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22 de marzo de 2015

¨Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna¨

Del Santo Evangelio Según San Juan 12, 20-33

20 Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta. 21 Estos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús». 22 Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.23 Jesús les respondió: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre. 24 En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. 25 El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. 26 Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará. 27 Ahora mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto! 28 Padre, glorifica tu Nombre». Vino entonces una voz del cielo: «Le he glorificado y de nuevo le glorificaré». 29 La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno. Otros decían: «Le ha hablado un ángel». 30 Jesús respondió: «No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros. 31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo será echado fuera.32 Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí». 33 Decía esto para significar de qué muerte iba a morir (Biblia de Jerusalén, Desclee de Brouwer,1967)

Comentario:
Este pasaje nos muestra a Jesús que ofrece la vida, que da frutos a través de la muerte. No, es un Jesús "filósofo", "sabio" como esperarían los griegos; sino ante todo aquél que no está atado a la propia vida, sino que la ha dado y se ha puesto al servicio de la vida de todos. 

Como sucede con el trigo: sólo quebrantádose y muriendo puede liberar toda su vitalidad; así muriendo Jesús mostrará todo su amor que da vida. La historia de la semilla es la historia de Jesús, y de todo discípulo que quiere servirlo y tener vida en Él.Gracias

Comentario Completo:

El contexto:
Estamos al final del "libro de los signos", que es la clave interpretativa que usa Juan en su Evangelio y ya se está perfilando el encuentro mortal entre la clase dirigente y Jesús. Este pasaje es como un broche entre lo que hasta ahora Juan ha contado y se concluye con esta aparición de las "gentes" (señalados por estos "griegos") y lo que está por suceder. Los próximos sucesos Juan los subdivide en dos ámbitos. El primer ámbito es el diálogo con sólo los discípulos, en el contexto de la cena pascual (cc 13-17); el otro ámbito será la escena pública de la pasión y después la aparición del resucitado (cc 18-21).

Este episodio, quizás no es del todo real: quiere señalar que la apertura a las gentes ha comenzado ya con Jesús mismo. No se trata tanto de andar a convencer a los otros de cualquier cosa, sino de acoger ante todo su búsqueda y llevarla a la madurez. Y esta madurez no llega sino con la colaboración de los otros y con un diálogo con Jesús. No se dice si Jesús ha hablado a estos griegos: el texto parece abreviar la narración, haciendo llevar pronto a la evidencia a qué "tipo" de Jesús se deben acercar aquéllos que lo buscan. Se trata del Jesús que ofrece la vida, que da frutos a través de la muerte. No, por tato, un Jesús "filósofo", "sabio"; sino ante todo aquél que no está atado a la propia vida, sino que la ha dado y se ha puesto al servicio de la vida de todos. 


Los versículos 27-33, que manifiestan la angustia y la turbación de Jesús frente a la muerte inminente, se llaman también "el Getsemaní del IV Evangelio" en paralelo con la narración de los Sinópticos sobre la vigilia dolorosa de Jesús en el Getsemaní: Como sucede con el trigo: sólo quebrantádose y muriendo puede liberar toda su vitalidad; así muriendo Jesús mostrará todo su amor que da vida. La historia de la semilla es la historia de Jesús, y de todo discípulo que quiere servirlo y tener vida en Él.



"Señor, queremos ver a Jesús"
Se trata de una pregunta que hacen algunos "griegos" a Felipe. De ellos se dice que " subían a adorar en la fiesta". Probablemente son aquellos "timoratos de Dios" de los que se habla con frecuencia en los textos neotestamentarios; simpatizantes de la religión hebrea, aunque sin ser verdaderos judíos. Pudieran también ser de origen sólo siro fenicio, como indica con la misma palabra Marcos (7,26), cuando habla de la mujer que pedía la curación de su hija. En la petición de ellos podemos encontrar solo curiosidad por acercarse a un personaje famoso y discutido. Pero el contexto en el que nos lo presenta Juan, esta búsqueda señala por el contrario que buscaban de verdad, con corazón abierto. Tanto es así que ellos son presentados tan pronto como se ha dicho: "Ya véis que todo el mundo se va en pos de Él" (Jn 12,19)

