y no por otra razón".

Los discípulos no pueden estar muy felices de escuchar que Jesús los dejará pronto. No es de extrañar que su corazón este "turbado". Esto, a pesar de la promesa de que Jesús se va a " prepararles un lugar " y que volverá por ellos ", para que donde yo estoy, vosotros estén conmigo".

El Camino
Ellos no deberían tener problemas para entender y aceptar esto. Jesús ha estado con ellos durante tres años, les ha enseñado continuamente todo durante este tiempo, han visto su enseñanza y su labor entre la gente, por lo que les dice : " Ustedes saben el camino hacia donde voy ".

Tomás, el hombre al que le gusta confrontar y el que tiene la mente muy literal, protesta: " Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino ? " Él está pensando claramente en términos geográficos. De hecho, todas las palabras de Jesús sobre el ir y venir se habla en un nivel muy diferente. Sin embargo, podemos estar agradecidos a Tomas para extraer de Jesús uno de los grandes dichos del Evangelio de Juan: " Yo soy el Camino - Yo Soy la Verdad y la Vida. Nadie puede venir al Padre sino por mí. " Es obvio por todo lo que ya se ha dicho que el Camino de Jesús, todos los que van y vienen, los" lugares "que se están preparando, esto no debe entenderse en ningún literal o el sentido espacial. Ellos se entienden totalmente en términos de relaciones mutuas, las relaciones mutuas entre Jesús, el Padre y sus seguidores. El "camino" de Jesús, a través de su venida el sufrimiento y la muerte, va a terminar en la vida nueva y abundante que él quiere para todos sus seguidores.

¿A dónde va el camino?
Seguir el camino de Jesús es no ir a ninguna parte. Es convertirse en un tipo especial de persona, una persona cuyo ser entero refleje la Verdad y la Vida que Jesús nos revela. Es ser una persona que se identifica totalmente con la visión y los valores de Jesús. Ser tal persona es ser una persona de la Verdad y la Vida.

La verdad es que aquí no se entiende en un sentido puramente intelectual. La verdad es que la completa integridad y la armonía que Jesús mismo reveló no sólo en lo que decía, sino en la manifestación total de su vida y su persona. La Verdad para Jesús no era sólo algo que sabía o aceptaba o creía; la Verdad para Jesús era lo que él estaba en toda su persona: pensamientos, sentimientos, acciones, relaciones. Era la conformidad total entre su yo interior y su comportamiento externo. Para que vivamos la Verdad de esa manera debemos estar también completamente vivos, debemos ser "personas completas y funcionales", respondiendo totalmente a la abundancia de la Vida que Jesús vino a darnos.

Verdad y Vida
Y Dios Padre es, por supuesto, también la Verdad y la Vida. Pero vamos a Dios Padre por medio de Jesús y por eso llamamos a Jesús el "Camino", porque él es la manifestación visible en forma humana de todo lo que su Padre es. Esta es la encarnación del ser del Padre en la persona humana de Jesús, un hombre " como nosotros en todas las cosas ", para nosotros es modelo accesible que nos ayuda a crecer cada vez más en la semejanza de nuestro Dios y experimentar al máximo su amor y la vida en nosotros.

Y por eso Jesús dice con toda lógica, " Si me conoces, conoces a mi padre también¨. A partir de este momento en que le conocéis y le habéis visto . "Ahora es el turno de Felipe para interponer. " Señor, vamos a ver al Padre y nos basta . "  Era la esperanza de cada buen Judio en esos días, ver a Dios cara a cara. " ¿He estado con ustedes todo este tiempo, Felipe ", dice Jesús (con un dejo de decepción?)," y todavía no me conoces? Si me han visto han visto al Padre, ¿cómo puedes decir, 'Vamos a ver al Padre' ? "

Ver a Dios en Jesús
¨Porque, como sigue Jesús, él está en el Padre y el Padre está en él¨ Sin embargo, esta afirmación debe entenderse con algunas salvedades. Jesús es el Hijo de Dios y es uno con el Padre en todas las cosas, pero para decir que cuando vemos a Jesús vemos a Dios es a la vez verdadera y no es del todo cierto. Para Jesús, tal como lo conocemos, está limitada por su condición humana. Cuando habla, sin duda, es Dios quien habla. Cuando cura, sin duda Dios sana. Cuando Jesús murió en la cruz, ¿Dios también murió? Seguramente no. Dios no puede morir. La muerte de Jesús en su humanidad fue testigo sublime del amor y la compasión del Dios Viviente.

