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24 de julio de 2012

Cristo reprende con el Amor que corrije


Buen día en el Señor, hasta ahora hemos visto diferentes conflictos que el Señor Jesús ha tenido con los fariseos y los maestros de la ley, en el evangelio de hoy (Mateo 12,46-50) nos relata una llamada de atención que el Señor hace a los suyos, sus parientes.  
Los hermanos de Jesús.  No podemos tomar la palabra hermano literalmente como 'hermano carnal' porque esta palabra se refiere a dos personas que tienen los mismos padres, pero Jesús fue concebido por el Espíritu Santo no tuvo un padre mortal. Si estos hermanos son sus hermanos carnales ellos tendrían el mismo padre que Jesús. Serían verdaderamente 'medios hermanos', lo que la Biblia no dice.
 
Por otro lado, en hebreo y arameo (el idioma de Cristo y sus discípulos), no hay una palabra específica para 'primo'. Utilizaban 'hermano' o 'el hijo de la hermana de mi padre'. Sin embargo, les era más fácil decir 'hermano'. Los autores del Nuevo Testamento estaban acostumbrados a hacer lo mismo. Cuando hablaban en griego hacían lo mismo los traductores, la palabra hebrea para hermano o pariente fue traducida como ADELPHOS, que en griego significa 'hermano'. Aunque el griego tiene una palabra para primo: ANEPSIOS. Por eso se necesita más investigación para saber que significa 'hermanos de Jesús'.(P. Daniel Gagnon-Apologética.org)
 
Los ¨hermanos¨ y la madre de Jesús. Los parientes llegan a la casa donde se encuentra Jesús. Probablemente venían de Nazaret. De allí hasta Cafarnaún hay unos 40 km. Su madre estaba con él. No entran, pero envían un recado: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.» La reacción de Jesús es firme: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre de los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.» 
 
Para entender esto conviene citar a San Juan Crisóstomo, que  señala la actitud de ellos como inoportuna, pues Jesús estaba predicando y ejercía su misión. Y lo más acertado, era esperar a que termine para hablarle. Más no lo hicieron, en el caso de la Madre: ¨Porque lo que Ella entonces hacía, nacía de cierta ambición: quería ostentarse ante el pueblo como si aún mandara sobre su hijo, del cual no imaginaba aún nada grande, de manera que se acercó inoportunamente¨. Actitud que muestra su humanidad, pues fijémonos que María también era discípulo de Cristo, era la Madre en la carne pero se convertiría en la Madre en el Espíritu, tanto para el Hijo como para la Iglesia.  Los otros lo hicieron por vanagloria, puesto que Juan evangelista, dice: ¨Ni sus hermanos creían en El¨. (Juan 7:5)
 
Cristo los reprende pero con el Amor que corrige y que busca sólo el bien. San Juan Crisóstomo continúa: ¨ Pero El los rechaza, tratando de librarlos de semejante enfermedad. De modo que si El hubiera querido negar a su madre, era la ocasión para que la hubiera negado, cuando los judíos se la echaban en cara como un oprobio. Mas, por el contrario, tan grande solicitud muestra por Ella, que estando en la cruz la encomendó al discípulo a quien más amaba y mostró gran cuidado de Ella. En cambio, en este pasaje no procede del mismo modo, con el objeto de hacerle a Ella un bien y también a los hermanos. Como lo creían puro hombre y se dejaban llevar del anhelo de la gloria vana, echa fuera esa enfermedad, no para oprobio de ellos, sino para enmienda.¨.
 
Hacer la voluntad del Padre, Como vemos Jesús estaba educándoles, los estaba preparando para ser apóstoles. Pues el discípulo es aquel que escucha al maestro y el apóstol, es el que habla del maestro. Y para hablar de Cristo, no debemos dejarnos llevar por vanaglorias o simples sentimientos pasajeros,  sino por la verdad, por la presencia de Cristo mismo en nuestras vidas. 
 
En este día, miremos la mano amorosa de Jesús que busca corregirnos en nuestras vidas. 
 
Qué la misericordia y la confianza en el Señor no les falte.  

Gracias

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