Y luego la noticia es comentada por Jesús como el "llegar la hora del Hijo del hombre". El hecho de que se hayan dirigido a Felipe, y éste los envíe a Andrés, es debido al hecho de que los dos eran de Betsaida, una ciudad donde la gente estaba mezclada, y se necesitaba entenderse en varios idiomas. Los dos personajes representan de todos modos dos sensibilidades: Felipe es más tradicionalista (como se ve por su frase después de haber conocido a Jesús (Jn 1, 45): mientras que Andrés, que ya había participado en el movimiento de Juan Bautista, era de carácter más abierto a lo nuevo (cfr Jn 1, 41). Para indicar que la comunidad que se abre a los paganos, que acoge la solicitud de quien busca con corazón curioso, es acogida por una comunidad que vive en su variedad de sensibilidades.

"Si el grano de trigo no cae en tierra…"
La respuesta de Jesús parece menos interesada a los griegos, que deseaban verlo, y más orientada hacia todos, discípulos y griegos. Él ve abrirse las fronteras, siente la tumultuosa adhesión de las gentes; pero quiere llamar la atención que esta fama que le rodea, esta "gloria" que quisieran conocer de cerca, es de otro género de aquélla que ellos quizás se esperaban. Se trata de una vida que está por ser destruida, de una "palabra" que viene silenciada, quebrantada hasta la muerte, sepultada en las entrañas del odio y de la tierra, para hacerla desaparecer. Y en vez de ver una gloria al estilo humano, están delante de una "gloria" que se desvela a través del sufrimiento y la muerte.

Vale para ellos, pero vale también para toda comunidad cristiana que quiere abrirse a "los griegos": debe "consultar" con el Señor, o sea, debe estar en contacto con este rostro, con esta muerte por la vida, debe dar la propia contemplación del misterio y no sólo aportar nociones. Debe vivir el verdadero despojo de las seguridades y de las gratificaciones humanas, para poder servir al Señor y recibir, también él, honor del Padre. El apego a la propia vida y a la sabiduría humana – y en el mundo griego éstos eran valores fuertes – es el verdadero obstáculo al verdadero "conocimiento de Jesús". Servir al nombre del Señor, acoger la solicitud de quien "lo busca", llevar a Jesús a estos buscadores, pero sin vivir el estilo del Señor, sin dar sobre todo testimonio de compartir la misma elección de vida, el mismo don de la vida, no sirve para nada.

"Ahora mi alma está turbada"
Esta "agitación" de Jesús es un elemento muy interesante. No es fácil sufrir, la carne se rebela, la inclinación natural te hace huir del sufrimiento. También Jesús ha sentido esta repugnancia, ha sentido horror, delante de una muerte que se perfilaba dolorosa y humillante. En su pregunta "¿qué voy a decir?", podemos sentir este escalofrío, este miedo, esta tentación de sustraerse a una muerte semejante. Juan coloca este momento difícil antes de la última cena; los sinópticos, por el contrario, lo colocan en la oración del Getsemaní, antes de la captura (Mc 14, 32-42; Mt 26, 36-46; Lc 22, 39-46). En todo caso, todos está concordes en subrayar en Jesús este temblor y fatiga, que lo asemeja a nosotros, frágil, lleno de miedo.

Pero Él afronta esta angustia "confiándose" al Padre, reclamando para sí mismo que este es su proyecto, que toda su vida tiende precisamente a esta hora, que se revela y se asume. El tema de la hora – lo sabemos bien – es muy importante para Juan: véase la primera afirmación en las bodas de Caná (Jn 2,4) y luego más frecuentemente (Jn 4, 21; 7,6.8.30; 8,20; 11,9; 13,1; 17;1). Se trata, no sólo de un tiempo puntual, cuanto de una circunstancia decisiva, hacia la cuál todo se orienta.