Pálido reflejo
Jesús, en su humanidad, no es sino el reflejo más pálido de lo infinito de la Verdad, la Bondad y la Belleza de Dios. Cuando vemos a Jesús, vemos a Dios, pero ... hay mucho que no nos vemos. Y así se habla de Jesús como el Camino. Vamos a través de él para encontrar la realidad total de Dios. Una realidad que los místicos han dado destellos de pero que la mayoría de nosotros tendrá que esperar hasta después de que nos queda esta tierra. Es importante que entendamos esto porque yo no encuentro que muchas personas tienden a hablar más libremente de la relación entre Dios el Padre y Jesús. Si hacemos a Jesús, no el camino, pero el final, podemos encontrarnos con un Dios muy reducida. Felipe pensó que conocía muy bien a Jesús, al pasar todos los días con él. Sin embargo, él no estaba dispuesto a reconocer a Dios en las palabras y obras de Jesús y por lo que realmente no conocía a Jesús.

Muchas moradas de Dios
Hoy en día, tal vez, nuestro problema no es tanto el reconocimiento de Dios en Jesús. De hecho, como se ha mencionado, se puede ir demasiado lejos al hacer eso. Nuestro problema no es ser capaz de reconocer a Dios en el mundo y en la gente que nos rodea. Al comienzo del evangelio de hoy, Jesús dice que hay muchas "habitaciones", muchas moradas en la casa de su Padre.

Podemos entender esto, por supuesto, como "el cielo", pero la morada de Dios es también la Iglesia, cada comunidad cristiana es una morada de Dios. Y de hecho todos y cada discípulo, el que cree en Cristo, es una parte del templo de Dios. En la actualidad  ya no es para nosotros un templo material. Además, como Pablo dijo a los romanos: " desde la creación del mundo [de Dios] la naturaleza invisible de él, su eterno poder y divinidad, se ha percibido claramente en las cosas que se han hecho ". Es decir, que no sólo en las comunidades cristianas, pero de hecho, en todos los pueblos y en el conjunto de nuestro entorno creado, la presencia de Dios está gritando a nosotros. "El mundo está cargado de la grandeza de Dios", escribió el poeta Gerard Manley Hopkins. Cada pequeña flor, cada pájaro que canta puede decirnos: "¿Quién me ve, ve al Padre".

Las mismas obras como Jesús - y aún más
Por último, Jesús tiene una palabra para nosotros. " El que cree en mí [y en mi identidad con el Padre] realizará las mismas obras que yo hago. Se llevará a cabo obras aún mayores, porque yo voy al Padre . " La Iglesia y todos los miembros de cada comunidad cristiana está llamada a continuar la misión de Jesús.

Pero ¿cómo podemos hacer mayores obras que Jesús? Y ¿cómo podemos hacer, porque Jesús va a su Padre? La Iglesia y toda comunidad cristiana está llamada a continuar la misión de Jesús. Es evidente esto a partir de los Hechos de los Apóstoles en adelante. Pero, ¿Hacer más de lo que hizo? Sí, porque dejándonos con el Padre nos pasó su mandato a nosotros.

Continuidad del trabajo de Jesús
Podemos hacer algo más que Jesús no en términos de los signos más espectaculares, sino porque, a Jesús en su humanidad aquí en la tierra, se limitó a una sección muy pequeña del espacio y del tiempo. En su vida, llegó a sólo un número relativamente pequeño de personas. De hecho, cuando murió todo lo que podía mostrar para toda su predicación y milagros eran un puñado de mujeres, a los pies de la cruz. Pedro y los demás no estaban por ningún lado. Extrañamente, sólo al partir Jesús es que la energía y la vida que trajo fueron liberadas. Por su partida se puso en marcha un proceso por el cual su mensaje, su Camino de la Verdad y la Vida, podría llegar a todos los rincones del mundo.

En la actualidad hay muy pocos lugares donde no se ha escuchado el mensaje de Jesús. Además, el Papa o algún otro líder religioso, conectado a los satélites, pueden llegar simultáneamente miles de millones de personas. Jesús en la tierra no podía hacer eso.

Mostrar el Camino
Pero si somos papas, obispos, sacerdotes, oficinistas, camioneros o amas de casa - nuestra obligación es la misma: llevar a las personas con las que entremos en contacto, a lo largo del Camino de Jesús - el Camino de la Verdad y la Vida. Al trabajar juntos, podemos hacer más de lo que hizo Jesús, o más bien lo hace a través de nosotros. El Evangelio aún debe ser predicado con mayor entusiasmo, con mayor relevancia, con la mayor integridad. Al igual que en los tiempos de Jesús, las masas están llamando para ser alimentadas, y nosotros, los amigos y los compañeros de Jesús, hemos sido llamados para llevar el pan de vida para el mundo.

