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10 de febrero de 2013

"Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra¨

Del Santo Evangelio según San Lucas 4, 21-30
Domingo 4 del Tiempo Ordinario
 


En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír."

Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.

Y decían: "¿No es éste el hijo de José?"

Y Jesús les dijo: "Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún."

Y añadió: "Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, mas que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, mas que Naamán, el sirio."

Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo.

Comentario:


Lucas 4,16: Jesús llega a Nazaret y participa en la reunión de la comunidad
Impulsado por el Espíritu Santo, Jesús fue hasta Galilea y comienza a anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios (Lc 4,14). Andando por los pueblos y enseñando en las sinagogas, llega a Nazaret. Vuelve a la comunidad en la que, de pequeño, había participado durante treinta años en las reuniones semanales. El sábado siguiente a su llegada, según la costumbre, Jesús fue a la sinagoga para participar en la celebración y se levanta para leer.

Lucas 4,17-19: Jesús lee un pasaje del Profeta Isaías  
En aquel tiempo eran dos las lecturas en las celebraciones del sábado. La primera se tomaba de la Ley de Dios, del Pentateuco, y era fija. La segunda se tomaba de los libros históricos o profetas, y era elegida por el lector. El lector podía elegir. Jesús eligió el texto del profeta Isaías que presenta un resumen de la misión del Siervo de Dios, y que reflejaba la situación del pueblo de Galilea en tiempo de Jesús. En nombre de Dios, Jesús toma posición para defender la vida de su pueblo, asume como suya la misión del Siervo de Dios, y usando las palabras de Isaías, declara, delante de todos: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar año de gracia del Señor” (Is 61,1-2). Tomando de nuevo la antigua tradición de los profetas, proclama “un año de gracia del Señor”. Esta última expresión era lo mismo que proclamar un año jubilar. O sea, Jesús invita al pueblo de su ciudad a comenzar de nuevo, a rehacer la historia, desde las raíces (Dt 15,1-11; Lev 25,8-17).

Lucas 4,20-21: Ante un público atento, Jesús une la Biblia con la vida de la gente Terminada la lectura, Jesús devuelve el libro al servidor y se sienta. Jesús no es aún el coordinador de la comunidad, es laico, y como tal, participa en la celebración, como todos los demás. Había estado ausente de la comunidad durante varias semanas, luego se había unido al movimiento de Juan Bautista y se había hecho bautizar por él en el Jordán (Lc 3,21-22). Además, transcurrió más de cuarenta días en el desierto reflexionando sobre su misión (Lc 4, 1-2). Aquel sábado, tras su vuelta a la comunidad, Jesús es invitado a leer. Todos están atentos y curiosos: “¿Qué dirá?” El comentario de Jesús es muy breve, más aún, brevísimo. Actualiza el texto, lo une a la vida de la gente, diciendo: “Esta Escritura que acabáis de oír se ha cumplido hoy”.

Lucas 4,22: Reacción contradictoria del público  
Por parte de la gente la reacción es doble. En primer lugar, una actitud atenta de admiración y de aclamación. Luego, inmediatamente, una reacción de desconfianza. Dicen: “¿Acaso no es éste el hijo de José?” ¿Por qué están escandalizados? Jesús habla de acoger a los pobres, a los ciegos, a los prisioneros, a los oprimidos. Pero ellos no aceptan su propuesta. Y así, en el mismo momento en que Jesús presenta su proyecto: acoger a los excluidos, ¡él mismo es excluido!

Pero el motivo también es otro. Es importante notar los detalles en las citas que el Evangelio de Lucas hace del Antiguo Testamento. En el segundo domingo de Adviento, al comentar Lucas 3,4-6, Lucas presenta un cita más larga de Isaías para poder mostrar que las apertura a los paganos estaba ya prevista por los profetas. Aquí sucede algo semejante. Jesús cita el texto de Isaías hasta donde dice: "y proclamar año de gracia del Señor", y corta el resto de la frase, que dice “y un día de venganza de nuestro Dios, para consolar a todos los afligidos" (Is 62,2b).

La gente de Nazaret contesta el hecho de que haya omitido la frase sobre la venganza contra los opresores del pueblo. Ellos querían que el Día de la venida del reino fuese un día de venganza contra los opresores del pueblo. Los afligidos habrían visto así restablecidos sus derechos. Pero en este caso, el advenimiento, la venida del Reino no habría traído una cambio real del sistema injusto. Jesús no acepta este modo de pensar, no acepta la venganza. Su experiencia de Dios, Padre, le ayudaba mejor a entender el significado exacto de las profecías. Su reacción, contraria a la de la gente de Nazaret, nos hace ver que la antigua imagen de Dios, como juez severo y vengativo, era más fuerte que la Buena Noticia de Dios, Padre amoroso que acoge a los excluidos. 

Lucas 4,23-24: Jesús critica la reacción de la gente 
Jesús interpreta la reacción de la gente y la considera una forma de envidia: “Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaún, ¡hazlo también aquí en tu patria!” Jesús era conocido en toda la Galilea (Lc 4,14) y a la gente de Nazaret no le gustaba el hecho de que Jesús, un hijo de su tierra, hiciera cosas buenas en la tierra de los otros y no en su propia tierra. Pero, la reacción tiene una causa más profunda. Incluso si Jesús hubiera hecho las mismas cosas que en Cafarnaún, la gente no habría creído en él. Ellos conocían a Jesús: “¿Quién es éste para enseñarnos? ¿No es el hijo de José?” (Lc 4,22). “¿No es él el carpintero?” (cfr Mc 6,3-4) Hasta hoy, tantas veces lo mismo: cuando un laico o una laica predican en la iglesia, muchos no aceptan, salen y dicen: “Él es como nosotros: ¡no sabe nada!” No pueden creer que Dios pueda hablar mediante personas más comunes. Marcos añade que 
Jesús quedó extrañado de la incredulidad de su pueblo (Mc 3,6).

Lucas 4,25-27: Iluminación bíblica por parte de Jesús, citando a Elías y a Eliseo 
Para confirmar que su misión era verdaderamente la de acoger a los excluidos, Jesús se sirve de dos pasajes de la Biblia muy conocidos, la historia de Elías y la de Eliseo. Ambos ponen de relieve la cerrazón mental de la gente de Nazaret, y son una crítica de la misma. En tiempos de Elías eran muchas las viudas en Israel, pero Elías fue enviado a una vida extranjera de Sarepta (1 Re 17,7-16). En tiempos de Eliseo eran muchos los leprosos en Israel, más Eliseo fue enviado a ocuparse de un extranjero de Siria (2 Re 5,14). De nuevo, he aquí que aparece en todo esto la preocupación de Lucas que desea mostrar que la apertura hacia los paganos viene de Jesús mismo. Jesús tuvo las mismas dificultades que tenían las comunidades en tiempos de Lucas.

Lucas 4,28-30: Reacción furiosa por parte de la gente que quiere matar a Jesús
El uso de estos dos pasajes de la Biblia produce entre la gente todavía más rabia. La comunidad de Nazaret llega hasta el punto de querer matar a Jesús. Pero él mantiene la calma. La rabia de los otros no consigue desviarlo de su camino. Lucas indica cómo es difícil superar la mentalidad de privilegio y de cerrazón hacia los otros. Hoy sucede lo mismo. Muchos de nosotros, católicos, crecemos con la mentalidad que nos impulsa a creer que somos mejores que los otros y que para alcanzar la salvación deben ser como nosotros. Jesús no pensaba así.

La edición y el subrayado son nuestros
Tomado del Sitio Oficial de los Carmelitas

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