"Atraeré a todos hacia mi"
Puesto fuera de la violencia homicida de la que se sentía amenazado, esta suspensión de la cruz se convierte en una verdadera entronización, o sea, una colocación buena en vista de aquél que es para todos salvación y bendición. De la violencia que lo quería marginar y quitar del medio, se pasa a la fuerza centrípeta ejercida por aquella imagen del entronizado. Se trata de "un atraer" que se engendra no por curiosidad, sino por amor; será suscitador de discipulado, de adhesión en todos aquéllos que sabrán andar más allá del hecho físico, y verán en Él la gratuidad hecha totalidad. No será la muerte ignominiosa la que alejará, sino que se convertirá en fuente de atracción misteriosa, gramática que abre nuevos sentidos por la vida. Una vida entregada que genera vida; una vida sacrificada que genera esperanza y nueva solidaridad, nueva comunión, nueva libertad.


 La edición y el subrayado son nuestros

Que la misericordia y la confianza en el Señor no te falte


Gracias

15 de marzo de 2015

¨Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.¨


Del Santo Evangelio Según San Juan 3,14,21

14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, 15 para que todo el que crea tenga por él vida eterna. 16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. 18 El que creee en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. 19 Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. 21 Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios». (Biblia de Jerusalén, Desclee de Brouwer,1967)

Comentario:
Este pasaje es parte de un diálogo que Jesús tiene con Nicodemo, fariseo, doctor de la ley, miembro del Sanedrín que reconocía a Jesús como maestro enviado de Dios. Este lo visitaba de noche en secreto para no comprometerse, Jesús renuncia a su descanso, no le reprocha su cobardía y le acoge para salvarlo.

En el pasado, cuando los judíos andaban por el desierto luego de ser liberados por Moisés son atacados por serpientes venenosas. Dios le  manda que haga una serpiente de bronce y que la levante en un mástil para que al mirarla sean sanados (Num. 21). Jesús usa esta figura para enseñarle a Nicodemo sobre su sacrificio redentor.


El pecado, desobediencia, desconfianza y ofensa a Dios, causa principal de nuestra muerte y causa del sacrificio de nuestro Señor. Aquel quien fue ofendido, es quien por si mismo lo justifica.
¿Qué padre podría entregar a su único hijo para salvar a otro?...Sólo Dios quien ama infinitamente al hombre puede hacerlo. Gracias

Comentario Completo:

vv. 14-15. Y como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre para que todo el que crea tenga en Él la vida eterna. Para los hijos de Israel, mordidos por serpientes venenosas en el desierto, Moisés ofreció una posibilidad de salvarse fijando la vista en una serpiente de bronce. Si el hombre consigue levantar la cabeza y mirar en alto, Dios prepara para él una alternativa. No obliga, está allí, a disposición. El misterio de la libertad humana es de los más digno de amor que Dios ha podido inventar. Escogiendo una mirada, un encontrarse, una nueva oportunidad… el Hijo del hombre en el desierto del mundo será levantado sobre la cruz como signo de salvación para todos aquéllos que sientan la necesidad de continuar viviendo y no se abandonen a mordidas venenosas de preferencias erróneas. Cristo está allí: maldito para el que no tiene fe, bendito para el que cree. Un fruto que escoger, colgado del leño de la vida. También nosotros como los israelitas en el desierto hemos sido “mordidos” por la serpiente en el Edén y tenemos necesidad de mirar a la serpiente de bronce levantada sobre el madero para no morir: “Quien cree en Él tiene vida eterna”.

v.16. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. El amor con que Dios nos ama es un amor de predilección, un amor tangible, un amor que habla… ¿Podía venir directamente el Padre? Sí, ¿pero no es más grande el amor de un padre que da a su hijo? Toda madre pudiendo escoger, prefiere morir ella antes que ver morir a un hijo. ¡Dios nos ha amado hasta tal punto de ver morir a su Hijo!

