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31 de diciembre de 2008

Año Nuevo...., ¿mucho ruido y pocas nueces?


Comienza el año civil; y se lo celebra de diversos modos:

° En estas fiestas, se suele hacer mucho ruido (bailes, fuegos artificiales, pirotecnia,...) mucho ruido ¿Y "pocas nueces"...?
°Para muchos, las fiestas están cargadas de melancolía (paso de los años; "los que ya se han ido"; nostalgias; recuerdos...). Muchos desean "que las fiestas pasen pronto"...
°Para los pobres (que no son pocos!), el dolor de no poder participar de las alegrías festivas... o de hacerlo con muchas limitaciones...
Pensemos cómo vivimos interiormente las fiestas. Sin interioridad, todo lo otro es vacío, pura exterioridad e hipocresía: festejamos... nada. ¿Cuál es el motivo para alegramos por las fiestas? El Amor de Dios, experimentado en estos días como una fuerza que quiere renovarnos incesantemente. Navidad es el comienzo de una nueva creación (Dios a hecho con el hombre una Alianza Eterna: Cristo).
Todo comienzo de algo (también el del año civil) debe remitirnos a este comienzo: al de la Alianza Nueva y Eterna... (la que no pasará jamás, y por ende radicalmente diversa de lo que no permanece, lo que es pasajero, transitorio (tiempo; apariencias; exterioridades)... Éste es el fundamento de nuestra Paz, cuya Jornada mundial cada año celebramos precisamente hoy.
+ Volvamos a mirar las cosas que nos rodean, pero con esta perspectiva: pensemos en las cosas que se fueron con el año y los años que pasaron... y pongámoslas en manos Dios. Pero sepamos que todo lo que hayamos hecho con amor, y por amor tiene un valor que permanece, y está “eternizado” en la presencia del Señor.
Todo lo hecho por amor, aunque pequeño, aunque los demás no lo noten, ha sido tomado en cuenta por Dios, y lo encontraremos renovado en Él. También las personas que se han ido... Y así, nuestros lazos de amor, lejos de perderse, serán renovados y glorificados en la Resurrección.
"Nada se pierde, todo se transforma..." también en el orden espiritual.
Frente al año viejo, y al nuevo, tengamos una mirada de Fe: evaluemos desde el amor que hemos puesto y hemos de poner para hacer las cosas.
El tiempo pasa, pero el amor permanece; y allí debemos encontrar el motivo de nuestra alegría: en el amor vivido y en el "por vivir".
"En el atardecer de la vida se juzgará el Amor”, nos recuerda San Juan de la Cruz.Un nuevo año ha “atardecido”...Un año más de vida... y un año menos para llegar al cielo.

Un año con sus alegrías... y sus amarguras.

En vista a los acontecimientos de la vida de cada uno de Uds., quiero hoy recordarles nuevamente que con todos sus engaños, trampas y sueños rotos, éste sigue siendo mundo hermoso, que vale la pena vivir como camino al cielo.

En este valle de lágrimas, la alegría que da el Espíritu Santo es más fuerte que cualquier pena... Esa alegría profunda, serena, misteriosa, radiante... (quien la conoce, entiende lo que estoy diciendo... y a quien no la conoce, le repito con el salmo 33: "prueben y vean qué bueno es el Señor...").

Pongamos hoy nuevamente nuestra vida en manos de María Santísima: Ella pondrá el año que termina en manos del Padre Misericordioso, y la en el que comienza en manos del Hijo Providente... ella que es Soberana de los Ángeles, pero mucho más aún es nuestra: sangre y dolor de nuestra raza humana. Amén.

30 de diciembre de 2008

Esperando al niño. Una historia de Fray José de la Santa Casa.


Al final de la Edad Media, entre Córdoba y Sevilla, al sur del Guadalquivir, había un monasterio famoso, lleno de monjes con largas barbas y hábitos ásperos. Una incursión de los moros lo redujo a ruinas, y solo cuatro frailes se salvaron de la catástrofe. Entre ellos está FRAY JOSÉ DE LA SANTA CASA, un lego con corazón de santo y cabeza y manos de artista, pero sobre todo, con un amor desbordante a la Santa Infancia de Jesús. En cualquier oficio que la obediencia le mandase, se entretenía, pensando y hablando con el Niño Jesús.

Un día Fray José está barriendo el suelo del convento y de repente se le presenta un hermoso niño que le dice:

-¡Qué bien barres, fray José, y que brillante dejas el suelo! ¿Serías capaz de recitar el Ave María?
-Si.
-Pues entonces, dila.


Fray José deja a un lado la escoba, se recoge, junta las manos y con los ojos bajos, comienza la salutación angélica. Al llegar a las palabras y bendito el fruto de tu vientre, el niño le interrumpe y le dice:
¡Ese soy yo!, y desapareció.


Fray José grita extasiado:
-¡Vuelve Pequeño Jesús, porque si no moriré del deseo de verte!.

