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6 de julio de 2014

"Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla.¨

Domingo 14 del Tiempo Ordinario
Del Santo Evangelio según San Mateo 11,25-30

En aquel tiempo, exclamó Jesús: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera." (Aciprensa.com)

Comentario:

En el Evangelio de Mateo, en el capítulo 10, Jesús instruye a los discípulos como llevar su mensaje y en el 11 y 12, Él mismo lo lleva. Aquí aparecen incomprensiones y resistencias que Jesús debe afrontar: como las de Juan Bautista (Mt 11, 1-15), las del pueblo (Mt 11, 16-19), las de las grandes ciudades  (Mt 11, 20-24), las de los escribas y doctores (Mt 11,25) y las de sus parientes (Mt 12,46-50). Sólo los ¨pequeños¨ o ¨sencillos¨, entienden y aceptan el evangelio, la buena nueva (Mt 11,25-30). 

Nuestros santos son ejemplo de estos ¨pequeños¨. Hombres y mujeres que reconocieron en Jesús al Salvador humilde y siervo. No se dejaron confundir por cargos, bienes, misiones o conocimientos. Para ellos, en lo que recibían no había merito alguno sino todo era regalo de Dios. Cumplieron los mandamientos por Amor  a Dios y no por el ¨qué dirán¨ . Fuertes de carácter para el mundo pero débiles y frágiles ante Dios, pues se reconocían pecadores y necesitados de Él. Don Bosco, Teresita, Juan Pablo II, entre otros, nos enseñan como ser hijos ¨pequeños¨ de nuestro Padre. Hijos que confían, se abandonan y se dejan guiar. 

Jesús conoce al Padre, pues por que trataba con Él. Para ti no basta leer la Biblia entera, saberte de memoria el catecismo o asistir a cuanto curso haya, sino necesitas el trato con tu Padre. Es lo que le dará sentido a todo lo que hagas. Si conoces al ¨autor¨ de los mensajes pues entenderás los mensajes. 

El trato con Dios, es la Oración. Una simple, sencilla, humilde y sincera conversación. Sin apariencias, que Él te conoce mejor que tú mismo. Reconócete tal como eres, sin miedo,  que no te perderás sino al contrario te encontrarás a ti mismo. Y no te compliques con recargadas fórmulas que Dios no se impresiona con los adornos sino que verá tu corazón.  

La vida cristiana a veces te agobia, y Jesús lo sabe bien, por ello te ofrece su ¨Descanso¨. Él conoce todo de ti y quiere darte lo que necesitas. Y se ofrece así mismo para que puedas superar tus dificultades.  

Comentario Completo:


a) El contexto literario de las palabras de Jesús: capítulos 10-12 del Evangelio de Mateo.

* En el Evangelio de Mateo, el discurso de la Misión ocupa todo el capítulo 10. En la parte narrativa que sigue después de los capítulos 11 y 12, donde se describe cómo Jesús realiza la Misión, aparecen incomprensiones y resistencias que Jesús debe afrontar. Juan Bautista, que miraba a Jesús con una mirada del pasado, no lo comprende (Mt 11, 1-15). El pueblo, que miraba a Jesús sólo por interés, no es capaz de entenderlo (Mt 11, 16-19). Las grandes ciudades en torno al lago, que habían oído la predicación y habían visto los milagros, no quieren abrirse a su mensaje (Mt 11, 20-24). Los escribas y doctores que juzgaban todo a partir de su ciencia, no son capaces de entender la predicación de Jesús (Mt 11,25). Ni siquiera los parientes lo entienden (Mt 12,46-50) Sólo los pequeños entienden y aceptan la buena nueva del Reino (Mt 11,25-30). Los otros quieren sacrificios, pero Jesús quiere misericordia (Mt 12,8). La resistencia contra Jesús lleva a los fariseos a intentar matarlo (Mt 12,9-14). Ellos lo llaman Beelzebul (Mt 12, 22-32). Pero Jesús no cede; él continúa asumiendo la misión del Siervo, descrito por el profeta Isaías (Is 43, 1-4) y citado al completo por Mateo (Mt 12, 15-31).