v. 17. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. Un Dios capaz de juicio perfecto manda al Hijo, no para juzgar, sino para ser lugar de salvación. Verdaderamente es necesario suspender todo pensamiento y sentirse anonadado frente a tanto amor. Sólo quien ama puede “juzgar” , esto es, “salvar”. Él conoce la debilidad del corazón humano y sabe que su imagen ennegrecida tiene la posibilidad de volver a ser nítida, no hay necesidad de rehacerla. La lógica de la vida no conoce la muerte: Dios que es vida no puede destruir lo que Él mismo ha querido crear, se destruiría en algún modo a sí mismo.

v.18. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios. La fe es la discriminante de toda existencia. No creer en el nombre del unigénito: ésta es ya una condena, porque se excluye del amor quien no acoge al amor.

vv. 19-20. Y el juicio está en que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. El único juicio que abarca a toda la humanidad es la llamada a vivir en la luz. Cuando el sol sale, nadie puede substraerse a sus rayos…y así también los hombres. Cuando Cristo nace, ninguno puede substraerse a esta luz que todo lo inunda. Pero los hombres se han construidos casas para poder escapar de la luz del Amor que se expande por doquier, casas de egoísmo, casas de oportunidad. Han perforado túneles y escondrijos para continuar libremente haciendo sus obras. ¿Puede una obra falta de luz dar la vida? La luz de la existencia tiene una sola fuente: Dios. Quien se aparta de la luz, muere.

v. 21. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios. Todo lo que cae bajo los rayos del amor eterno, se viste de luz, como sucede en la naturaleza. Parece que todo sonríe cuando sale el sol. Y las cosas que durante el día son familiares y bellas, de noche toman formas que infunden temor por el solo hecho de no ser visibles. El sol no cambia la forma, pero la exalta en su belleza, Quien vive la verdad de sí mismo y acoge su fragilidad como parámetros de su ser hombre, no tiene temor de la luz, porque no tiene nada que esconder. Sabe que como criatura trabaja con la lógica del límite, pero esto no disminuye la grandeza de su obrar, porque su vida es un todo con la verdad eterna.



 La edición y el subrayado son nuestros

Que la misericordia y la confianza en el Señor no te falte


Gracias 










8 de marzo de 2015

¨Caminemos por el mundo como Jesús y hagamos de toda nuestra existencia un signo de su amor por nuestros hermanos, especialmente los más débiles y los más pobres, nosotros construimos a Dios un templo en nuestra vida.¨

Fuente: (13 TV / Radio Vaticano / Camino Católico)





Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de hoy nos presenta el episodio de la expulsión de los vendedores del templo.  Jesús  «hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes » (Jn 2,15). El dinero, todo. Este gesto suscitó una fuerte impresión, en la gente y los discipulos. Aparece claramente como un gesto profético, tan es así que algunos de los presentes preguntaron a Jesús: «¿Qué signo nos das para obrar así?» (v. 18) ¿Quién eres tú para actuar así? –  o sea una señal divina, prodigiosa que muestre a Jesús como enviado de Dios. Y  Él respondió:  «Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar» (v. 19). Le replicaron: «han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo,  ¿y tú lo vas a levantar en tres días?» (v. 20).  No habían entendido que el Señor se refería al templo vivo de su cuerpo, que habría sido destruído con la muerte en la cruz, pero que habría resucitado al tercer día. Por esto, en tres días.  «Cuando Jesús resucitó – escribe el Evangelista-  sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado» (v. 22).

En efecto, este gesto de Jesús y su mensaje profético se entienden completamente a la luz de su Pascua.
 Aquí tenemos, según el Evangelista Juan, el primer anuncio de la muerte y resurrección de Cristo: su cuerpo, destruído en la cruz por la violencia del pecado, en la Resurrección se convertirá en el lugar del encuentro universal entre Dios y los hombres. Y Cristo Resucitado es precisamente el lugar del encuentro universal - ¡de todos ! - entre Dios y los hombres. Por esto su humanidad es el verdadero templo, donde Dios se revela, habla, se deja encontrar; y los verdaderos adoradores de Dios no son los custodios del templo material, los detentores del poder y del saber religioso, sino aquellos que adoran a Dios «en espíritu y verdad» (Jn 4,23).

