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31 de agosto de 2014

¨Evangelio, Eucaristía y oración: gracias a estos dones del Señor podemos conformarnos a Cristo y no al mundo, y seguirlo en su vida, el camino de “perder la propia vida” para encontrarla¨

Fuente: Camino Católico.org

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!:
Siguiendo el itinerario dominical del Evangelio de Mateo, hoy llegamos al punto crucial en el cual Jesús, después de haber verificado que Pedro y los otros once habían creído en Él como Mesías e Hijo de Dios, “comenzó a explicarles que debía ir a Jerusalén y sufrir mucho, ser asesinado y resucitar al tercer día” (Mt 16,21). Es un momento crítico en el cual emerge el contraste entre el modo de pensar de Jesús y el de los discípulos. Incluso Pedro siente el deber de reprochar al Maestro, porque no puede atribuir al Mesías un final innoble. Entonces Jesús, a su vez, reprocha duramente a Pedro, lo pone “en su lugar”, porque no piensa “según Dios, sino según los hombres” (v. 23) y sin darse cuenta hace el papel de satanás, el tentador (seductor).

Sobre este punto insiste en la liturgia dominical también el apóstol Pablo, el cual, escribiendo a los cristianos de Roma, les dice a ellos: “No se conformen a este mundo, no sigan los esquemas de este mundo, sino déjense transformar, renovando su modo de pensar, para poder discernir la voluntad de Dios” (Rm 12,2).

De hecho, nosotros los cristianos vivimos en el mundo, insertados plenamente en la realidad social y cultural de nuestro tiempo, y es justo que sea así; pero esto trae consigo el riesgo de convertirnos en “mundanos”, el riesgo de que “la sal pierda el sabor” como diría Jesús (cfr. Mt 5,13), es decir, que el cristiano se “diluya”, pierda la carga de novedad que viene del Señor y del Espíritu Santo. En cambio debería de ser al contrario: cuando en los cristianos permanece viva la fuerza del Evangelio, esa puede transformar “los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes de inspiración y los modelos de vida” (PAOLO VI, Esort. ap. Evangelii nuntiandi, 19).

Es triste encontrar cristianos “diluidos”, que parecen el “vino diluido” y no se sabe si son cristianos o mundanos, como el “vino diluido” no se sabe si es vino o agua, es triste esto. Es triste encontrar cristianos que no son más la sal de la tierra, sabemos que cuando la sal pierde su sabor no sirve para nada, su sal perdió el sabor porque se han entregado al espíritu del mundo, es decir, se han convertidos en mundanos.

Por eso es necesario renovarse continuamente nutriéndose de la linfa del Evangelio. ¿Y cómo se puede hacer esto en la práctica? Sobre todo leyendo y meditando el Evangelio todos los días, así la Palabra de Jesús estará siempre presente en nuestra vida; recuerden que les ayudara llevar siempre el Evangelio con ustedes, un pequeño evangelio, en el bolsillo, en la cartera y leer durante el día un pasaje, pero siempre con el Evangelio porque es llevar la Palabra de Jesús para poder leerla.

Además participando en la Misa dominical, donde encontramos al Señor en la comunidad, escuchando su Palabra y recibiendo la Eucaristía que nos une a Él y entre nosotros; y luego son muy importantes para la renovación espiritual las jornadas de retiro y de ejercicios espirituales. Evangelio, Eucaristía y oración, no se olviden Evangelio, Eucaristía y oración: gracias a estos dones del Señor podemos conformarnos a Cristo y no al mundo, y seguirlo en su vida, el camino de “perder la propia vida” para encontrarla (v. 25). “Perderla” en el sentido de donarla, ofrecerla por amor en el amor – y esto comporta el sacrificio, la cruz – para recibirla nuevamente purificada, liberada del egoísmo y de la hipoteca de la muerte, llena de eternidad.

La Virgen María nos precede siempre en este camino; dejémonos guiar y acompañar por ella.

(Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:)

Queridos hermanos y hermanas:
Mañana, en Italia, se celebra la Jornada por el cuidado de la creación, promovida por la Conferencia Episcopal. El tema de este año es muy importante, "Educar para el cuidado de la creación, por la salud de nuestro país y nuestra ciudad". Espero que se fortalezca el compromiso de todos, instituciones, asociaciones y ciudadanos, a fin de salvaguardar la vida y la salud de las personas también respetando el medio ambiente y la naturaleza.

Saludo a los peregrinos procedentes de Italia y de otros países, especialmente a los fieles de Santiago de Chile, Pistoia, San Giovanni Bianco y Albano San Alejandro (Bérgamo); los jóvenes de Módena, Bassano de Grappa y Rávena; el gran grupo de motociclistas de la policía y la banda de la policía. ¡Sería bonito al final, escucharles!

Un saludo especial a los parlamentarios católicos, reunidos por su quinto encuentro internacional, y les animo a vivir el delicado papel de los representantes del pueblo, en conformidad con los valores del Evangelio.

Ayer he recibido una familia numerosa de Mirabella Imbaccari, que me han dado el saludo de todo el pueblo agradezco a todos ustedes de este pueblo por el afecto.

Saludo a los participantes del encuentro de Scholas, continúen con vuestro empeño con los jóvenes y niños, trabajando con la educación, el deporte y la cultura y les deseo y un buen partido mañana en el Estadio Olímpico.

Veo desde aquí a los jóvenes que pertenecen al sindicato de los plásticos, sean fieles a nuestros modos, es muy peligroso caminar de solo, y en la vida, anden siempre juntos.

A todos ustedes les pido que recen por mí, y les deseo un buen domingo y una buena comida. ¡Hasta pronto!

Papa Francisco

"El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará


Domingo 22 del Tiempo Ordinario
Del Santo Evangelio según San Mateo 16,21-27

En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: "¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte." Jesús se volvió y dijo a Pedro: "Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios." Entonces dijo a sus discípulos: "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.".(Aciprensa.com)

Comentario:
En el evangelio del domingo anterior, los discípulos a través de Pedro reconocían que Jesús, era el ansiado Salvador (Mesías-Rey) de Israel. A lo que  Jesús responde con un encargo de mucha confianza para Pedro, ser piedra, ser cabeza de su Iglesia. Jesús, proveía la autoridad del mismo Dios dentro de sus comunidades en el futuro. 


Sin embargo, los discípulos creían como los demás judíos, que Jesús era un salvador, un rey glorioso y poderoso. Un gran líder político y militar que barrerá con todos los enemigos de Israel. Y, que ellos como sus seguidores y compañeros, participarían en la gloria y privilegios que iban con él. 

En el evangelio de hoy, Jesús es contradictorio, diciéndoles  que él está destinado a ir a Jerusalén, la ciudad santa, donde todo judío ofrecía sus sacrificios,  para padecer en manos de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, quienes formaban el Sanedrín, el cuerpo gobernante de los judíos, su propia gente. Debía ser condenado a muerte y ser  resucitado en el tercer día. 

Ante esto, Pedro recién reconocido líder frente a los otros, lleva a Jesús a un lado, y le reprende. El discípulo ¨corrige¨ al maestro. Aunque, sin quererlo y con la mejor de las intenciones, Pedro está haciendo la obra del diablo pues trata de que Jesús rechace el cumplir la voluntad de su Padre.

Jesús es Rey, un rey de amor, un rey que reinará por el servicio. Y cuando nosotros tenemos la mente de Cristo, entonces sólo podemos ver nuestras vidas en términos de amar y servir a los demás y no en la búsqueda de la ambición puramente egoísta. Jesús nos llama a una vida de amor total y de libertad para amar y servir, y no a una vida de sólo sacrificio y sufrimiento.

