Autor: Benedicto XVI
Deseo hablarles de la experiencia contemplativa y de la fuerza en la
plegaria a la que hace referencia san Pablo para legitimar su
condición de apóstol del evangelio. Él no presume de sus trabajos o
esfuerzos, sino de la acción de Dios en él. Antes de anunciar a Cristo,
ha vivido en silencio y contemplación. Su mística no se funda sólo en
los eventos excepcionales que ha tenido, sino también en lo cotidiano y
la intensa relación con el Señor.
Contemplar al Señor es
fascinante porque Él nos atrae y cautiva el corazón, experimentando
paz, belleza, amor; pero es a su vez tremendo, porque se evidencia la
debilidad humana, las incapacidades, la dificultad de vencer el mal. En
un mundo en que se corre el riesgo de confiar solamente en la eficacia
y la fuerza de los medios humanos, estamos llamados a descubrir y dar
testimonio del valor de la plegaria.
En la oración se dan
momentos de especial intensidad, en los que se experimenta vivamente
la presencia del Señor, pero es necesaria la constancia y la fidelidad,
sobre todo en las situaciones de aridez, de dificultad, de
sufrimiento.
Audiencia General , Miércoles 13 de junio de 2012
http://www.radiovaticana.org/spa/articolo.asp?c=596108
Anteriores Audiencias :
http://www.radiovaticana.org/spa/Indice.asp?cRedaSel=482&CategSel=16&PagN=1
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