Jesús dijo: " Sin mí no podéis hacer nada ". Es importante que nos demos cuenta de que lo contrario también es cierto en gran medida: sin Jesús no se puede hacer mucho.

La edición y el subrayado son nuestros

Que la Misericordia y la confianza en Dios no te falte

Gracias

16 de mayo de 2014

Francisco:¨Con el don de fortaleza, el Espíritu Santo nos ayuda a superar nuestra debilidad, para que seamos capaces de responder al amor del Señor.¨



Fuente: Radio Vaticana

Síntesis del Papa Francisco:

Queridos hermanos:

En nuestra vida frecuentemente experimentamos nuestra fragilidad, nuestros límites y clausuras. Con el don de fortaleza, el Espíritu Santo nos ayuda a superar nuestra debilidad, para que seamos capaces de responder al amor del Señor. Hay momentos en que este don se manifiesta de modo extraordinario, como ocurre en el caso de tantos hermanos nuestros que no han dudado en entregar su vida por fidelidad al Señor y a su Evangelio. También hoy sigue habiendo muchos cristianos que, en distintas partes del mundo, dan testimonio de su fe, con convicción y serenidad, aun a costa de sus vidas. Esto sólo es posible por la acción del Espíritu Santo que infunde fortaleza y confianza. Sin embargo, no debemos pensar que este don es sólo para las circunstancias extraordinarias; también en nuestra vida de cada día el Espíritu Santo nos hace sentir la cercanía del Señor, nos sostiene y fortalece en las fatigas y pruebas de la vida, para que no nos dejemos llevar de la tentación del desaliento, y busquemos la santidad en nuestra vida ordinaria. Pero para que todo esto sea realidad, es necesario que al don de fortaleza se le una la humildad del corazón. 
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Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España, México, Ecuador, Venezuela, Chile, Argentina y otros países latinoamericanos. Pidamos a la Virgen María que, por su intercesión, el Espíritu Santo nos conceda el don de fortaleza, para que sepamos seguir siempre a Jesús con alegría y perseverancia. Muchas gracias y que Dios los bendiga.
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Texto completo de la catequesis: 

Los dones del Espíritu: la Fortaleza

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hemos reflexionado sobre los tres primeros dones del Espíritu Santo: sabiduría, entendimiento y consejo. Hoy pensemos en lo que hace el Señor, Él viene siempre a sostenernos en nuestra debilidad y esto lo hace con un don especial: el don de la Fortaleza. 

1. Hay una parábola que nos ayuda a comprender la importancia de este don. Un sembrador va a sembrar; pero no todas las semillas que siembra dan fruto. Las que terminan en el camino se las comen las aves; las que caen en terreno pedregoso o entre espinas brotan, pero pronto se secan por el sol o ahogadas por las espinas. Solo las que caen en la buena tierra crecen y dan fruto (cf. Mc 4,3-9 / / Mt 13:3-9 / / Lucas 8,4-8). Como el mismo Jesús cuenta a sus discípulos, este sembrador representa al Padre, que difunde abundantemente la semilla de su Palabra. La semilla, sin embargo, a menudo, choca con la aridez de nuestros corazones y, aun cuando viene recibida, a menudo se mantiene estéril. Con el don de la Fortaleza, en cambio, el Espíritu Santo libera la tierra de nuestro corazón, la libera del letargo, de las incertidumbres y de todos los miedos que pueden detenerlo, de modo que la Palabra del Señor sea puesta en práctica, de manera auténtica y alegre. Es una verdadera ayuda este don de la Fortaleza, nos da fuerza, incluso nos libera de tantos impedimentos.