Comentario Completo : 

Comentario a Jeremías 20: 7-9; Romanos 12: 1-2; Mateo 16: 21-27

En el Evangelio de la ÚLTIMA SEMANA vimos a los discípulos en la cresta de la ola. Ellos por medio de Pedro reconocieron que Jesús, su maestro y amigo, era nada menos que el tan esperado Mesías-Rey de Israel. "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente." Debe haber sido un momento muy emocionante para ellos. Esto, a su vez, trajo de Jesús un encargo de la más alta responsabilidad para Pedro y los otros discípulos. A través de Jesús, obtenían la autoridad del mismo Dios dentro de sus comunidades en el futuro. Pedro mismo habla de ella como una roca, firme e inquebrantable, en la que la ekklesia , la comunidad de la Iglesia, se construirá.

Es difícil imaginar que esto no fue un momento de especial alegría y satisfacción para los discípulos. Ahora pensaban que Jesús, en línea con las expectativas judías, sería un rey glorioso y poderoso. Y, por supuesto, como sus seguidores y compañeros tendrían una cuota especial en la gloria y privilegios que iban con él. (Más tarde, habría no dos de ellos ir tan lejos como para pedir, en vez descaradamente y detrás de las espaldas de sus hermanos, de lugares especiales en el Reino, para sentarse a la derecha ya la izquierda de Jesús?)

Un choque
Sin embargo, la euforia no iba a durar mucho tiempo. Muy pronto después de esto, "Jesús comenzó a dejar claro a sus discípulos que él estaba destinado a ir a Jerusalén y padecer mucho a manos de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y de ser levantado en el tercer día. "Esto, sin duda, viene como un shock terrible. ¡Esto no era parte del escenario para la venida del Mesías! Lo que es peor, los causantes de la humillación y la muerte de Jesús no serán algunos forasteros hostiles (como los paganos romanos y bárbaros) sino los líderes y más distinguidas personas de su propia comunidad. Los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas eran las personas que formaban el Sanedrín, el cuerpo gobernante de los Judios en Palestina.

Por otra parte, será en Jerusalén, la ciudad santa, el sitio del Templo donde Dios habitó entre su pueblo. Podría recordarse, sin embargo, de que Jerusalén era la ciudad donde murieron los profetas. ("¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados!" - Las palabras de Jesús a los fariseos [Mateo 23:37].) Los discípulos debe haber sentido muy perturbado y confundido por cierto.

Una protesta
Así, no es de extrañar que en este punto, Pedro, todavía en su condición recién adquirida, lleva a Jesús a un lado, y le habla casi en igualdad de condiciones. "¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte."¿Cómo puede suceder esto al Mesías-Rey de Israel? La airada reacción de Jesús debe haberle venido como algo inesperado, por decir lo menos. Volviendo a enfrentar a Pedro, Jesús dice: "¡Quítate de mi vista, Satanás!" Estas son palabras fuertes para alguien al que ahora se le estaba dando el liderazgo de la comunidad. No se trata, debe entenderse que Pedro es, literalmente, un demonio pero las palabras del discípulo se entienden como una verdadera tentación para Jesús de apartarse del camino que debe seguir. Aunque, sin quererlo y con la mejor de las intenciones, Pedro está haciendo la obra del diablo - tratando de dirigir a Jesús lejos del camino trazado para él por su padre. ¿Cuántas veces hemos sido una tentación o piedra de tropiezo para los demás? Tal vez con más frecuencia de lo que queremos pensar.

"Usted es un obstáculo en mi camino, porque su forma de pensar no es la manera de Dios, sino la de un ser humano." Pedro es visto como un obstáculo, un escándalo ( skandalon , skandalon), una piedra en el camino que hace que uno tropieze. Irónicamente, la "roca" que hace un momento había dicho Jesús sería el fundamento de su "iglesia" se ve ahora como un obstáculo ¡para el trabajo y la misión de Jesús!

La mente de Cristo
Jesús está enojado porque, aunque sus discípulos pueden haber reconocido que él es el Mesías, claramente no tienen idea de qué tipo de Mesías-Rey Jesús va a ser. Ellos son, como él dice, pensando en términos puramente humanos y aún no han conseguido "la mente de Cristo" (Filipenses 2: 5).

Ellos tendrán que cambiar por completo sus ideas acerca de lo que el Mesías va a ser. No va a ser un gran líder político y militar que barrerá con todos los enemigos de Israel. Incluso después de la resurrección todavía estaban pensando en esos términos. "Nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel", dijo que los dos hombres que se dirigían a Emaús (Lucas 24:21), sin darse cuenta de la ironía de sus palabras. "¿Cuándo vas a restaurar el reino de Israel?" Los discípulos le preguntaron a Jesús cuando se disponía a dejarlos en la Ascensión.

Sí, Jesús será un Rey, pero será un rey de amor, un rey que reinará por el servicio. Porque ama y les sirve, lo hará, si es necesario, hasta estar dispuesto a morir por ellos, porque esto es el amor más grande que una persona puede mostrar a sus amigos. Esto no quiere decir que Jesús quiere morir en la cruz, sino que está totalmente preparado para sufrir y morir, si el servicio del amor lo exige - y lo hará. En última instancia, los discípulos verán que la muerte de Jesús era la fuente de su mayor gloria y el poder. "Cuando yo sea levantado de la tierra [en la cruz y en la gloria], atraeré a todos a mí" (Juan 12:32).

Mucho del profeta
Las otras lecturas dan ejemplos de personas que han tenido experiencias similares a Jesús. En la Primera Lectura Jeremías parece lamentar que fue llamado por Dios para ser su profeta. "Me has seducido, Señor, y me dejé seducir." Como resultado, él se convirtió en un objeto de burla de la gente, "el trasero de todos". Cada vez que abría la boca, tuvo que advertir de la violencia y el desastre que se avecina en el pueblo de Dios. A cambio él consiguió nada más que insultos y burlas. Él decidió que no iba a hablar de Dios. "No voy a pensar en él, no voy a hablar en su nombre nunca más."

Pero eso no funcionó. "Hay que parecía ser un fuego que arde en mi corazón ... El esfuerzo para refrenar me cansaba, no podía soportarlo." Sólo tenía que seguir hablando el mensaje de Dios, que era como un fuego en su corazón, a su pueblo lo que sea el costo para sí mismo. Es una situación como esta lo que explica por qué una persona se arriesgaría a insultos, sufrimiento e incluso la muerte, a fin de dar testimonio de la Verdad y el Amor. Muchas personas que languidecen en las cárceles hoy por expresar sus creencias religiosas y políticas conocen esta sensación. Hemos visto cómo los disidentes políticos o religiosos liberados de la cárcel no muestran signos de "conversión", y continúan la lucha por la dignidad humana. Es algo que quien ve la vida en términos de comodidad material y el poder simplemente no puede entender.

Pablo, en la segunda lectura, también sabía todo esto. El insta a sus compañeros cristianos a ofrecer sus "cuerpos vivos como un sacrificio santo, agradable a Dios" y no a "modelo [a sí mismos] sobre el comportamiento del mundo alrededor de [ellos]". Ellos necesitan una "nueva mentalidad", la forma de pensar que Jesús tuvo y que Pedro ciertamente no tenía aún en el Evangelio de hoy.

Caminando con Jesús
El evangelio de hoy va más allá que simplemente pedirnos entender por qué la gloria de Jesús, nuestro Rey y Señor se encontraba a través del sufrimiento y la muerte ignominiosa de la cruz. Hay una nueva convocatoria para que caminemos por el mismo camino con Jesús. "Si cualquier persona (no sólo el mártir heroico o el santo) quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. "Jesús está pidiendo a cada uno de nosotros que dediquemos nueestras vidas en amor y servicio a los demás, aunque, a veces, esto implica la incomprensión, el ridículo, el dolor e incluso la muerte misma.


Sería por completo erróneo pensar que Jesús nos pide que llevar vidas miserables para ser buenos cristianos, aunque uno tiene la impresión de que algunas personas interpretan el pasaje de esa manera. Para seguir plenamente a Jesús, debemos ser capaces de ver la vida como él lo ve, debemos tener esa "mente de Cristo".

