Buen día en el Señor, hasta ahora hemos visto diferentes
conflictos que el Señor Jesús ha tenido con los fariseos y los maestros de la
ley, en el evangelio de hoy (Mateo 12,46-50) nos relata una
llamada de atención que el Señor hace a los suyos, sus
parientes.
Los hermanos de Jesús. No
podemos tomar la palabra hermano literalmente como 'hermano carnal' porque esta
palabra se refiere a dos personas que tienen los mismos padres, pero Jesús fue
concebido por el Espíritu Santo no tuvo un padre mortal. Si estos hermanos son
sus hermanos carnales ellos tendrían el mismo padre que Jesús. Serían
verdaderamente 'medios hermanos', lo que la Biblia no dice.
Por
otro lado, en hebreo y arameo (el idioma de Cristo y sus discípulos), no hay una
palabra específica para 'primo'. Utilizaban 'hermano' o 'el hijo de la hermana
de mi padre'. Sin embargo, les era más fácil decir 'hermano'. Los autores del
Nuevo Testamento estaban acostumbrados a hacer lo mismo. Cuando hablaban en
griego hacían lo mismo los traductores, la palabra hebrea para hermano o
pariente fue traducida como ADELPHOS, que en griego significa 'hermano'. Aunque
el griego tiene una palabra para primo: ANEPSIOS. Por eso se necesita más
investigación para saber que significa 'hermanos de Jesús'.(P. Daniel Gagnon-Apologética.org)
Los ¨hermanos¨ y la madre
de Jesús. Los parientes llegan a la casa donde se encuentra Jesús.
Probablemente venían de Nazaret. De allí hasta Cafarnaún hay unos 40 km. Su
madre estaba con él. No entran, pero envían un recado: «¡Oye! ahí fuera
están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.» La reacción de Jesús es
firme: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y, extendiendo
su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos.
Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre de los cielos, ése es mi
hermano, mi hermana y mi madre.»
Para entender esto conviene citar a San Juan Crisóstomo,
que señala la actitud de ellos como inoportuna, pues Jesús estaba predicando y
ejercía su misión. Y lo más acertado, era esperar a que termine para hablarle.
Más no
lo hicieron, en el caso de la Madre: ¨Porque lo que Ella entonces hacía,
nacía de cierta ambición: quería ostentarse ante el pueblo como si aún mandara
sobre su hijo, del cual no imaginaba aún nada grande, de manera que se acercó
inoportunamente¨. Actitud que muestra su humanidad, pues fijémonos que
María también era discípulo de Cristo, era la Madre en la carne pero se
convertiría en la Madre en el Espíritu, tanto para el Hijo como para la
Iglesia. Los otros lo hicieron por vanagloria, puesto que Juan
evangelista, dice: ¨Ni sus hermanos creían en El¨. (Juan
7:5)
Cristo los reprende pero con el Amor que
corrige y que busca sólo el bien. San Juan Crisóstomo continúa: ¨ Pero El
los rechaza, tratando de librarlos de semejante enfermedad. De modo que si El
hubiera querido negar a su madre, era la ocasión para que la hubiera negado,
cuando los judíos se la echaban en cara como un oprobio. Mas, por el contrario,
tan grande solicitud muestra por Ella, que estando en la cruz la encomendó al
discípulo a quien más amaba y mostró gran cuidado de Ella. En cambio, en este
pasaje no procede del mismo modo, con el objeto de hacerle a Ella un bien y
también a los hermanos. Como lo creían puro hombre y se dejaban llevar del
anhelo de la gloria vana, echa fuera esa enfermedad, no para oprobio de ellos,
sino para enmienda.¨.
Hacer la voluntad del Padre,
Como vemos Jesús estaba educándoles, los estaba preparando para ser
apóstoles. Pues el discípulo es aquel que escucha al maestro y el apóstol, es el
que habla del maestro. Y para hablar de Cristo, no debemos dejarnos llevar por
vanaglorias o simples sentimientos pasajeros, sino por la verdad, por la
presencia de Cristo mismo en nuestras vidas.
En este día, miremos la mano amorosa de Jesús
que busca corregirnos en nuestras vidas.
Qué la misericordia y la confianza en el Señor no les
falte.
Gracias
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