2.Hay también momentos difíciles y situaciones extremas en las cuales el don de la Fortaleza se manifiesta de modo extraordinario, ejemplar. Es el caso de aquellos que tienen que afrontar experiencias particularmente duras y dolorosas, que perturban su vida y la de sus seres queridos. La Iglesia resplandece por el testimonio de tantos hermanos y hermanas que no han dudado en dar la propia vida, con tal de permanecer fieles al Señor y a su Evangelio. También hoy no faltan cristianos que en tantas partes del mundo continúan celebrando y testimoniando su fe, con profunda convicción y serenidad y resisten también cuando saben que esto puede costar un precio muy alto. También nosotros, todos nosotros conocemos gente que ha vivido situaciones difíciles, tantos dolores. Pensemos en aquellos hombres y en aquellas mujeres que llevan una vida difícil, luchan por llevar adelante la familia, educar a los hijos, pero esto lo hacen porque está el Espíritu de la Fortaleza que los ayuda. Cuántos, cuántos hombres y mujeres, de los cuales no conocemos el nombre, honran nuestro pueblo, honran nuestra iglesia porque son fuertes, fuertes en el llevar adelante su vida, su familia, su trabajo, su fe. Pero estos hermanos y hermanas nuestros son santos, santos cotidianos, santos escondidos, en medio de nosotros. Tienen precisamente el don de la Fortaleza para llevar adelante su deber de personas, de padres, de madres, de hermanos, de hermanas, de ciudadanos. Tenemos tantos, tantos. ¡Agradezcamos al Señor por estos cristianos que tienen una santidad escondida, pero es el Espíritu dentro que los lleva adelante! Y nos hará bien pensar en esta gente, si ellos hacen esto, si ellos pueden hacerlo ¿por qué yo no? Y pedirle al Señor que nos dé el don de la Fortaleza.

3. No se debe pensar que el don de la Fortaleza sea necesario solamente en algunas ocasiones o situaciones particulares. Este don debe constituir la característica esencial de nuestro ser cristianos en la normalidad de nuestra vida cotidiana. Como he dicho, en todos los días de la vida cotidiana tenemos que ser fuertes, tenemos necesidad de esta Fortaleza para llevar adelante nuestra vida, nuestra familia, nuestra fe.

Pablo, el apóstol Pablo, ha dicho una frase que nos hará bien escuchar: “Yo lo puedo todo en aquel que me conforta.” (Fil 4,13). Cuando llega la vida ordinaria, cuando llegan las dificultades, recordemos esto: “todo lo puedo todo en aquel que me conforta”. El Señor da la fuerza, siempre, no falta. El Señor no nos prueba más de lo que nosotros podemos tolerar. Él está siempre con nosotros, “todo lo puedo en aquel que me conforta”.

Queridos amigos, a veces podemos estar tentados de dejarnos vencer por la pereza o peor, por el desaliento, sobre todo de frente a las fatigas y a las pruebas de la vida. En estos casos, no perdamos el ánimo, invoquemos al Espíritu Santo para que, con el don de la Fortaleza, pueda aliviar nuestro corazón y comunicar nueva fuerza y entusiasmo a nuestra vida y a nuestro seguimiento de Jesús. Gracias.

Traducción del italiano: Eduardo Rubió y María Cecilia Mutual 

La edición y el subrayado son nuestros

11 de mayo de 2014

¨Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante."

4° Domingo de Pascua
Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 10,1-10

En aquel tiempo, dijo Jesús "Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a sus voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños." Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: "Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante."(Aciprensa.com)


Comentario:
He aquí otro ejemplo de cómo fue escrito y confeccionado el evangelio de Juan. Las palabras de Jesús sobre el Pastor (Jn 10,1-18) es como un ladrillo colocado en una pared casi terminada. Inmediatamente antes, en Juan 9,40-41, Jesús hablaba de la ceguera de los fariseos. Inmediatamente después, en Juan 10,19-21, vemos la conclusión de la discusión sobre la ceguera. Y así las palabras sobre el Buen Pastor nos enseña cómo hacer para quitar de los ojos la ceguera. Con este ladrillo la pared queda más fuerte y más bella.

Juan 10,1-5: La semejanza entre el salteador y el pastor
Jesús comienza su discurso con la semejanza de la puerta: “En verdad, en verdad os digo: quien no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, es un ladrón y un salteador. Pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas”. Para entender esta semejanza, debemos recordar cuanto sigue. En aquel tiempo, los pastores se ocupaban del rebaño durante el día. Cuando llegaba la noche, llevaban las ovejas a un gran redil o recinto comunitario, bien protegido contra salteadores y lobos. Todos los pastores de una misma región llevaban allí sus rebaños. Había un guardián que se ocupaba del redil toda la noche. Por la mañana venía el pastor, tocaba las palmas de las manos sobre la puerta y el guardián abría. El pastor se acercaba y llamaba a sus ovejas por su nombre. Las ovejas reconocían la voz del pastor, se levantaban y salían detrás de él a pastar. Las ovejas de los otros pastores oían la voz, pero se quedaban donde estaban, porque para ellas no era conocida la voz. Todos los días había peligros de asaltos. Los ladrones entraban por una hendidura, quitando las piedras del muro que rodeaba, para robar las ovejas. No entraban por la puerta, porque allí estaba el guardián vigilando.