Cuando nosotros tenemos la mente de Cristo, entonces sólo podemos ver nuestras vidas en términos de amar y servir a los demás y no en la búsqueda de la ambición puramente egoísta o incluso centrado en la familia-. Cuando nosotros tenemos la mente de Cristo, toda la dirección de nuestra vida cambia. Todo nuestro concepto de cambios felicidad. Jesús está con nosotros no llama a una vida de sacrificio y sufrimiento, sino más bien a una vida de amor total y la libertad. La persona que puede ir a la cárcel por sus creencias es más libre y por lo general mucho más feliz que el que está ligado a la búsqueda de las cosas materiales, la posición social, el placer y el miedo al dolor.

"Renunciar a uno mismo" no es una supresión de la personalidad de uno. Es más bien para dejar ir de uno mismo para que uno realmente puede encontrarse a sí mismo.

Esto es lo que las lecturas de hoy están diciendo, a saber, que Jesús nos está llamando a que el verdadero éxito y la felicidad son. Tal vez cuando andamos el camino de Jesús, habrá personas que nos critican, pensar que somos estúpidos e incluso atacarnos. Sin embargo, aquellos que han elegido el camino de Jesús una y otra vez confirman que sus vidas están llenas de la libertad, la felicidad y la paz. ¿No es eso lo que a todos nos gustaría experimentar?

La edición y el subrayado son nuestros

Que la Misericordia y la confianza en Dios no te falte


Gracias



27 de agosto de 2014

¨Esta fe que profesamos nos mueve a la conversión, a tener el valor de vivir cotidianamente la unidad y santidad; y si nosotros no estamos unidos, si no somos santos, es porque no somos fieles a Jesús¨

Fuente: Camino Católico.org

Fuente: Radio Vaticana

Queridos hermanos y hermanas:
cada vez que renovamos nuestra profesión de fe recitando el “Credo”, afirmamos que la Iglesia es «una» y «santa». Es una, porque tiene su origen en Dios Trinidad, misterio de unidad y de comunión plena. Y la Iglesia es santa, porque está fundada en Jesucristo, animada por su Santo Espíritu, colmada por su amor y por su salvación. Al mismo tiempo, sin embargo, es santa pero compuesta por pecadores, todos nosotros. Pecadores que experimentamos cada día las propias fragilidades y las propias miserias. Así, esta fe que profesamos nos mueve a la conversión, a tener el valor de vivir cotidianamente la unidad y santidad; y si nosotros no estamos unidos, si no somos santos, es porque no somos fieles a Jesús. Pero Él, Jesús, no nos deja solos, no abandona a su Iglesia. Él camina con nosotros, Él nos comprende. Comprende nuestras debilidades, nuestros pecados, ¡nos perdona! Siempre que nosotros nos dejemos perdonar, ¿no? Pero Él está siempre con nosotros ayudándonos a ser menos pecadores, más santos, más unidos. 

1. El primer consuelo nos llega del hecho que Jesús rezó tanto por la unidad de sus discípulos. Es la oración de la última cena, Jesús pidió tanto: “Padre que sean uno”. Rezó por la unidad. Y justo en la inminencia de la Pasión, cuando estaba a punto de ofrecer toda su vida por nosotros. Es aquello que estamos invitados a leer y meditar continuamente, en una las páginas más intensas y conmovedoras del Evangelio de Juan, el capítulo diecisiete (cf. vv. 11,21-23). ¡Qué bello es saber que el Señor, apenas antes de morir, no se preocupó por sí mismo, sino que pensó en nosotros! Y en su diálogo intenso con el Padre, oró justamente para que podamos ser una cosa sola con Él y entre nosotros. Es decir: con estas palabras, Jesús se hizo nuestro intercesor ante el Padre, para que también nosotros podamos entrar en la plena comunión de amor con Él; al mismo tiempo, nos confía este deseo como su testamento espiritual, para que la unidad pueda volverse siempre más la nota distintiva de nuestras comunidades cristianas y la respuesta más bella a cualquier persona que nos pregunte la razón de la esperanza que hay en nosotros (cf. 1 Pt 3, 15). La unidad.

2 «Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste». (Jn 17,21). La Iglesia ha buscado desde el principio realizar este propósito, que es tan querido por Jesús. Los Hechos de los Apóstoles nos recuerdan que los primeros cristianos se distinguían por el hecho de tener “un solo corazón y una sola alma” (Hch 4,32); el apóstol Pablo, después, exhortaba a sus comunidades a no olvidar que son «un solo cuerpo» (1 Cor 12,13)…hemos oído en las lecturas. La experiencia, sin embargo, nos dice que son tantos los pecados contra la unidad. Y no pensamos solamente en los cismas, pensamos en faltas muy comunes en nuestras comunidades, en pecados “parroquiales”, en los pecados en las parroquias. A veces, de hecho, nuestras parroquias, llamadas a ser lugares de comunión y donde compartir, son tristemente marcadas por la envidia, los celos, las antipatías...Y las habladurías están a la mano de todos ¿eh? ¡Cuánto se habla en las parroquias! ¿Es bueno esto o no es bueno? ¿Es bueno?…Y si, uno es elegido ‘presidente’ de tal asociación: se habla contra de él… Y si tal otra es elegida ‘presidenta’ de la catequesis: las demás hablan contra de ella…Pero esto, ¡no es la Iglesia! Esto no se debe hacer, ¡no debemos hacerlo! No les digo que se corten la lengua, no, no, no, tanto no, pero pedir al Señor la gracia de no hacerlo. 

Esto es humano, ¡pero no es cristiano! Esto sucede cuando apuntamos a los primeros puestos; cuando nos ponemos en el centro, con nuestras ambiciones personales y nuestras formas de ver las cosas, y juzgamos a los demás; cuando nos fijamos en los defectos de los hermanos, en lugar de ver sus cualidades; cuando damos más importancia a lo que nos divide en lugar de aquello que nos une...

Una vez, en la diócesis que tenía antes, oí un comentario interesante y bello: se hablaba de una anciana que había trabajado toda su vida en la parroquia. Y una persona que la conocía bien dijo: “esta mujer jamás ha hablado mal, nunca participó de habladurías, siempre tenía una sonrisa”. ¡Una persona así podría ser canonizada mañana! Es así, es bello esto, un hermoso ejemplo. 

Y si miramos la historia de la Iglesia…¡cuántas divisiones entre nosotros, cristianos! También ahora estamos divididos. También en la historia, los cristianos hicimos la guerra entre nosotros por divisiones teológicas, pensemos en la guerra de los treinta años. Pero, esto no es cristiano. ¿Somos cristianos o no? Estamos divididos ahora. Tenemos que pedir por la unidad de todos los cristianos, ir por el camino de la unidad que es lo que Jesús quiere y por lo que ha rezado.

3. En vista de todo esto, tenemos que hacer seriamente un examen de conciencia. En una comunidad cristiana, la división es uno de los pecados más graves, porque la hace signo no de la obra de Dios, sino de la obra del diablo, el cual es, por definición, aquel que separa, que arruina las relaciones, que insinúa prejuicios…La división en una comunidad cristiana - sea una escuela, sea una parroquia, una asociación, donde sea - es un pecado gravísimo, porque es obra del diablo. Dios, en cambio, quiere que crezcamos en la capacidad de acogernos, de perdonarnos y de bien querernos, para parecernos cada vez más a Él, que es comunión y amor. En esto está la santidad de la Iglesia: en el reconocerse imagen de Dios, colmada de Su misericordia y de Su gracia.