* Así, este contexto de los capítulos 10-12 sugiere que la aceptación de la buena nueva por parte de los pequeños es la realización de la profecía de Isaías. Jesús es el Mesías esperado, pero es diverso de lo que la mayoría imaginaba. No es el Mesías glorioso nacionalista, ni siquiera un juez severo, ni un Mesías rey poderoso. Sino que es el Mesías humilde y siervo que "no rompe la caña cascada, ni apagará la mecha humeante" (Mt 12,20). Él proseguirá luchando, hasta cuando la justicia y el derecho prevalezcan en el mundo (Mt 12,18. 20-21). La acogida del Reino por parte de los pequeños es la luz que brilla (Mt 5,14), es la sal que da sabor (Mt 5,13), es el grano de mostaza que (una vez convertido en árbol grande) permitirá a las aves del cielo anidar entre sus ramas (Mt 13, 31-32).

b) Comentario a las palabras de Jesús:

* Mateo 11, 25-26: Sólo los pequeños pueden entender y aceptar la buena nueva del Reino.
De frente a la acogida del mensaje del Reino por parte de los pequeños, Jesús tiene un gran gozo y espontáneamente, transforma su gozo en una oración al Padre: "Te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y discretos y las revelaste a los pequeñuelos. Sí, Padre, porque así te ha parecido mejor". Los sabios, los doctores de aquel tiempo, habían creado una serie de leyes en torno a la pureza legal, que después imponían al pueblo en nombre de Dios (Mt 15, 1-9). Ellos pensaban que Dios exigía todas estas observancias, para que el pueblo pudiese tener paz. Pero la ley del amor, revelada por Jesús, afirmaba lo contrario. De hecho, lo que cuenta, no es lo que hacemos por Dios, sino más bien, ¡lo que Dios, en su gran misericordia, hace por nosotros! Los pequeños oían esta nueva noticia y se alegraban. Los sabios y doctores no conseguían entender tal clase de enseñanza. Hoy, como en aquel tiempo, Jesús está enseñando muchas cosas a los pobres y a los pequeños. Los sabios e inteligentes harán bien en convertirse en discípulos de estos pequeños.

¡Jesús oraba mucho! Oraba con los discípulos, oraba con el pueblo, oraba solo. Pasaba noches enteras en oración. Llegó a resumir todo su mensaje en una oración de siete peticiones, que es el Padre Nuestro. A veces, como en este caso, los evangelios nos informan del contenido de la oración de Jesús (Mt 11,25-26; 26-39; Jn 11,41-42; 17,1-26). Otras veces nos dan a conocer que Jesús rezaba los Salmos (Mt 26,30; 27,46). En la mayoría de los casos, sin embargo, dicen simplemente que Jesús oraba. Hoy por todas partes se están multiplicando los grupos de oración.

En el Evangelio de Mateo, el término pequeños (elachistoi, mikroi, nepioi) a veces indican a los niños, otras veces indica sectores excluídos de la sociedad. No es fácil distinguir. A veces lo que se llama pequeño en un evangelio, es llamado niño en otro. Además, no siempre es fácil distinguir entre lo que pertenece a la época de Jesús y lo que es, por el contrario, del tiempo de las comunidades para las que han sido escritos los evangelios. Pero, aun siendo esto así, lo que resulta claro es el contexto de exclusión que reinaba en aquella época y la imagen de persona acogedora de los pequeños que las comunidades primitivas tenían de Jesús.

* Mateo 11,27: El origen de la nueva Ley: el Hijo conoce al Padre
Jesús siendo el Hijo, conoce al Padre y sabe lo que el Padre quería, cuando en el pasado, había llamado a Abrahán y a Sara para formar un pueblo o cuando consignó la Ley a Moisés para reforzar la alianza. La experiencia de Dios como Padre ayudaba a Jesús a entender de una manera nueva las cosas que Dios había dicho en el pasado. Lo ayudaba a reconocer errores y límites, dentro de los cuales la buena nueva de Dios había estado prisionera de la ideología dominante. La intimidad con el Padre le ofrecía un criterio nuevo que lo colocaba en contacto directo con el autor de la Biblia. Jesús no iba de la letra a la raíz, sino de la raíz a la letra. Él buscaba el sentido en la fuente. Para entender el sentido de una carta es importante estudiar las palabras que contiene. Pero la amistad con el autor de la carta puede ayudar a descubrir una dimensión más profunda en esas palabras, que el solo estudio no es capaz de revelar.