Juan 10, 6-10: La semejanza de la puerta de las ovejas
Aquéllos que escuchaban, los fariseos, (Jn 9,40-41), no entendían lo que significaba “entrar por la puerta”. Entonces Jesús lo explica: “¡Yo soy la puerta!” Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores”. ¿De quién está hablando Jesús con esta frase tan dura? Probablemente, por su manera de hablar de los salteadores, se refería a los jefes religiosos que arrastraban a la gente detrás de ellos, pero no respondían a las esperanzas de la gente. No estaban interesados en el bien del pueblo, sino más bien en su propio dinero y en sus intereses. Engañaban a la gente y la abandonaban a su suerte. El criterio fundamental para discernir entre el pastor y el salteador es la defensa de la vida de las ovejas. Jesús dice: “¡Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia!” Entrar por la puerta significa imitar la conducta de Jesús en defensa de la vida de las ovejas. Jesús pide a la gente tomar la iniciativa de no seguir a quien se presenta como si fuese pastor, pero que no está interesado en la vida de la gente.

Juan 10,11-15: La semejanza del Buen Pastor
Jesús cambia la semejanza. Antes Él era la puerta, ahora es el pastor. Todos sabían cómo era un pastor y cómo vivía y trabajaba. Pero Jesús no es un pastor cualquiera, es ¡el buen pastor! La imagen del buen pastor viene del Antiguo Testamento. Diciendo que es el Buen Pastor, Jesús se presenta como aquél que viene a cumplir las promesas de los profetas y las esperanzas del pueblo. 

Hay dos puntos en los que insiste: 
(a) En la defensa de la vida de las ovejas: el buen pastor da su vida. 
(b) En el mutuo entendimiento entre el pastor y las ovejas: El Pastor conoce a sus ovejas y ellas conocen al pastor.

Y el falso pastor, que quiere vencer su ceguera, debe confrontar su propia opinión con la opinión de la gente. Esto era lo que no hacían los fariseos. Ellos despreciaban a las ovejas y las llamaban gente maldita e ignorante (Jn 7,49; 9,34). Al contrario, Jesús dice que la gente tiene una percepción infalible para saber quién es el buen pastor, porque reconoce la voz del pastor (Jn 10,4). “Ellas me conocen” (Jn 10,14). Los fariseos pensaban que poseían la certeza en discernir las cosas de Dios. Pero en realidad eran ciegos.

El discurso sobre el Buen Pastor encierra dos importantes reglas para quitar la ceguera farisaica de nuestros ojos: (a) Los pastores están muy atentos a la reacción de las ovejas, porque reconocen la voz del pastor. (b) Las ovejas deben prestar mucha atención a la conducta de aquéllos que se dicen pastores para verificar si verdaderamente les interesa la vida de las ovejas, sí o no, o si son capaces de dar la vida por las ovejas. ¿Y los pastores de hoy?

  
La edición y el subrayado son nuestros

En aquel tiempo,  el pastor cuidaba del rebaño en el día y al anochecer lo llevaba a un redil comunitario de todos los pastores de la región, para protejerlos de los salteadores y lobos. Había un guardián toda la noche y en la mañana el pastor las iba a buscar, se acercaba y las llamaba por su nombre. Las ovejas le reconocían la voz y salían detrás de él a pastar. Las ovejas de los otros pastores no respondían pues no la conocían.  Mientras que los ladrones entraban abriendo el muro porque sabían que la puerta estaba vigilada.

Los salteadores serían los  jefes religiosos que arrastraban a la gente detrás de ellos, no respondían a las esperanzas de la gente y no estaban interesados en el bien del pueblo, sino más bien en su propio dinero y en sus intereses. Engañaban a la gente y la abandonaban a su suerte. Entrar por la puerta significa imitar la conducta de Jesús en defensa de la vida de las ovejas. Jesús pide a la gente tomar la iniciativa de no seguir a quien se presenta como si fuese pastor, pero que no está interesado en la vida de la gente.


Que la misericordia y la confianza en el Señor no les falte. 

Gracias


7 de mayo de 2014

Francisco: El don del consejo es el don con el que el Espíritu Santo nos ayuda a tomar decisiones en nuestra vida concreta, siguiendo la lógica de Jesús y su Evangelio.



Fuente: Radio Vaticana

Síntesis del Papa Francisco:

Hoy consideramos el don de Consejo. Éste es el don con el que el Espíritu Santo nos ayuda a tomar decisiones en nuestra vida concreta, siguiendo la lógica de Jesús y su Evangelio. Ilumina nuestro corazón y nos hace más sensibles a la voz del Espíritu, para que en nuestros pensamientos, sentimientos e intenciones no nos dejemos llevar del egoísmo o de nuestro modo de ver las cosas, sino de lo que Dios quiere.