Pero Jesús no vino. Y Fray José, seguía llamándolo día tras día, en la celda, en el huerto, en la cocina... en todas partes. Al fin un día oyó la voz de Jesús le respondía:
- Volveré, pero ten todo preparado para que cuando llegue hagas de mi una estatua de cera en todo igual a como soy. Fray José corrió a contárselo al padre prior, pidiéndole cera, un cuchillo y un pincel. El Superior se lo concedió y Fray José se entregó con ilusión a modelar una estatua de cera del Niño que había visto. Hacía una y la deshacía, para hacer otra, pues nunca estaba conforme, y cada una que hacía le salía más bella que la anterior, y así pasaba el tiempo, esperando que regresase su Amado Jesusito.

Por fin llegó el día en el que rodeado de ángeles, se le presenta el Niño Jesús, y Fray José en éxtasis, pero con la mayor naturalidad pone los ojos en el Divino modelo y copia al Niño que tiene delante. Cuando termina y observa que su estatua es igual al Sagrado Modelo, estalla en risas y llantos de alegría, cae de rodillas delante de ella y posando la cabeza sobre las manos juntas, muere. Y los mismos ángeles que acompañaron a su Niño Jesús, recogieron su espíritu y lo llevaron al Paraíso. Los religiosos enterraron el cuerpo del santo lego y con devoción colocaron la imagen de cera del Niño Jesús en el oratorio del monasterio.

Esa misma noche Fray José se apareció en sueños al Padre Prior, comunicándole que esa: "imagen, hecha indignamente por mi, no es para el convento. Dentro de un año vendrá Doña Isabel Manríquez de Lara, a quien se la daréis, y ella se la entregará a su hija como regalo de bodas, ella la llevará a Bohemia y por la capital de aquel reino será llamado -Niño Jesús de Praga.
Nochebuena y la Misa de Gallo
Autor: P. Jesús Martí Ballester. Catholic. net.

12 de diciembre de 2008

Rosas en el Tepeyac

P. Mariano de Blas
Catholic.net

Las veo en la ladera del bosque; son grandes, muy variadas: Todas llevan en su cáliz perlas del rocío de la noche.
Las ha plantado una mano celestial. La Madre de Dios tiene preferencia por las rosas de Castilla, le gustan las rosas.
En su jardín del cielo debe haber plantado rosas a granel, y deben muchos ángeles cuidarlas con primor. Son las rosas de la Madre del Señor.
“Rosas en mi jardín no hay ya, todas han muerto”, diría un día el poeta. ¡Qué tragedia! Mustios pétalos por el suelo es todo lo que queda de la gloria de las rosas.

Habrá que pedirle a la dueña del Tepeyac algunos retoños de rosal de los que plantó en la colina para plantarlos en el jardín.
Esos rosales siempre ostentan rosas, son frescas y hermosas; nunca se marchitan porque son de Ella.
La imagen de Guadalupe está pintada con pétalos de rosa, con rocío de la noche, con amor materno.
No importa que el lienzo sea lo más pobre, porque esa tilma recoge la obra maestra que un pincel grabó en ella.
¿Un serafín? ¿Sabía pintura la Virgen? Los de brocha de aquí abajo no aciertan a descifrar con qué arte de dibujo fue impresa tan magnífica pintura en una tela tan pobre.

4 de diciembre de 2008

El Adviento, preparación para la Navidad

Autor: Tere Fernández del Castillo
Fuente: Catholic.net

Algo que no debes olvidar

  1. El adviento comprende las cuatro semanas antes de la Navidad.
  2. El adviento es tiempo de preparación, esperanza y arrepentimiento de nuestros pecados para la llegada del Señor.
  3. En el adviento nos preparamos para la navidad y la segunda venida de Cristo al mundo, cuando volverá como Rey de todo el Universo.
  4. Es un tiempo en el que podemos revisar cómo ha sido nuestra vida espiritual, nuestra vida en relación con Dios y convertirnos de nuevo.
  5. Es un tiempo en el que podemos hacer un plan de vida para mejorar como personas.

Cuida tu fe
Esta es una época del año en la que vamos a estar “bombardeados” por la publicidad para comprar todo tipo de cosas, vamos a estar invitados a muchas fiestas. Todo esto puede llegar a hacer que nos olvidemos del verdadero sentido del Adviento. Esforcémonos por vivir este tiempo litúrgico con profundidad, con el sentido cristiano.
De esta forma viviremos la Navidad del Señor ocupados del Señor de la Navidad.

Significado del Adviento.
La palabra latina "adventus" significa “venida”. En el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Jesucristo. La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad, como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa penitencia. [El morado es a semejanza del color que adquiere nuestra carne al sufrir un trato duro].

El tiempo de Adviento es un período privilegiado para los cristianos ya que nos invita a recordar
el pasado, nos impulsa a vivir el presente y a preparar el futuro.

