En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos." (aciprensa.com)
Comentario:
Nuestro mundo gira por el ¨ser productivo¨, todos de alguna forma para ser ¨valiosos¨ debemos estar ¨enganchados¨ o insertados, en el sistema económico. ¨Si no trabajas, y no ganas dinero por lo que haces, no vale lo que haces y tú no vales¨, se cree.
Nuestro Señor sabe lo que valemos, y también quiere que seamos ¨productivos¨. Por ello nos pide ¨DAR FRUTO ABUNDANTE¨. En este pasaje nos muestra de manera simbólica su plan para nosotros.
Jesús vino a enseñarnos que Dios es nuestro padre y que quiere siempre nuestro bien. Por tanto, al decirnos que ¨demos fruto¨, nos dice que nuestra meta es agradar a nuestro padre, y es cumplir su voluntad. Algo que no puede ser medido, exige de nosotros otra mirada, no una material sino una sobrenatural, exige una permanente escucha de Ël y exige una renuncia sincera a cumplir nuestra propia voluntad, por ejemplo con la felicidad de un hijo.
También nos muestra el camino de cómo lograrlo: ¨PERMANECER EN ÉL¨. Estar unidos a la vida de Jesús. Al ser bautizados recibimos la fe, pero es responsabilidad nuestra dar frutos con ella. Nuestro Dios no nos deja solos en la lucha. La Iglesia nos enseña que Dios nos ¨poda¨ y ayuda de dos formas: Con la ¨Gracia Santificante¨que recibimos en ¨cualquier¨ día y generalmente, por la oración sincera y la ¨Gracia Sacramental¨ que se recibe en un momento dado y de una forma concreta como la eucaristía o la ¨confesión¨. La Vida de Jesús siempre está disponible para nosotros.
Con todo esto, Jesús nos nos enseña, que no quiere que seamos sólo productivos, sino quiere que demos fruto, fruto abundante y de Vida eterna. Y nos señala que todo nuestro trabajo brota de de Dios como su fuente y tiende a Él como su fin. Gracias
b) La vid me hace traer a la mente el vino, ese fruto tan bueno y precioso, me hace pensar en la alianza que Jesús cumple con nosotros, nueva y eterna, alianza de amor, que nada ni nadie podrá romper. ¿Estoy dispuesto a permanecer dentro de este abrazo, dentro de este sí continuo de mi vida, que se deja entrelazar con la suya? ¿Alzaré también yo, como el salmista, el cáliz de la alianza, invocando el nombre del Señor y diciéndole que, sí, que yo lo amo?
c) Jesús define a su Padre como "agricultor" o "viñador", utilizando un término muy bello que lleva dentro de sí toda la fuerza del amor del que se dedica al trabajo de la tierra; expresa un doblarse sobre la tierra, un acercarse del cuerpo y del ser, un contacto prolongado, un intercambio vital. ¡El Padre hace exactamente esto con nosotros! San Pablo dice sin embargo: "El agricultor, que se fatiga, debe ser el primero en recoger los frutos de la tierra" (2 Tim 2,6) y con él Santiago nos recuerda que "el agricultor espera pacientemente los frutos de la tierra". (Sant 5,7). ¿Desilusionaré, yo tierra, la esperanza del Padre que me cultiva cada día, cavando la tierra, limpiándome de piedras, poniéndome buen abono y construyéndome una valla alrededor, para que yo permanezca protegido? ¿A quién consigno yo los frutos de mi existencia? ¿Para qué existo yo, para quién decido y escojo el vivir de cada día, cada mañana, cuando me levanto?
Que la misericordia y la confianza en el Señor no te falte
Gracias