Al mismo tiempo, nos lleva a conformarnos cada vez más con Jesús, como modelo de nuestro obrar. ¿Qué podemos hacer para ser más dóciles a este don de Consejo? La condición esencial es la oración. Gracias a la intimidad con Dios y a la escucha de su Palabra va madurando en nosotros una sintonía con el Señor, que nos lleva a preguntarnos constantemente: ¿Qué es lo que el Señor desea? ¿Qué es lo que a él le gusta? ¿Cuál es su voluntad?

Por otra parte, el don de consejo, como los demás dones, constituye un tesoro para toda la comunidad cristiana.

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España, México, Guatemala, Colombia, Perú, Uruguay, Venezuela, Argentina y otros países latinoamericanos. Que la intercesión de la Virgen María, en este mes de mayo, nos ayude a vivir nuestra vida cristiana con más docilidad a la voz y al amor del Espíritu Santo. Muchas gracias, que Dios los bendiga y la Virgen los cuide.

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Texto completo de la catequesis: 

Los dones del Espíritu: el Consejo

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hemos escuchado en la lectura aquella parte del libro de los Salmos que dice “el Señor me aconseja, el Señor me habla interiormente”. Y este es otro don del Espíritu Santo: el don del consejo. Sabemos cuánto es importante, sobre todo en los momentos más delicados, el poder contar con las sugerencias de personas sabias y que nos quieren. Ahora, a través del don del consejo, es Dios mismo, con el Espíritu Santo, que ilumina nuestro corazón, para hacernos comprender el modo justo de hablar y de comportarse y el camino a seguir. Pero ¿cómo actúa este don en nosotros?

1. En el momento en el cual lo recibimos y lo acogemos en nuestro corazón, el Espíritu Santo comienza inmediatamente a hacernos sensibles a su voz y a orientar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras intenciones según el corazón de Dios. Al mismo tiempo, nos lleva siempre más a dirigir la mirada interior sobre Jesús, como modelo de nuestro modo de actuar y de relacionarnos con Dios Padre y con los hermanos. El consejo, es entonces el don con el cual el Espíritu Santo hace que nuestra conciencia sea capaz de hacer una elección concreta en comunión con Dios, según la lógica de Jesús y de su Evangelio. Y de este modo, el Espíritu nos hace crecer interiormente, nos hace crecer positivamente, nos hace crecer en la comunidad. Y nos ayuda a no caer en posesión del egoísmo y del propio modo de ver las cosas. Así el Espíritu nos ayuda a crecer y también a vivir en comunidad.

2. La condición esencial para conservar este don es la oración. Pero siempre volvemos sobre lo mismo ¿no? La oración. Pero es tan importante la oración, rezar. Rezar las oraciones que todos nosotros sabemos desde niños, pero también rezar con nuestras palabras. Rezar al Señor: Señor ayúdame, aconséjame, ¿qué tengo que hacer ahora?Y con la oración hacemos lugar para que el Espíritu venga y nos ayude en aquel momento, nos aconseje sobre lo que nosotros debemos hacer.La oración. Jamás olvidar la oración, jamás. Nadie se da cuenta cuando nosotros rezamos en el autobús, en la calle: oramos en silencio, con el corazón. Aprovechemos estos momentos para rezar. Rezar para que el Espíritu nos dé este don del consejo.

En la intimidad con Dios y en la escucha de su Palabra, poco a poco dejamos de lado nuestra lógica personal, dictada la mayor parte de las veces por nuestra cerrazón, por nuestros prejuicios y nuestras ambiciones, y en cambio, aprendamos a preguntar al Señor: ¿cuál es tu deseo? ¡Pedirle consejo al Señor! Y esto lo hacemos con la oración. De esta manera madura en nosotros una sintonía profunda, casi innata con el Espíritu y comprobamos qué verdaderas son las palabras de Jesús citadas en el Evangelio de Mateo: "No se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes" (Mt 10:19-20). Es el Espíritu que nos aconseja. Pero nosotros debemos darle espacio al Espíritu para que nos aconseje, y dar espacio es rezar. Rezar para que Él venga y nos ayude siempre.