Esta es su triple finalidad:

- Recordar el pasado: Celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén. El Señor ya vino y nació en Belén. Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad y pobreza. Vino como uno de nosotros, hombre entre los hombres. Esta fue su primera venida.
-Vivir el presente: Se trata de vivir en el presente de nuestra vida diaria la "presencia de Jesucristo" en nosotros y, por nosotros, en el mundo. Vivir
siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia y en el amor.
- Preparar el futuro: Se trata de prepararnos para la Parusía o segunda venida de Jesucristo en la "majestad de su gloria". Entonces vendrá como Señor y como Juez de todas las naciones, y premiará con el Cielo a los que han creido en Él; vivido como hijos fieles del Padre y hermanos buenos de los demás. Esperamos su venida gloriosa que nos traerá la salvación y la vida eterna sin sufrimientos.
En el Evangelio, varias veces nos habla Jesucristo de la Parusía y nos dice que nadie sabe el día ni la hora en la que sucederá. Por esta razón, la Iglesia nos invita en el Adviento a prepararnos para este momento a través de la revisión y la proyección:

Revisión: Aprovechando este tiempo para pensar en qué tan buenos hemos sido hasta ahora y lo que vamos a hacer para ser mejores que antes. Es importante saber hacer un alto en la vida para reflexionar acerca de nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios y con el prójimo. Todos los días podemos y debemos ser mejores.
Proyección: En Adviento debemos hacer un plan para que no sólo seamos buenos en Adviento sino siempre. Analizar qué es lo que más trabajo nos cuesta y hacer propósitos para evitar caer de nuevo en lo mismo.







3 de diciembre de 2008

Regalos para navidad

Autor: Jose Luis Damián
Catholic.net
Ahora que entramos en esta temporada de fiestas decembrinas me imagino que ya habrás empezado la búsqueda de tus obsequios navideños. Así pues, quiero aprovechar la oportunidad para recomendarte algunos de los mejores regalos que puedes darle a tus seres queridos esta Navidad y que al mismo tiempo te ayudarán a recordarte el por qué de esta celebración.No olvidemos que el sentido de regalar algo no es otro que el de decirle a aquel ser querido “Dejé de pensar en mi para pensar en ti”. Así que si no dejamos de lado este principio fundamental entonces podremos estar seguros de que aquello que regalemos estará lleno de sentido y significado.

Regalo #1: Comprensión. Envuelve para regalo tus ojos y oídos y disponte a observar y a escuchar todo lo que los demás tienen que hacer y decir. Deja de centrarte durante esta temporada en tus propias ideas y pensamientos y proponte escuchar y observar las maravillas que suceden a nuestro alrededor cuando estamos disponibles para observar y escuchar. Regálale a tus seres queridos tu disposición de intentar ponerte en su lugar y ver el mundo a través de sus ojos y escucharlo a través de sus oídos.Sugerencia: Invítale un café a un amigo y dile que te externe su opinión acerca de un tema en específico y mientras lo hace proponte hablar lo menos posible y escucharlo al máximo.
Regalo #2: Perdón. Definitivamente uno de los regalos más ricos y formativos. Aprovecha la Navidad y toda la magia que produce en el ambiente para perdonar y pedir perdón a aquella persona de la que te alejaste por alguna razón. No importa cual haya sido la causa de esta separación y distanciamiento, siempre habrá una oportunidad para arreglar el problema. Además te darás cuenta que este regalo, al hacerlo efectivo, te renueva más que cualquier cambio de imagen y ropa que pudieras comprar.Sugerencia: Escribe una carta de perdón y envíala antes de contactar a la persona de tal forma que tengan un motivo para volver a dialogar.
Regalo #3: Tiempo. Sin duda alguna el regalo más valioso de todos. No existe algo más hermoso que regalarle tu tiempo a alguien más. El tiempo, ese elemento tan preciado que no puede ser comprado ni canjeado por nada, vale mucho. Dedicarle minutos de tu vida a alguien es un gran regalo. Sugerencia: Ofrécete pasar todo un día con tus papás cediéndoles la iniciativa para decidir que hacer y donde ir.
Regalo #4: Ayuda. Muy ligado con el anterior uno de los regalos que todos quisiéramos recibir, más que cualquier cosa material, es la voluntad de alguien para ayudarnos a solucionar algún problema o brindarnos un buen consejo de vida. Estos son los detalles que le dan sentido a lo que celebramos en la Navidad y que la hacen tan especial.Sugerencia: Recolecta ropa y cobijas entre tus seres queridos y dónalas a una institución de asistencia social.Finalmente te puedo recomendar que esta Navidad regales aquello que sólo tu puedas dar, y que por lo mismo representa algo tan especial. Por eso, mi última sugerencia de regalo sería…
Regalo #5: ¡Tú mismo!. Al final, el mejor regalo que puedes dar es aquel que involucra dar lo mejor que tienes: ¡Tú mismo! No existe mejor regalo que decirle a alguien: “Todo mi ser está dispuesto a acompañarte en estas fiestas”. Este es el verdadero sentido de la Navidad y percibimos su magia porque nos recuerda cual es el elemento central que da sentido a nuestra presencia en este mundo: Amar al prójimo como a nosotros mismos.


¡Feliz Navidad!