El camino comienza con el Miércoles de Ceniza, día en el que recordamos que somos pecadores y necesitados del perdón de Dios. El pecado, gran mal de la humanidad y causa principal de nuestra muerte. Es la desconfianza, las ofensas y desobediencias a nuestro Padre. Es el desamor al hermano, a nosotros mismos, y a Dios.
Es tiempo de CONVERSIÓN, de cambio de vida, pero de un cambio radical, no sólo de buenas intenciones o de apariencias sino un cambio profundo en el que cambiamos el corazón, centro de nuestro ser. Lugar donde tomamos las profundas decisiones entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte. Donde están nuestras actitudes y motivaciones. Las que deben ser sinceras, sin doble intención ante los demás y fundamentalmente hacia Dios, Y deben tener el único interés de amar a Dios y de querer el bien del otro.
Tiempo de PENITENCIA, no para buscar el sufrimiento. pues ¨sufrir por sufrir¨, no tiene sentido y nunca será cristiano. Sino es tiempo para aceptar el sufrimiento como oportunidad para amar a Dios y para hacernos más limpios interiormente para Él. Así el sentido de nuestro sufrir será Dios, será alegre, no habrá resignación y no se perderá la Esperanza
Mucho mas se puede decir de la Cuaresma, pero recordemos que es un camino del interior de nosotros mismos hacia nuestra vida exterior. Camino de preparación, penitencia y de conversión. De una vida centrada en nosotros mismos a una vida centrada en nuestro Señor. Gracias
Luis Vera
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