* Mateo 11,28-30
Jesús invita a todos aquéllos que están cansados y promete su descanso. El pueblo de aquel tiempo, vivía cansado, bajo el doble peso de los impuestos y de las observancias exigidas por las leyes de pureza. Y Jesús dice: "Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas, pues mi yugo es blando y mi carga ligera". A través del Profeta Jeremías Dios había invitado al pueblo a investigar en el pasado para conocer qué camino bueno podría dar descanso a las almas (Jer. 6,16). Este camino bueno aparece ahora en Cristo. Jesús ofrece descanso a las almas. Él es el camino (Jn 14,6).

Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón. Como Moisés, Jesús era manso y humilde (Num 12,3). Muchas veces esta frase ha sido manipulada para pedir al pueblo sumisión, mansedumbre y pasividad. Lo que Jesús quiso decir es todo lo contrario. Él pide que el pueblo, para poder entender las cosas del Reino, no le dé tanta importancia a "los sabios y doctores" esto es, a los profesores oficiales de la religión del tiempo y que confíen más en los pequeños. Los oprimidos deben comenzar a aprender de Él, de Jesús, que es "manso y humilde de corazón".

En la Biblia muchas veces la palabra humilde es sinónimo de humillado. Jesús no hacía como los escribas que se envanecían de su ciencia, sino que era como el pueblo humilde y humillado. Él, el Maestro, sabía por experiencia qué cosa pasaba por el corazón del pueblo y cuánto el pueblo sufría en la vida de cada día.

c) Para iluminar las actitudes de Jesús:

* El estilo de Jesús en el anuncio de la buena nueva del Reino

En su modo de anunciar la buena nueva del Reino, Jesús revela una gran pasión por el Padre y por el pueblo humillado. Diferente de los doctores de su tiempo, Jesús anuncia la buena nueva de Dios, en cualquier lugar en donde encuentra gente que lo escucha. En las sinagogas durante la celebración de la Palabra (Mt 4,23). En las casas de los amigos (Mt 13,36). Caminando por los caminos con los discípulos (Mt 12,1-8). En el mar, a lo largo de las playas, sentado en la barca (Mt 13,1-3). Sobre la montaña donde proclama las bienaventuranzas (Mt 5,1). En las plazas de los pueblos y de las ciudades, donde el pueblo transporta a los enfermos (Mt 14,34-36). También en el templo de Jerusalén durante las peregrinaciones (Mt 26,35). En Jesús ¡todo es revelación de lo que dentro le anima! No sólo anuncia la buena nueva del Reino, sino que Él es una prueba viva del Reino. En Él aparece ya lo que acontece cuando una persona humana deja que Dios reine y tome posesión de su vida.

* La invitación de la Sabiduría Divina a todos los que la buscan

Jesús invita a todos los que sufren bajo el peso de la vida a encontrar en Él reposo y alivio (Mt 11,25-30) En esta invitación resuenan las palabras tan bellas de Isaías que consolaba al pueblo cansado por el destierro (Is 55,1-3). Esta invitación está en relación con la Sabiduría Divina, que convoca en torno a sí a las personas (Sir 24,18-19) afirmando que " sus caminos son caminos deleitosos y son paz todas sus sendas" (Prov 3, 17). También dice: " La sabiduría exalta a sus hijos y acoge a los que la buscan. El que la ama, ama la vida, y los que madrugan para salir a su encuentro, serán llenos de alegría" (Sir 4, 11-12). Esta invitación revela un aspecto importante del rostro femenino de Dios, la ternura y el acogimiento que consuela, revitaliza las personas y les hace sentir bien. ¡Jesús es el alivio que Dios ofrece al pueblo fatigado!

La edición y el subrayado son nuestros
Tomado del Sitio Oficial de los Carmelitas

Que la misericordia y la confianza en el Señor no te falte

Gracias 

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