En este tiempo de Cuaresma nos estamos preparando para la celebración de la Pascua, donde renovaremos las promesas de nuestro Bautismo. Caminemos por el mundo como Jesús y hagamos de toda nuestra existencia un signo de su amor por nuestros hermanos, especialmente los más débiles y los más pobres,  nosotros construimos a Dios un templo en nuestra vida.  Y de esta manera lo hacemos “encontrable”  para tantas personas que encontramos en nuestro camino. Si somos testimonios de este Cristo vivo, mucha gente encontrará a Jesús en nosotros, en nuestro testimonio.  Pero – nos preguntamos  y cada uno de nosotros se puede preguntar – ¿en mi vida el Señor se siente verdaderamente a casa?.  ¿Lo dejamos hacer “limpieza” en nuestro corazón y expulsar a los ídolos, o sea aquellas actitudes de codicia, celos, mundanidad, envidia, odio, aquella costumbre de hablar mal de los otros? ¿Lo dejo hacer limpieza de todos los comportamientos contra Dios, contra el prójimo y contra nosotros mismos, como hoy hemos escuchado en la primera Lectura? Cada uno se puede responder, en silencio en su corazón: “¿Dejo que Jesús haga un poco de limpieza en mi corazón?”. “ ¡Padre, tengo miedo que me apalee!”. Jesús jamás apalea. Jesús limpiará con ternura, con misericordia, con amor. La misericordia es su manera de limpiar. Dejemos, cada uno de nosotros, dejemos que el Señor entre con su misericordia - no con el látigo, no, con su misericordia - a hacer limpieza en nuestros corazones.  El látigo de Jesús es su misericordia. Abrámosle la puerta para que limpie un poco.

Cada Eucaristía que celebramos con fe nos hace crecer como templo vivo del Señor, gracias a la comunión con su Cuerpo crucificado y resucitado. Jesús conoce aquello que hay en cada uno de nosotros, y conoce también  nuestro más ardiente anhelo: ser habitado por Él, sólo por Él. Dejémoslo entrar en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestros corazones. Que María Santísima, morada privilegiada del Hijo de Dios, nos acompañe y nos sostenga en el itinerario cuaresmal, para que podamos redescubrir la belleza del encuentro con Cristo, que nos libra y nos salva.

(Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dirigido unas palabras con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora –que pueden escucharse y visualizarse en el vídeo fragmento de debajo de estas líneas- y ha dicho:)

Queridos hermanos y hermanas:

Saludo a los fieles de Curitiba (Brasil); Grupos de la parroquia de Génova, Crotone, Treviso, L'Aquila y en el área de Domodossola. Un pensamiento especial va`para los chicos de Garda, que recibieron la confirmación. Durante esta Cuaresma, nos sentimos más cercanos a las personas que están experimentando dificultades: con el amor, la oración y la solidaridad.

Hoy, 8 de marzo, ¡un saludo a todas las mujeres! A todas las mujeres que cada día tratan de construir una sociedad más humana y acogedora. Y también un gracias fraterno a las que de mil maneras testimonian el Evangelio y trabajan en la Iglesia. Y ésta es para nosotros una ocasión para reafirmar la importancia y la necesidad de su presencia en la vida. Un mundo donde las mujeres son maginadas es un mundo estéril, porque las mujeres no sólo traen la vida sino que nos transmiten la capacidad de ver más allá  – ven más allá de ellas –, nos transmiten la capacidad de entender el mundo con ojos diversos, sentir las cosas con corazón más creativo, más paciente, más tierno. ¡Una oración y una bendición especial para las mujeres aquí presentes en la Plaza y para todas las mujeres! ¡Un saludo!

A todos deseo feliz domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!

Francisco

«Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré».


