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15 de marzo de 2015

¨Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.¨


Del Santo Evangelio Según San Juan 3,14,21

14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, 15 para que todo el que crea tenga por él vida eterna. 16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. 18 El que creee en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. 19 Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. 21 Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios». (Biblia de Jerusalén, Desclee de Brouwer,1967)

Comentario:
Este pasaje es parte de un diálogo que Jesús tiene con Nicodemo, fariseo, doctor de la ley, miembro del Sanedrín que reconocía a Jesús como maestro enviado de Dios. Este lo visitaba de noche en secreto para no comprometerse, Jesús renuncia a su descanso, no le reprocha su cobardía y le acoge para salvarlo.

En el pasado, cuando los judíos andaban por el desierto luego de ser liberados por Moisés son atacados por serpientes venenosas. Dios le  manda que haga una serpiente de bronce y que la levante en un mástil para que al mirarla sean sanados (Num. 21). Jesús usa esta figura para enseñarle a Nicodemo sobre su sacrificio redentor.


El pecado, desobediencia, desconfianza y ofensa a Dios, causa principal de nuestra muerte y causa del sacrificio de nuestro Señor. Aquel quien fue ofendido, es quien por si mismo lo justifica.
¿Qué padre podría entregar a su único hijo para salvar a otro?...Sólo Dios quien ama infinitamente al hombre puede hacerlo. Gracias

Comentario Completo:

vv. 14-15. Y como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre para que todo el que crea tenga en Él la vida eterna. Para los hijos de Israel, mordidos por serpientes venenosas en el desierto, Moisés ofreció una posibilidad de salvarse fijando la vista en una serpiente de bronce. Si el hombre consigue levantar la cabeza y mirar en alto, Dios prepara para él una alternativa. No obliga, está allí, a disposición. El misterio de la libertad humana es de los más digno de amor que Dios ha podido inventar. Escogiendo una mirada, un encontrarse, una nueva oportunidad… el Hijo del hombre en el desierto del mundo será levantado sobre la cruz como signo de salvación para todos aquéllos que sientan la necesidad de continuar viviendo y no se abandonen a mordidas venenosas de preferencias erróneas. Cristo está allí: maldito para el que no tiene fe, bendito para el que cree. Un fruto que escoger, colgado del leño de la vida. También nosotros como los israelitas en el desierto hemos sido “mordidos” por la serpiente en el Edén y tenemos necesidad de mirar a la serpiente de bronce levantada sobre el madero para no morir: “Quien cree en Él tiene vida eterna”.

v.16. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. El amor con que Dios nos ama es un amor de predilección, un amor tangible, un amor que habla… ¿Podía venir directamente el Padre? Sí, ¿pero no es más grande el amor de un padre que da a su hijo? Toda madre pudiendo escoger, prefiere morir ella antes que ver morir a un hijo. ¡Dios nos ha amado hasta tal punto de ver morir a su Hijo!

v. 17. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. Un Dios capaz de juicio perfecto manda al Hijo, no para juzgar, sino para ser lugar de salvación. Verdaderamente es necesario suspender todo pensamiento y sentirse anonadado frente a tanto amor. Sólo quien ama puede “juzgar” , esto es, “salvar”. Él conoce la debilidad del corazón humano y sabe que su imagen ennegrecida tiene la posibilidad de volver a ser nítida, no hay necesidad de rehacerla. La lógica de la vida no conoce la muerte: Dios que es vida no puede destruir lo que Él mismo ha querido crear, se destruiría en algún modo a sí mismo.

v.18. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios. La fe es la discriminante de toda existencia. No creer en el nombre del unigénito: ésta es ya una condena, porque se excluye del amor quien no acoge al amor.

vv. 19-20. Y el juicio está en que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. El único juicio que abarca a toda la humanidad es la llamada a vivir en la luz. Cuando el sol sale, nadie puede substraerse a sus rayos…y así también los hombres. Cuando Cristo nace, ninguno puede substraerse a esta luz que todo lo inunda. Pero los hombres se han construidos casas para poder escapar de la luz del Amor que se expande por doquier, casas de egoísmo, casas de oportunidad. Han perforado túneles y escondrijos para continuar libremente haciendo sus obras. ¿Puede una obra falta de luz dar la vida? La luz de la existencia tiene una sola fuente: Dios. Quien se aparta de la luz, muere.

v. 21. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios. Todo lo que cae bajo los rayos del amor eterno, se viste de luz, como sucede en la naturaleza. Parece que todo sonríe cuando sale el sol. Y las cosas que durante el día son familiares y bellas, de noche toman formas que infunden temor por el solo hecho de no ser visibles. El sol no cambia la forma, pero la exalta en su belleza, Quien vive la verdad de sí mismo y acoge su fragilidad como parámetros de su ser hombre, no tiene temor de la luz, porque no tiene nada que esconder. Sabe que como criatura trabaja con la lógica del límite, pero esto no disminuye la grandeza de su obrar, porque su vida es un todo con la verdad eterna.



 La edición y el subrayado son nuestros

Que la misericordia y la confianza en el Señor no te falte


Gracias 










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