Queridos amigos, hagamos resonar en nuestro corazón estas palabras de Jesús: «Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,9). Pedimos sinceramente perdón por todas las veces que hemos sido motivo de división o de incomprensión al interno de nuestras comunidades, sabiendo bien que no se llega a la comunión, sino es a través de la continua conversión. ¿Y qué es la conversión?: “Señor, dame la gracia de no hablar mal, de no criticar, de no chismorrear, de querer bien a todos”. ¡Es una gracia que el Señor nos da! Esto es convertir el corazón, ¿no? 

Y pedimos que el tejido cotidiano de nuestras relaciones pueda convertirse en un reflejo siempre más bello y gozoso de la relación entre Jesús y el Padre. Gracias.

Traducción del italiano: Griselda Mutual, Radio Vaticana


Papa Francisco



24 de agosto de 2014

¨Si el Señor encuentra en nuestro corazón una fe, no digo perfecta, pero sincera, genuina, entonces Él ve también en nosotros piedras vivas con las cuales construir su comunidad¨

Fuente: Radio Vaticana/13TV


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de este domingo (Mt 16, 13-20) es el célebre pasaje, central en el relato de Mateo, en el que Simón, en nombre de los Doce, profesa su fe en Jesús como «el Cristo, el Hijo de Dios vivo»; y Jesús llama «bienaventurado» a Simón por su fe, reconociendo en ella un don, un don especial del Padre, y le dice: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia»
.
Detengámonos un momento precisamente en este punto, sobre el hecho de que Jesús atribuye a Simón este nuevo nombre: “Pedro”, que en la lengua de Jesús suena “Cefas”, una palabra que significa “piedra”. En la Biblia este nombre, este término, “piedra”, está referido a Dios. Jesús lo atribuye a Simón, no por sus cualidades o sus méritos humanos, sino por su fe genuina y firme, que le viene de lo alto. 

Jesús siente en su corazón una gran alegría, porque reconoce en Simón la mano del Padre, la acción del Espíritu Santo. Reconoce que Dios Padre ha dado a Simón una fe “fiable”, sobre la cual Él, Jesús, podrá edificar su Iglesia, es decir su comunidad. Es decir, todos nosotros. Todos nosotros.

Jesús tiene el propósito de dar vida a “su” Iglesia, un pueblo fundado ya no en su descendencia, sino en la fe, es decir, en la relación con Él mismo, una relación de amor y de confianza. Nuestra relación con Jesús edifica la Iglesia. Y, por tanto, para iniciar su Iglesia, Jesús tiene necesidad de encontrar en los discípulos una fe sólida, una fe “de confianza”. Esto es lo que Él debe verificar en este punto del camino. Y por eso formula la pregunta.

El Señor tiene en su mente la imagen del construir, la imagen de la comunidad como edificio. He aquí porqué, cuando siente la profesión de fe genuina de Simón, lo llama “piedra”, y manifiesta la intención de construir su Iglesia sobre esta fe.

Hermanos y hermanas, lo que sucedió de modo único en San Pedro, sucede también en cada cristiano que madura una fe sincera en Jesús, el Cristo, el Hijo del Dios vivo. 

El Evangelio de hoy también interpela a cada uno de nosotros. ¿Cómo va tu fe? Cada uno responda en su corazón, eh. ¿Cómo va tu fe? ¿Cómo es? ¿Qué encuentra el Señor en nuestros corazones? ¿Un corazón firme como la piedra o un corazón arenoso, es decir, dudoso, difidente, incrédulo? Nos hará bien en la jornada de hoy pensar en esto. 

Si el Señor encuentra en nuestro corazón una fe, no digo perfecta, pero sincera, genuina, entonces Él ve también en nosotros piedras vivas con las cuales construir su comunidad. De esta comunidad, la piedra fundamental es Cristo, piedra angular y única. Por su parte, Pedro es piedra, en cuanto fundamento visible de la unidad de la Iglesia; pero cada bautizado está llamado a ofrecer a Jesús su propia fe, pobre, pero sincera, para que Él pueda seguir construyendo su Iglesia hoy, en todas partes del mundo.

También en nuestros días «mucha gente» piensa que Jesús es un gran profeta, un maestro de sabiduría, un modelo de justicia… Y también hoy Jesús pregunta a sus discípulos, es decir a nosotros, a todos nosotros: «¿Pero ustedes, quién dicen que soy yo?». ¿Un profeta, un maestro de sabiduría, un modelo de justicia? ¿Qué responderemos nosotros?

Pensemos en esto. Pero sobre todo, oremos a Dios Padre, para que nos dé la respuesta y por intercesión de la Virgen María; pidámosle que nos dé la gracia de responder, con corazón sincero: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo».

Ésta es una confesión de fe. Éste es precisamente el Credo. Pero podemos repetirlo tres veces todos juntos: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Todos juntos: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo».

(Traducción de María Fernanda Bernasconi – RV).

(Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha rezado con los presentes por la paz en Ucrania –como puede visualizarse y escucharse en el vídeo bajo estas líneas- y ha dicho:)

Fuente: Camino Católico.org

Queridos hermanos y hermanas:

mi pensamiento va de manera particular a la amada tierra de Ucrania, que hoy celebra su fiesta nacional, a todos sus hijos e hijas, a sus deseos de paz y serenidad amenazados por una situación de tensión y de conflicto que no indica querer disminuir, generando tanto sufrimiento entre la población civil. Confiamos toda esta nación al Señor Jesús y a la Virgen, y rezamos unidos especialmente por las víctimas, sus familiares y por todos los que sufren.

He recibido una carta de un obispo que me cuenta todo este dolor. Recemos juntos a la Virgen por esta amada tierra de Ucrania, en el día de su fiesta nacional. Ave María...  Reina María de la Paz.

Saludo cordialmente a todos los peregrinos romanos y a los que llegan desde diversos países, en particular a los fieles de Santiago de Compostela (España), los niños de Maipú (Chile), i los jóvenes de Chiry- Ourscamp (Francia) y a todos los que participan al encuentro internacional promovido por la diócesis de Palestrina.

Saludo con cariño a los nuevos seminaristas del Pontificio Colegio Norteamericano, que llegaron a Roma para realizar estudios teológicos.

Saludo a los 600 jóvenes de Bérgamo, que a pie junto a su obispo, llegaron a Roma desde Asís. O sea de Francisco a Francisco, como está escrito allí (en un pasacalle nrd). Son buenos ustedes los bergamasgos.

Anoche uno de los obispos que les acompañan me ha contado como han vivido estos días de peregrinación. Queridos jóvenes, vuelvan a casa con el deseo de dar testimonio a todos sobre la belleza de la fe cristiana. Saludo a los jóvenes de Verona, Montegrotto Terme y del Valle Liona, así como a los fieles de Giussano y Bassano del Grappa.

Os pido por favor que no os olvidéis rezar por mí.  

¡Que tengan un buen domingo y un buen almuerzo y hasta pronto!

Papa Francisco

17 de agosto de 2014

"Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas"

Domingo 20 del Tiempo Ordinario
Del Santo Evangelio según San Mateo 15,21-28

En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: "Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo." Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: "Atiéndela, que viene detrás gritando." Él les contestó: "Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel." Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: "Señor, socórreme." Él le contestó: "No está bien echar a los perros el pan de los hijos." Pero ella repuso: "Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos." Jesús le respondió: "Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas." En aquel momento quedó curada su hija.(Aciprensa.com)

Comentario: 
Después de la destrucción de Jerusalén (70 d.c.), los fariseos habían comenzado a reorganizar el judaísmo y, en nombre de la fidelidad a la ley de Moisés, trataban de detener el crecimiento del cristianismo. Incluso los expulsaron de la sinagoga. El evangelio de Mateo, (cerca del año 85 d.c) , fue para confirmarles en la fe, demostrando que Jesús es el Mesías, el salvador prometido para salvar a Israel del pecado y de la muerte.