Del Santo Evangelio Según San Juan 2, 13-25

13 Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. 14 Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos.15 Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; 16 y dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado». 17 Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: El celo por tu Casa me devorará. 18 Los judíos entonces le replicaron diciéndole: «Qué señal nos muestras para obrar así?» 19 Jesús les respondió: «Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré».20 Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?» 21 Pero él hablaba del Santuario de su cuerpo. 22 Cuando resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús. 23 Mientras estuvo en Jerusalén, por la fiesta de la Pascua, creyeron muchos en su nombre al ver las señales que realizaba.24 Pero Jesús no se confiaba a ellos porque los conocía a todos 25 y no tenía necesidad de que se le diera testimonio acerca de los hombres, pues él conocía lo que hay en el hombre.(Biblia de Jerusalén, Desclee de Brouwer,1967)

Comentario: 

Comentario sobre Éxodo 20: 1-17; 1 Corintios 1: 22-25; Juan 2: 13-25

EL EVANGELIO presenta una dramática escena donde Jesús se muestra como Señor del Templo. Vemos en ella algo que no parece el carácter conocido de Jesús , aparece con un pequeño látigo de cuerdas y expulsa físicamente a los comerciantes de ganado, ovejas y palomas - animales para ser utilizados en los sacrificios, y a los cambistas. Ellos eran necesarios porque sólo dinero judío podría ser ofrecido en el Templo. Las monedas romanas tenían la imagen de Divus Augustus (el 'Divino Augusto') y así se consideraban idolatría; que tenían que ser cambiado por monedas judías.

Jesús no se opuso al comercio como tal, que era bastante legítimo, pero sí al ser hecho en el recinto del templo:  "la casa de mi Padre". "Toma todo esto de aquí y dejar de convertir la casa de mi Padre en un mercado." Tales negocios deberían haber sido llevados a cabo a las afueras de los recintos del templo, pero sabemos que en nuestra época los vendedores tratan de llegar lo más cerca posible de la gente, especialmente si tienen competencia. Tampoco es del todo imposible que las autoridades del templo confabularan esta práctica e incluso puedan haberse beneficiado si los comerciantes tenían a espacios de "alquiler" en el Templo para hacer sus negocios.

Esto explicaría la ira de los sacerdotes como reacción a lo que Jesús estaba haciendo. "¿Qué está pasando aquí? ¿Qué señal mostrará para justificar lo que está haciendo ", Jesús responde:" Destruid este templo, y en tres días lo levantaré "Ellos replican :". Ha tomado 46 años para construir este templo y puedes reconstruirlo en sólo tres días? "Esto era cierto y, de hecho, el edificio aún no se había completado en este momento.

Pero Jesús estaba hablando acerca de otro santuario, de otro templo donde Dios vivía - su propio cuerpo. A través de este evento se nos recuerda en la Cuaresma de lo que estamos preparando para recordar y celebrar - la muerte y resurrección de Jesús.

Una dura enseñanza
Es el corazón de nuestra fe. Pero, como explica Pablo, escribiendo a los cristianos de Corinto, la muerte de Jesús a los Judios era (¿y es?) Una piedra de tropiezo, un escándalo, un obstáculo insuperable. Era imposible para ellos aceptar que el Mesías, el Salvador y Rey, podría sufrir una muerte tan ignominiosa a manos no sólo de los enemigos de Israel, pero aún más de su propio pueblo. Eso no podía ser; Dios no podía permitirlo.

Para los gentiles, los paganos, esto no tenía sentido. Poder y dominación e influencia eran lo que contaba en su mundo. La idea de que alguien sea ejecutado como, con delincuentes comunes y el ser adorado como Señor no tenía sentido, era algo para ser ignorado, reirse, y desmentirlo - como lo sigue siendo por muchos en nuestra sociedad hoy en día.

La sabiduría de Dios
Pero para aquellos que han sido llamados y que responden a la llamada - ya sean Judios o griegos, hombres o mujeres, esclavos o libres - es el poder y la sabiduría de Dios. La muerte de Jesús para cualquier observador objetivo parece ser un fracaso total, creer en tal Señor parece estúpido, pero los que tienen los ojos de la fe puede ver el poder del amor que vence a la muerte.


La edición y el subrayado son nuestros


Que la Misericordia y la confianza en Dios no te falte

Gracias