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14 de julio de 2012

¨Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones¨

Buen día en el Señor, continuamos viendo el envío de los discípulos para anunciar el Reino de Dios. El día de ayer, el Señor, nos hablaba del peligro que enfrentaremos por anunciar el Reino. En el evangelio de hoy (Mt, 10, 24-33) nos insiste nuevamente en las adversidades, para darnos ánimo, esperanza y confianza en que con su ayuda lo superaremos. El lenguaje con el que habla el Señor es duro, pero recordemos que los discípulos eran hombres sencillos, que se movían más por el temor que por el Amor. 
 
Persecuciones y sufrimientos marcan la vida de los discípulos. Los discípulos tienen que saber que, por el hecho de ser discípulos de Jesús, van a ser perseguidos (Mt 10,17-23). Pues un discípulo tiene que imitar la vida del maestro en lo que sabe, piensa, actúa y en lo que sufre: «No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su amo. Le basta al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su amo.”. Si a Jesús le tildaron de Belcebú, cuánto más van a insultar a sus discípulos. 

No tener miedo a decir la verdad. Jesús nos dice: ¨porque nada hay oculto que no llegue a descubrirse, ni secreto que no venga a conocerse¨. Para san Juan Crisóstomo, el Señor nos diría : ¨ os basta para consuelo el que yo, Maestro y Señor, sea compañero en las injurias. Y si todavía al oír lo que dije, os doléis de esas cosas, considerad que muy poco después quedaréis libres de toda sospecha¨. Pues la compañía de Jesús nos asegura que la verdad siempre se impondrá por si misma puesto que Ël es la verdad. 

No tener miedo a los que pueden matar el cuerpo. San Juan nos insiste: ¨No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pues al alma no pueden matarla. Observa cómo los hace superiores a todas las cosas, enseñándolos a despreciar no solamente los cuidados, las injurias, los peligros, las asechanzas, sino aun la muerte que es lo más terrible de todo. Y no una muerte cualquiera sino una muerte violenta¨. El Señor nos enseña a rechazar los males, a no intimidarnos por ellos, sino a dejarnos llevar mas bien  por la confianza en Él. 

Tener confianza en la Providencia Divina. Finalmente, San Juan nos invita  a confiar diciendo:  ¨Y no dijo que cayeran por obra de Dios, cosa no digna de Dios; sino que a Dios nada de cuanto se hace, se le oculta. Pero si nada ignora de cuanto sucede, y a vosotros os ama con una sinceridad mayor que la de un padre; y de tal modo os ama que aún tiene contados los cabellos de vuestra cabeza, nada hay que temer.¨ Dios ama al discípulo con un amor mayor que de cualquier padre.

En este día, meditemos en el Amor de  Dios Padre e imitemos a su hijo en nuestras vidas, en el trabajo, en la familia, o en el descanso.
Que la misericordia y la confianza en Señor no les falte.
Gracias. 

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