En este pasaje, Jesús se encuentra con una mujer cananea, de otra raza y de otra religión por ello pagana. Ella suplica por la curación de su hija que estaba poseída de un espíritu inmundo. Los judíos no podían convivir con ellos pues si lo hacían quedaban impuros. 

Ante los gritos de la mujer, Jesús calla pues por su misión y fidelidad a la ley de Dios, que decía que la salvación era ¨sólo¨ para las ovejas de Israel. 

El amor de esta madre no se detiene, insiste y se arroja a los pies de Jesús. Jesús responde con un argumento fariseo tomado de la vida familiar. Los hijos serían el pueblo judío y los perritos los paganos.

La mujer no se da por vencida y es más humilde, rechaza todo orgullo propio y dice: "Cierto, Señor, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos". La respuesta de Jesús es inmediata y la mujer obtiene lo que pedía. La misericordia siempre es arrancada cuando la pide un corazón sincero,  humilde y confiado. 

Comentario Completo:

a) El contexto en el cual Mateo conserva las Palabras de Jesús:
* El evangelio de Mateo, escrito alrededor del año 85 después de Cristo, está dirigido a una comunidad de judíos piadosos y observantes, convertidos a la fe de Jesús. Imitando el ejemplo de Jesús, ellos continuaron viviendo según la tradición del pueblo judaico, observando en todo la ley de Moisés. Pero ahora, en los años ochenta, se encuentran en una encrucijada. Después de la destrucción de Jerusalén ( 70 d.C.), los fariseos, sus hermanos de raza, habían comenzado a reorganizar el judaísmo y, en nombre de la fidelidad a la misma ley de Moisés, trataban de bloquear la difusión cada vez más fuerte del cristianismo. Llegaron al punto de expulsarlos de la sinagoga. Esta hostilidad no prevista hizo entrar en una crisis profunda de identidad a la comunidad de los judíos cristianos. Puesto que, tanto los fariseos como los cristianos afirmaban ser fieles a la ley de Dios. ¿Cuál de los dos estaban en la verdad? ¿Con quién estaba Dios? ¿La herencia del pueblo hebreo a quién pertenecía: a la sinagoga o a la ecclesia?

* Precisamente para animar a este grupo de judíos cristianos, Mateo escribe su evangelio. Escribe para confirmarlos en la fe, demostrando que Jesús, de hecho, es el Mesías, en el cual culmina toda la historia del Antiguo Testamento. Escribe para consolarlos en medio de tanta hostilidad, ayudándoles a superar el trauma de la rotura con los hermanos. Escribe para llamarlos a una nueva práctica de vida, mostrando cómo deben hacer para llegar a una nueva justicia, mejor que la justicia de los fariseos.

Mateo 15, 21: Jesús se aleja del territorio judaico. 
En la discusión sobre qué cosas eran puras y qué cosas impuras, Jesús había enseñado lo contrario de la tradición de los antiguos, declarando puro todos los alimentos y había ayudado al pueblo y a los discípulos a salir de la prisión de las leyes de la pureza (Ma 15, 1-20). Ahora, en este episodio de la mujer cananea, se aleja de la Galilea, sobrepasa las fronteras del territorio nacional y acoge a una mujer extranjera que no pertenecía al pueblo y con la cual estaba prohibido hablar. El evangelio de Marcos informa que Jesús no quería ser reconocido. Quería permanecer de incógnito. Pero por lo que se ve, su fama ya lo había precedido (Mc 7,24). El pueblo llega a saberlo y una mujer empieza a hacer una petición a Jesús.

Mateo 15, 22: El grito angustiado de la mujer. 
La mujer era de otra raza y de otra religión. Ella comienza a suplicar por la curación de su hija que estaba poseída de un espíritu inmundo. Los paganos no tenían problema en recorrer a Jesús. Los judíos al contrario tenían problemas de convivencia con los paganos. A ellos les estaba prohibido entrar en contacto con una persona de otra religión o raza.

Mateo 15, 23-24: El extraño silencio de Jesús y la reacción de los discípulos. 
La mujer grita, pero Jesús no responde. ¡Extraña conducta! Porque la certeza de la que está llena la Biblia en su totalidad es que Dios siempre escucha el grito de pueblo oprimido. Pero aquí Jesús no escucha. No quiere escuchar ¿Por qué? Hasta los discípulos se sorprenden por el comportamiento de Jesús y le piden que preste atención a la mujer. Ellos quieren librarse de aquel griterío: "Despídela, pues viene gritando detrás de nosotros". Jesús explica su silencio: "No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel". El silencio está en relación con la conciencia que Jesús tiene de su misión y con la fidelidad a la ley de Dios. La forma pasiva indica que el sujeto de la acción del verbo es el Padre. Es como si dijera: "El Padre no quiere que yo oiga a esta mujer, porque Él me ha enviado solamente a las ovejas perdidas de Israel". Por el mismo motivo, en la época en la cuál Mateo escribía su evangelio, los fariseos decían: "¡No podemos entrar en contacto con los paganos!

Mateo 15, 25-26: Nueva petición de la mujer y nuevo rechazo de Jesús. 
La mujer no se preocupa del rechazo de Jesús: El amor de madre por la hija enferma no se preocupa de las normas religiosas, ni de las reacciones de los demás, sino que busca la curación allá donde su intuición le hace ver una solución: esto es, ¡en Jesús! Ella se pone más cerca y arrojándose a los pies de Jesús, comienza a suplicar: "¡Señor, ayúdame! Fiel a las normas de su religión, Jesús responde con una palabra y dice que no conviene tomar el pan de los hijos y darlos a los perrillos. La comparación está tomada de la vida familiar. Niños y perros son numerosos en las casas de los pobres aún hoy. Jesús dice que ninguna madre quita el pan de la boca a los propios hijos para darlos a los perrillos. En el caso concreto, los hijos serían el pueblo judaico y los perrillos los paganos. ¡Caso cerrado! Obediente al Padre, fiel a su misión, Jesús sigue su camino y ¡no atiende la petición de la mujer!

Mateo 15,27-28: El tercer intento de la mujer obtiene la curación de la hija. 
La mujer no se da por vencida. Está de acuerdo con Jesús, pero alarga la comparación y lo aplica a su caso: "Cierto, Señor, pero también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos". Ella lanza sencillamente la conclusión de aquella imagen, mostrando que en casa del pobre ( y por tanto también en la casa de Jesús) los perrillos comen las migajas que caen de la mesa de los niños. Muy probablemente, Jesús mismo, cuando era pequeño, habría dado pedazos de pan a los perritos que giraban bajo la mesa donde el comía junto a sus padres. Y en "la casa de Jesús" o sea, en la comunidad cristiana del tiempo de Mateo, al final del primer siglo, había más de "doce canastas llenas" (Mt 14,20) para "los perrillos", o sea, ¡para los paganos! 

La reacción de Jesús es inmediata: "¡Oh mujer, grande es tu fe! La mujer obtiene lo que pedía. A partir de aquel instante su hija quedó curada. Si Jesús respondió es porque comprendió que el Padre quería que Él acogiese la petición de la mujer. El encuentro con la mujer cananea le hace salir de la prisión de su raza y abrirse a toda la humanidad. Esto significa que Jesús descubría la voluntad del Padre oyendo las reacciones de las personas. La conducta de aquella mujer pagana abre un nuevo horizonte en la vida de Jesús y lo ayudó a dar un paso importante en el cumplimiento del proyecto del Padre. El don de la vida y de la salvación es para todos los que buscan la vida y se esfuerzan en liberarse de las cadenas que aprisionan la energía vital. Este episodio nos ayuda a percibir algo del misterio que rodeaba la persona de Jesús, cómo estaba en comunión con su Padre y cómo descubría la voluntad de Padre en los acontecimientos de la vida.