3. Y al igual que todos los otros dones del Espíritu, entonces, el consejo es también un tesoro para toda la comunidad cristiana. El Señor nos habla no solamente en la intimidad del corazón, nos habla sí, pero no solamente allí, sino también a través de la voz y el testimonio de los hermanos. ¡Realmente es un gran don poder encontrar hombres y mujeres de fe que, especialmente en los momentos más complicados e importantes de nuestra vida, nos ayudan a iluminar nuestro corazón y a reconocer la voluntad del Señor!

Yo recuerdo una vez que yo estaba en el confesionario - y había una fila larga adelante - en el Santuario de Luján. Y estaba en la fila un muchacho todo moderno, ¿no? Con aritos, tatuajes, todas las cosas. Y vino para decirme lo que le sucedía a él. Era un problema grande, difícil. ¿Y tú qué harías? Y me dijo esto: yo le he contado todo esto a mi madre y mi madre me dijo: anda a ver a la Virgen y Ella te dirá lo que debes hacer. ¡Esta es una mujer que tenía el don del consejo! No sabía cómo salir del problema del hijo, pero le ha indicado el camino justo: “anda a ver a la Virgen y Ella te dirá”. Este es el don del consejo, dejar que el Espíritu hable. Y esta mujer humilde y simple, ha dado al hijo el más verdadero consejo, el más verdadero consejo. Porque este joven me dijo: “yo he mirado a la Virgen y he sentido que tengo que hacer esto, esto y esto. Yo no tuve que hablar. Lo hicieron todo la madre, la Virgen y el muchacho. ¡Éste es el don del consejo! Ustedes mamás, que tienen este don, ¡pidan este don para sus hijos! El don de aconsejar a los hijos. Es un don de Dios.

Queridos amigos, el Salmo 16 nos invita a orar con estas palabras: "Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia! Tengo siempre presente al Señor: él está a mi lado, nunca vacilaré". (vv. 7-8). Que el Espíritu siempre pueda infundir en nuestro corazón esta certeza y nos llene así con su consuelo y su paz! Pidan siempre el don del consejo.¡Gracias!

Traducción del italiano: Eduardo Rubió y María Cecilia Mutual

La edición y el subrayado son nuestros

4 de mayo de 2014

¨Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos.¨

3° Domingo de Pascua
Lectura del Santo Evangelio Según San Lucas 24,13-35


Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: "¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?" Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replico: "¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?" Él les pregunto: "¿Qué?" Ellos le contestaron: "Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron.

Nosotros esperábamos que él fuera el futuro libertador de Israel. Y ya ves: hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron."

Entonces Jesús les dijo: "¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?" Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.

Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída." Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron: "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?" Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: "Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón." Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.(Aciprensa.com)

Comentario:
Este es uno de los grandes pasajes del Nuevo Testamento. Condensa en poco más de 20 versos toda la vida cristiana. En el domingo de Pascua empieza. En Lucas todas las apariciones de la resurrección tienen lugar en las cercanías de Jerusalén y el Domingo de Pascua.

Comienza con dos discípulos en el camino de salir de Jerusalén. Para Lucas, el punto focal de la misión de Jesús es Jerusalén - era la meta a la que toda la vida pública de Jesús se dirigía y para la nueva comunidad quien traería su mensaje al resto del mundo.

Ellos están en camino a un lugar llamado Emaús, a unos 7 millas (11 kilómetros) de Jerusalén, cuya ubicación exacta no se conoce ahora. En realidad no importa. Ellos estaban en el "camino" - que son peregrinos en el camino de la vida. Jesús es El Camino. El problema es que en este momento van en la dirección equivocada.

Jesús resucitado se les une como un compañero de viaje. "Algo" les impide reconocerlo. ¿Qué fue ese "algo"? Su presunción de que estaba muerto? ¿Fue su idea preconcebida de lo que Jesús debía ser?

Viendo su desánimo y desilusión obvia, se pregunta lo que están hablando. Con ironía deliciosamente inconsciente, dicen, "Usted debe ser el único residente en Jerusalén que no sabe de las cosas que han estado ocurriendo en estos últimos días."

Jesús les juega un poco más con un sonido totalmente inocente-, "¿Qué cosas?" Él quiere escuchar su versión de lo ocurrido. Para ellos, la muerte fue el fracaso de la misión de Jesús. Se refieren a él como un "profeta", como si, después de la debacle de su muerte, que no podían ver en Jesús al Mesías que había reconocido antes. "Teníamos la esperanza ('hlpizomen, elpizomen , sperabamus ) que iba a ser el enviado para librar a Israel. "Una vez más la deliciosa ironía de sus propias palabras se pierde en ellos. Para ellos, la libertad significaba la liberación de la tiranía de la dominación extranjera y tal vez la inauguración del Reino de Dios como ellos lo entendían.

