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1 de agosto de 2012

El Reino de Dios es el mayor tesoro


Buen día en el Señor,en el evangelio de hoy  (Mateo 13:44-46) presenta dos breves relatos del Sermón de las Parábolas. Las dos  son formas distintas de mirar el Reino de Dios. Cabe resaltar que para una mejor lectura de la Palabra de Dios, no sólo de los evangelios, es muy conveniente usar la imaginación, no sólo para ver la historia en nuestro interior sino que seamos como niños, que se sumergen en la historia tanto para sentir o pensar como uno de los personajes.

La parábola del tesoro escondido ,.Jesús nos dice; "El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo¨ 

Imaginándonos lo que nos dice el Señor la primera figura que tenemos: el tesoro, no sabes de cuánto, ni qué tenia, sólo sabemos que era algo valioso y que estaba enterrado en medio de la nada.

Un día cualquiera, seguramente un campesino que labraba su tierra se topa con el, no lo buscaba si no fue pura casualidad. Este hombre debería tener una vida muy  humilde y sencilla, que lo más seguro que vivía día a día, con lo necesario para vivir  pero sin riquezas, es mas nunca en su vida debió haber tenido tanta riqueza cerca. Por ello cuando la encuentra, seguramente después de labrar mucho la tierra, se llena de una inmensa alegría. Imagina el regalo más grande que te den, la misma alegría tuvo aquel hombre.

El campo no era suyo, y seguramente no tenía dueño, entonces tuvo que ir hasta el pueblo para comprarlo, además el tesoro era demasiado grande y valioso para poder sacarlo por ello debía esperar. Tenía muy poco, no había ahorrado, la mejor manera de tener algo de dinero era vendiendo lo poco que tenía pero valía la pena pues lo que ganaba era mucho mayor.

La parábola de la perla fina. Jesús nos dice: ¨El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra". 

Este era otro hombre, podría ser un comerciante pequeño, que vendía telas y perlas, con preferencia en perlas finas, pues eran de gran valor, y le generaban buena ganancia de vez en cuando. No para ser rico pero si para mantenerse y tener una vida digna. Como todo comerciante seguro que soñaba con el negocio de su vida, en aquel día que encontraría una perla de tan gran valor que sería para él crecer en su negocio, y tener mayor reputación.  Ya no depender más de la suerte o de los vaivenes del negocio sino ya por fin establecerse. Es así, que un día encuentra esa perla, en uno de los pescadores que siempre compraba, y se llena de tal alegría que no quiere perderla. El precio de ella era tan alto, y no tenía ahorros para comprarla, así que vende todo lo que tenía para hacerlo.

A modo de conclusión, el Reino de Dios, es esa nueva sociedad y orden justos que lesús vino a enseñarnos con su Amor.  Es de mucho valor, más que cualquier tesoro pues Jesús dio su vida en la cruz para dárnoslo. Algunas veces no lo notamos, no queremos buscarlo sino simplemente nos topamos con él. como cuando llegamos a la Iglesia para un bautizo, matrimonio o ante la enfermedad de algún ser querido. Otras veces, si lo andamos buscando pero sin tomar conciencia de que es el Reino de Cristo, sino que buscamos algo que nos falta, que necesitamos para ser felices.

Sólo cuando tomamos conciencia o ¨despertamos¨, al gran valor que tiene, para nuestra felicidad y la de los nuestros,  es que somos capaces de darlo todo por el. La vida ya no puede ser la misma, pues nuestra mirada ya no esta más pegada a este mundo y lo que aquí se acaba. Sino que vemos más allá, ya no vemos a los que tenemos al lado como ¨simples contactos¨ o ¨instrumentos¨ , para usar en alguna oportunidad sino que los vemos como ¨personas¨, como seres humanos que tienen la dignidad de los hijos de Dios.  Ya no podemos ser los mismos, tenemos que ser en todo verdaderos hijos de Dios. 

En este día, miremos nuestras vida y encontremos nuevamente, esos tesoros y esas perlas que Dios nos ha regalado. 
Qué la misericordia y la confianza ene el Señor no les falte.

Gracias

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