 
La edición y el subrayado son nuestros

Que la misericordia y la confianza en el Señor no te falte


Gracias 

10 de agosto de 2014

¨Todos los pequeños y atemorizados se hacen grandes en el momento en el cual se arrojan de rodillas y reconocen en su maestro al que es el Hijo de Dios¨

Fuente: Camino Católico.org/13TV


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de hoy nos presenta el episodio de Jesús que camina sobre las aguas del lago. Después de la multiplicación de los panes y de los peces, Él invita a los discípulos a subirse en una barca y a esperarlo en la otra orilla, mientras Él despide a la gente y luego se retira a rezar en la montaña hasta la noche. Mientras tanto en el lago se desata una fuerte tormenta, y es ahí, en medio de la tormenta que Jesús llega a la barca de los discípulos, caminando sobre las aguas del lago. Cuando lo ven, los discípulos se asustan, piensan que es un fantasma, pero Él los tranquiliza: “¡Animo, soy yo, no tengan miedo!” Pedro, con su típico impulso, le pide casi una prueba: “Señor, si eres tú, ordéname de ir hacia ti caminado sobre las aguas”; y Jesús le dice: “¡Ven!”. Pedro baja de la barca y se pone a caminar sobre las aguas; pero el fuerte viento lo embiste y comienza a hundirse. Entonces grita: “¡Señor, sálvame!”, y Jesús le tiende la mano y lo saca.

Esta narración es una bella imagen de la fe del apóstol Pedro. En la voz de Jesús que le dice: “¡Ven!”, él reconoce el eco del primer encuentro sobre la orilla de ese mismo lago, y luego, una vez más, deja la barca y va hacia el maestro. ¡Y camina sobre las aguas! La respuesta confiada y rápida a la llamada del Señor hace realizar siempre cosas extraordinarias. Pero, Jesús mismo nos decía que nosotros somos capaces de hacer milagros con nuestra fe, fe en Él, fe en su palabra, fe en su voz. En cambio, Pedro comienza a hundirse en el momento que deja de mirar a Jesús y se deja envolver por las adversidades que lo rodean. Pero el Señor esta siempre ahí, y cuando Pedro lo llama, Jesús lo salva del peligro. En el personaje de Pedro, con sus impulsos y sus debilidades, es descrita nuestra fe: siempre frágil y pobre, inquieta y todavía victoriosa, la fe del cristiano camina al encuentro del Señor resucitado, en medio de las tormentas y los peligros del mundo.

También es muy importante la escena final. “apenas subieron en la barca, el viento cesó. Aquellos que estaban en la barca se prostraron delante de Él, diciendo: “¡de verdad tu eres el Hijo de Dios!”. En la barca están todos los discípulos, acomunados por la experiencia de la debilidad, de la duda, del miedo, “de la poca fe”. Pero cuando sobre aquella barca sube Jesús, el clima cambia en seguida: todos se sienten unidos en la fe en Él. Todos los pequeños y atemorizados se hacen grandes en el momento en el cual se arrojan de rodillas y reconocen en su maestro al que es el Hijo de Dios. Cuantas veces también a nosotros nos sucede lo mismo, sin Jesús, lejos de Jesús nos sentimos temerosos, inadecuados a tal punto de pensar que no podemos salir adelante, ¡falta la fe!. Pero Jesús está siempre con nosotros, tal vez escondido, pero siempre presente y listo para socorrernos.

Esta es una imagen clara de la Iglesia: una barca que debe afrontar la tormenta y a veces parece que va a ser hundida. Lo que la salva no es la calidad o el valor de sus hombres, sino la fe, que le permite caminar incluso en la oscuridad, en medio de las dificultades. La fe nos da la seguridad de la presencia de Jesús siempre al lado, que nos tiene de la mano para alejarnos del peligro. Todos nosotros estamos sobre esta barca, y aquí nos sentimos seguros no obstante nuestros límites y nuestras debilidades. Estamos seguros sobre todo cuando sabemos ponernos de rodillas y adorar a Jesús, ¡adorar a Jesús!, el único Señor de nuestra vida. A esto nos llama siempre nuestra Madre, la Virgen. A ella nos dirigimos con confianza.

(Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha realizado un nuevo y apremiante llamamiento por la paz en Irak y Gaza -que puede visualizarse y escucharse en el vídeo bajo estas lineas- y ha dicho:)

Queridos hermanos y hermanas:

Nos dejan pasmados y consternados las noticias que llegan de Irak: miles de personas, entre ellos tantos cristianos, expulsados de sus hogares de una manera brutal; niños que mueren de sed y de hambre durante la fuga; mujeres secuestradas; personas masacradas; violencias de todo tipo; destrucción por todas partes, de casas, de patrimonios religiosos, históricos y culturales. ¡Todo esto ofende gravemente a Dios y a la humanidad! ¡No se odia en nombre de Dios! ¡No se hace la guerra en nombre de Dios! 

Todos nosotros pensando en esta situación, en esta gente, recemos en silencio...

Agradezco a los que, con valentía, están brindando socorro a estos hermanos y hermanas, y confío en que una solución política eficaz a nivel internacional y local pueda detener estos crímenes y restaurar el derecho. Para asegura mejor mi cercanía a esas queridas poblaciones he nombrado como mi Enviado Personal, que mañana viajará desde Roma a Irak al Cardenal Fernando Filoni. 

También en Gaza, después de una tregua se ha reanudado la guerra que se cobra víctimas inocentes - niños - y no hace más que empeorar el conflicto entre israelíes y palestinos. 

Oremos juntos al Dios de la paz, por intercesión de la Virgen María: Dona la paz, Señor, a nuestros días, y haz que seamos constructores de justicia y de paz. 

¡Reina de la paz, ruega por nosotros!

Oremos también por las víctimas del virus "Ébola" y por aquellos que están luchando para detenerlo. 

Saludo a todos los peregrinos y romanos, en particular los jóvenes de Verona, Cazzago San Martino, y Sarmeola Mestrino, y las Girl Scouts de Treviso.

Desde el próximo miércoles hasta el lunes 18 voy a realizar un viaje apostólico a Corea: por favor, me acompañen con la oración! Lo necesito Gracias. 

¡Que tengan un buen domingo y un buen almuerzo y hasta pronto!

Papa Francisco

5 de agosto de 2014

¨ Nosotros debemos ir a la Eucaristía con aquel sentimiento de Jesús, es decir, la compasión, y con aquel deseo de Jesús, compartir. Quien va a la Eucaristía sin tener compasión por los necesitados y sin compartir, no se encuentra bien con Jesús¨

Fuente: Camino Católico.org/ctv


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Este domingo, el Evangelio nos presenta el milagro de la multiplicación de los panes y los pescados (Mt 14,13-21). Jesús lo realizó a lo largo del Mar de Galilea, en un lugar aislado donde se había retirado con sus discípulos después de enterarse de la muerte de Juan el Bautista. Pero, muchas personas los siguieron y los alcanzaron; y Jesús, al verlos, sintió compasión y curó a los enfermos hasta la noche. Entonces los discípulos, preocupados por la hora tardía, le sugirieron despedir a la muchedumbre para que ella pudiese ir a las ciudades a comprarse lo necesario para comer. Pero Jesús, tranquilamente, les respondió: «Denles de comer ustedes mismos» (Mt 14,16); y haciéndose traer cinco panes y dos pescados, los bendijo, y comenzó a partirlos y darlos a los discípulos, quienes los distribuían a la gente. Todos comieron hasta saciarse e incluso, ¡sobró!

En este hecho podemos captar tres mensajes.

El primero es la compasión.Frente a la multitud que lo busca y - por así decirlo – “no lo deja en paz”, Jesús no reacciona con irritación. No dice “esta gente me da fastidio”. No, no. Reacciona con un sentimiento de compasión, porque sabe que no lo buscan por curiosidad, sino por necesidad. Pero estemos atentos: compasión, lo que siente Jesús, no es simplemente sentir piedad. ¡Es más! Significa “padecer con”, es decir, compenetrarse en el sufrimiento del otro, al punto de tomarlo sobre sí.