Ellos están desconcertados también por las historias de las mujeres que describen una tumba vacía y ángeles - pero no hay ninguna señal de Jesús. ¡Más ironía! ¡Ellos están abordando estas mismas palabras a Jesús!

Jesús entonces les da una lección de la lectura de las Escrituras y les muestra que todo lo que le sucedió, incluyendo sus sufrimientos y su muerte, lejos de ser una tragedia era todo predestinado. Lucas es el único escritor que habla claramente de un Mesías sufriente. La idea de un Mesías sufriente no se encuentra como tal en el Antiguo Testamento. Más tarde, la Iglesia va a ver una prefiguración del Mesías sufriente en los textos sobre el Siervo Sufriente de Isaías.

Esta historia hace hincapié en que todo lo que le sucedió a Jesús fue el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento y de las esperanzas judías. A lo largo de los Hechos, Lucas argumentará que el cristianismo es el cumplimiento de las esperanzas del judaísmo farisaico y su desarrollo lógico. En muchos aspectos, el evangelio de Mateo tiene un tema similar.

Cuando llegan a su destino, Jesús hace como si fuera a continuar su viaje. Sin embargo, ellos extienden su hospitalidad al forastero. "Yo era un forastero y me recogisteis" "Es tiempo de la tarde casi y el día ya ha declinado", dicen. Así que Jesús va a quedarse con ellos. Maravillosas palabras. Pero no habría sucedido si no hubieran abierto su casa para él.

Cuando se sentaron a la comida, Jesús, el visitante actúa inesperadamente como anfitrión, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a ellos. Y en ese mismo acto le reconocieron. Esta es la Eucaristía donde reconocemos la presencia de Jesús en medio de nosotros en la fracción del pan. No sólo en el pan, pero en la última hora y compartir el pan y en aquellos que comparten el pan partido.

Luego desaparece Jesús. Pero todavía están disfrutando del resplandor. «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?" En la luz de toda esta experiencia, se dan la vuelta [la conversión!] Y vuelven por el camino de Jerusalén a partir del cual querían huir. Allí descubren que sus condiscípulos estaban emocionados por que el Señor habia resucitado y se habia aparecido a Simón. Y ellos cuentan su maravillosa historia y cómo "lo habían reconocido al partir el pan."

Todos los ingredientes de la vida cristiana están aquí.

- Huir de Cristo para ser encontrado por El . Lo hacemos todo el tiempo.

- Encontrar a Jesús en el lugar, con la persona o en la situación inesperada. ¿Cuántas veces ocurre esto y no lo reconocen a él, o peor le maltratan?

- Encontrar el verdadero significado y la identidad de Jesús y su misión en las Escrituras, que lo explica completamente. Sin las Escrituras no podemos pretender conocer a Jesús. Sin embargo, ¿Cuántos católicos van por la vida casi abrir una Biblia?

- Reconocer a Jesús en la fracción del pan, en nuestra celebración de la Eucaristía. El partir y compartir el pan, indica la dimensión esencialmente comunitaria de tal celebración, haciendo una real comunión con todos los presentes.

- La experiencia central de la Escritura y la liturgia nos lleva a participar en la obra de proclamar el mensaje de Cristo y compartir nuestra experiencia con otros para que ellos también la compartan.

- La importancia de la hospitalidad y amabilidad con el extraño. "Tuve hambre ... y me  disteis o no me disteis de comer ..." Jesús es sobre todo presente y se le puede encontrar y amar en el  más insignificante de mis hermanos y hermanas.

La escena también es un modelo de la Eucaristía:
Los que caminan juntos en el camino de reunirse y conocer a Jesús, primero, en la Liturgia de la Palabra donde las Escrituras se abren y explican, y, en segundo lugar, en la Liturgia de la Eucaristía, donde lo que Jesús hizo por nosotros por medio de su sufrimiento, muerte y resurrección es recordado con gratitud y donde el pan que es ahora su Cuerpo y el vino que es su sangre, se comparten entre los que están presentes y con los miembros de su cuerpo místico, para fortalecer su unión y su compromiso de continuar la obra de Jesús.

La edición y el subrayado son nuestros
Jesús  Resucitado, te sale al encuentro, aunque huyas de Él. Te encuentra en lo inesperado, y para reconocerlo debes contar con la Sagrada Escritura en donde descubrirás que es el Hijo de Dios y tu Salvador. Y te encuentra en la Eucarístia, en la fracción del pan, memorial de su pasión, muerte y resurrección. 

Que la Misericordia y la confianza en Dios no te falte

Gracias