Así es Jesús, sufre junto a nosotros, sufre con nosotros, sufre por nosotros.
Y el signo de esta compasión son las muchas sanaciones que realizó. Jesús nos enseña a anteponer las necesidades de los pobres a las nuestras. Nuestras exigencias, aunque legítimas, nunca serán tan urgentes como las de los pobres, que carecen de lo necesario para vivir. Nosotros hablamos seguido de los pobres, pero cuando hablamos de los pobres, ¿oímos que aquel hombre, aquella mujer, aquellos niños no tienen lo necesario para vivir? ¿Que no tienen para comer, no tienen para vestirse, no tienen la posibilidad de medicinas? También los niños que no tienen la posibilidad de ir a la escuela… Y por eso, nuestras exigencias - aún legítimas - no serán jamás tan urgentes como aquellas de los pobres, que no tienen lo necesario para vivir.

El segundo mensaje es el compartir
.El primero es la compasión, aquello que sentía Jesús, con el compartir. Es útil comparar la reacción de los discípulos frente a la gente cansada y hambrienta, con la de Jesús. Son diferentes. Los discípulos piensan que es mejor despedirse de ellos, para que puedan ir a buscarse la comida. En cambio, Jesús dice: denles de comer ustedes mismos. Dos reacciones diferentes, que reflejan dos lógicas opuestas: los discípulos razonan de acuerdo con el mundo, por lo que cada uno debe pensar en sí mismo; reaccionan como si dijeran: “arréglenselas solos”. Jesús razona en cambio de acuerdo a la lógica de Dios, que es aquella del compartir. 


Cuántas veces nosotros nos damos la vuelta hacia otro lado con tal de no ver a los hermanos necesitados! Y esto, mirar hacia otro lado, es un modo educado de decir con guantes blancos: “arréglenselas solos”. Y esto no es de Jesús: esto es egoísmo. Si Él hubiera despedido a la gente, muchas personas se habrían quedado sin comer.

En cambio, aquellos pocos panes y pescados, compartidos y bendecidos por Dios, fueron suficientes para todos. Y atención ¿eh?: no es una magia, ¡es un “signo”! Un signo que invita a tener fe en Dios, el Padre providente, que no nos hace faltar “el pan nuestro de cada día”, si nosotros sabemos compartirlo como hermanos. Compasión, compartir.

Y el tercer mensaje: el milagro de los panes preanuncia la Eucaristía.Esto se puede ver en el gesto de Jesús que “recita la bendición” (v. 19) antes de partir el pan y distribuirlo a la gente. Es el mismo gesto que hará Jesús en la Última Cena, cuando instaura el memorial perpetuo de su Sacrificio redentor. En la Eucaristía, Jesús no da un pan, sino el pan de vida eterna, se dona a Sí mismo, ofreciéndose al Padre por amor a nosotros.

Nosotros debemos ir a la Eucaristía con aquel sentimiento de Jesús, es decir, la compasión, y con aquel deseo de Jesús, compartir. Quien va a la Eucaristía sin tener compasión por los necesitados y sin compartir, no se encuentra bien con Jesús.

Compasión, compartir, Eucaristía. Este es el camino que Jesús nos indica en este Evangelio. Un camino que nos lleva a afrontar con fraternidad las necesidades de este mundo, pero que nos conduce más allá de este mundo, porque parte de Dios Padre y regresa a Él. Que la Virgen María, Madre de la Divina Providencia, nos acompañe en este Camino.

(Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha saludado a los presentes y ha dicho:)

Queridos hermanos y hermanas:

os saludo a todos vosotros, valientes bajo la lluvia, fieles de Roma y peregrinos de distintos países.

Saludo al equipo de carreras de relevos de la Parroquia Stella Maris del Lido de Latina, en colaboración con la Gerdarmería Vaticana y la Guardia Suiza, y bendigo la antorcha que permanecerá encendida durante el mes de agosto en signo de devoción a la Virgen.

Saludo a los jóvenes de la Parroquia del Sagrado Corazón en Pontedera, diócesis de Pisa, que han venido a Roma recorriendo a pie la Via Francigena.

Y saludo los scouts del AGESCI presentes hoy, con una bendición para las miles de scout italianos en camino hacia el gran encuentro nacional en San Rossore.

Recordad compasión, compartir y eucaristía. Os deseo a todos feliz domingo y por favor no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

Papa Francisco

3 de agosto de 2014

"Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras"

Domingo 18 del Tiempo Ordinario
Del Santo Evangelio según San Mateo 14,13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, sintió compasión y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: "Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer." Jesús les replicó: "No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer." Ellos le replicaron: "Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces." Les dijo: "Traédmelos." Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños. (Aciprensa.com)

Comentario: 
La comida que da Jesús es un símbolo claro de que todas nuestras necesidades reales se satisfacen y se satisfarán en abundancia. Y el milagro mismo es un símbolo de la Eucaristía, sacramento de unidad, y el compartir el pan partido es un signo de una comunidad que comparte y ofrece abundancia para las necesidades de sus miembros. 

Esta lectura nos enseña: 

a . Que Dios realmente cuida de su pueblo;

b . Que los altibajos de la vida, espirituales, emocionales, físicos o materiales, tragedias personales o desastres naturales, no pueden evitarse y no contradicen en nada el cuidado amoroso de Dios. De hecho, estas cosas el Señor las usa para que podamos crecer en nuestra confianza en Él, fuente y fin de la verdadera paz y felicidad;

c . Que gran parte de la atención y la compasión de Dios recae sobre nuestros propios hombros. Una gran parte del sufrimiento humano en el mundo ha sido causado por el mismo hombre y puede ser aliviado por el mismo hombre, nosotros.

El significado de la Eucaristía que celebramos hoy, es que como cristianos nos comprometemos a compartir, a trabajar con Dios en la comunicación de su compasión para todos. Dios es alguien bodadoso, pero, la mayor parte del tiempo, quiere tu ayuda para mostrarle a la gente que quien cuida de ellos es Él realmente.

Comentario Completo: 
Comentario sobre Isaías 55:1-3; Romanos 8:35.37-39; Mateo 14:13-21

EL EVANGELIO DE HOY ABRE con Jesús retirándose a un lugar "solitario" con sus discípulos. Se nos dice que esto ocurrió al recibir la noticia de la ejecución de Juan el Bautista. Sabemos que Galilea en aquellos tiempos estaba muy dénsamente poblada y Jesús se había convertido ya en una figura conocida. ¿Cuál fue el motivo de esta retirada? Podría haber sido la de proporcionar un período de descanso y reflexión para Jesús y sus discípulos, un tiempo para los discípulos para ser enseñados por Jesús. Sin embargo, una razón más obvia era evitar un posible peligro después de la ejecución de Juan el Bautista. Vale la pena notar que Jesús no tenía la racha de imprudencia, ni qué fue de su camino a los tribunales de oposición o sufrimiento. Varias veces el Evangelio registra a Jesús con prudencia para salir de la vista del público cuando las cosas se estaban poniendo demasiado caliente.

Compasión profunda
Sin embargo, en esta ocasión, vieron a Jesús y sus compañeros apartados. Así que mientras ellos van para el otro lado del lago en barco, "el pueblo ... , le sigue a pie". Cuando Jesús desembarca, se enfrenta a una gran multitud de personas. Su reacción inmediata fue la de una profunda compasión y comenzó a curar a los enfermos que había entre ellos. Esto contrasta con la versión de Marcos, donde la compasión de Jesús conduce a la enseñanza de las multitudes. La sanación de Jesús, por supuesto, a su manera, era un tipo de enseñanza, ya que la enseñanza era también una especie de curación. El objetivo de Jesús era siempre restaurar en la gente la integridad de cuerpo y espíritu. Ese es el significado de la salvación.

Podriamos mirarnos a nosotros mismos en esta situación, miremos la forma en como reaccionamos en el uso de nuestro tiempo y energía ante las demandas repentinas e inesperadas ¿Estamos siempre llenos de compasión por los que piden ayuda? Sobre todo si la piden extraños o personas que no nos gustan? ¿Cuántas oportunidades tenemos de devolver un poco de integridad en la vida de alguien que la ha perdido por que su demanda ha entrado en conflicto con los planes que otro había hecho, incluso planes religiosos? (Recuerde al sacerdote y el levita que no hicieron caso a la víctima robada n el camino a Jericó, ya que estaban en el camino al Templo?)

Hay dos reacciones posibles a estas llamadas de ayuda. Por un lado, puedo ignorarlas por completo cuando entran en conflicto con lo que he planeado hacer. En este caso, siempre pongo primero mis propias necesidades y yo no voy a cambiarme a mi mismo  por otros. Una vez que piensa esto,  usted no ofrecerá muy a menudo su ayuda, y esta no es la respuesta de Cristo.

Por otro lado, puede ser una de esas personas que no pueden decir No. En este caso, dejará a un lado lo planeado y va a ayudar a esa persona, a pesar de que no quiere hacerlo, y puede sentirse muy resentido . En el exterior va a ser todo sonrisas mientras que en el interior estará en nudos de ira y frustración. El resultado final de este tipo de respuesta es el "desgaste". Si yo soy de ese tipos de personas, es muy importante para mi que me vean como soy una persona útil y voy a hacer cualquier sacrificio para preservar esa imagen. Estas personas necesitan ser necesitadas y, en el fondo, ellas están respondiendo a sus propias necesidades en lugar de las necesidades de otros.

Obviamente ninguna de estas respuestas es la adecuada y no son la que dio Jesús. Se requiere una gran sensibilidad y discernimiento para saber cuando estamos obligados a mostrar compasión para dar toda la ayuda que se pueda, incluso si hay inconvenientes, y cuando mostramos igual compasión, haciendo que la gente camine con sus propios pies en lugar de recurrir a la manipulación de su dependencia. Yo no soy responsable de salvar al mundo entero. Voy a tener que ver mucha gente que va sin mi ayuda. Pero habrá momentos en los que yo soy la única persona que puede ayudar a esta persona ahora. Para reconocer estos momentos se necesita una combinación de honestidad y firmeza.

Dadles vosotros de comer
Hay veces, como hoy, cuando Jesús responde inmediatamente a las necesidades del pueblo. Hay otras en las que, a pesar de las demandas, él se retira a un lugar solitario solo o va a otra parte (cf. Marcos 1:35-38, Juan 6:15).

Otra razón por la que a menudo somos reacios en dar ayuda es que creemos que no tenemos nada que dar. A medida que el día avanzaba en los discípulos crecía la ansiedad por la multitud. "Se está haciendo tarde, este es un lugar aislado, envialos de vuelta a las ciudades para que coman," los discípulos instan a Jesús. "No hay necesidad de que se vayan; dadles vosotros de comer ", Jesús les dice. "Pero no tenemos más que cinco panes y dos peces". Jesús les está enseñando la autoconfianza e instándolos a compartir lo poco que tienen. Se sorprenderán de lo lejos que podrán. Y, si hacemos lo mismo, podremos ser una grata sorpresa también. Nosotros, como los discípulos, somos llamados una y otra vez a ser mediadores entre Jesús y otros, ofreciendo lo poco que tenemos con total generosidad.

Tomó entonces Jesús los panes y los peces, levantó los ojos al cielo (hacia Dios, su Padre), y pronunció la bendición judía habitual en la comida. A continuación, comenzó rompiendo el pan y lo dio a sus discípulos para distribuirlo. ¡Y se dio¡ La multitud: "todos comieron todo lo que querían", y quedó incluso 12 canastas llenas con las sobras. Las 12 canastas representan claramente las 12 tribus de Israel ahora bajo los 12 discípulos que son parte del Nuevo Israel. Se convertirán en las 12 fuentes de generosa preocupación de Dios por su pueblo.

Mateo dice que había cerca de 5.000 hombres, sin contar mujeres y niños. Esto significa, según algunos comentaristas, que podría haber habido tantos como 20,000-30,000 personas presentes. Ellos representan al pueblo de Israel que se alimenta, con el maná y codornices durante los años en el desierto (Éxodo) y la multiplicación de aceite y pan por Eliseo en el Antiguo Testamento.

La comida que da Jesús es un símbolo claro de todas nuestras necesidades se cumplen y cumplirán en abundancia. Y el milagro mismo es un símbolo de la Eucaristía, el sacramento de la unidad y el compartir del pan partido como un signo de una comunidad que comparte y ofrece en abundancia para las necesidades de sus miembros. ¡Ay! nuestras Eucaristías son tan a menudo un símbolo vacío de la realidad previsto!

¿Por qué hay tantos hambrientos?
Si Dios realmente le importa, ¿por qué hay tantas necesidades aún sin satisfacer? ¿Por qué hay tanta hambre, tanta soledad, ¿por qué hay tantas personas sin hogar, sin comida, sin educación, sin ...? ¿Realmente podemos tomar la primera lectura en serio? "Vengan a las aguas todos los que tengan sed; aunque usted no tiene dinero, ven! "¿Dónde existe un mundo así? "Comprar el maíz sin dinero, el vino y la leche, sin costo alguno."

La siguiente frase va mucho más al grano. "¿Por qué gastar dinero en lo que no es pan, el salario en lo que no llena" - especialmente si ese dinero podría ser gastado en pan para los demás y en las necesidades que pueden ser satisfechas. "Escucha, escúchame y tendrás cosas buenas para comer y alimentos ricos para disfrutar." Sí realmente escuchamos al Señor, especialmente con el Señor Jesús en el Evangelio, nos descubrimos que hay formas para que todos puedan tener sus necesidades satisfechas en abundancia.

Pablo puede decir en la segunda lectura, "no hay nada que se interponga entre nosotros y el amor de Cristo, incluso si estamos en problemas o preocupaciones, o seamos perseguidos, o carezcamos de alimentos o ropa, o seamos amenazados o incluso atacados. Estas son las pruebas por las que triunfamos ... Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ... nada de lo que existe ... nunca puede interponerse entre nosotros y el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor. "

Tres lecciones
El Evangelio y estas dos lecturas, entonces, dicen:

a . Que Dios realmente cuida de su pueblo y eso es suficiente y más para todos;

b . Que los altibajos de la vida, ya sean espirituales, emocionales, físicos o materiales, ya sean tragedias personales o desastres naturales, son esencialmente inevitables, pero no son en absoluto una contradicción del cuidado amoroso de Dios con nosotros. De hecho, estas cosas son a su manera necesarias para que podamos crecer en nuestra conciencia de la verdadera paz y la vida feliz;

c . Que gran parte de la atención y la compasión de Dios recae sobre nuestros propios hombros. Una gran parte del sufrimiento humano en el mundo ha sido causado por la acción humana y puede ser aliviado por la misma acción humana. Jesús no alimenta directamente a la multitud. Dejó que lo hicieran sus discípulos. Todavía lo hace. Es muy fácil culpar a Dios, demasiado fácil culpar a los gobiernos, demasiado fácil ver estas cosas como los problemas de otros. Pero también son los nuestros, son los míos.

Ese es el significado de la Eucaristía que celebramos hoy, que como cristianos nos comprometemos a compartir, a trabajar con Dios en la comunicación de su compasión para todos. Dios es alguien bodadoso, pero, la mayor parte del tiempo, necesita de mi cooperación para mostrarle a la gente que quien cuida de ella es Él realmente.

La edición y el subrayado son nuestros

Que la Misericordia y la confianza en Dios no te falte


Gracias