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28 de junio de 2015

"No temas; basta que tengas fe."


Del Santo Evangelio Según San  Marcos 5, 21-43
Domingo 13 del Tiempo Ordinario

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: "Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva." Jesú se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.

Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: "¿Quién me ha tocado el manto?" Los discípulos le contestaron: "Ves como te apretuja la gente y preguntas "¿Quién me ha tocado?"" Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo: "Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud."

Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: "Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?" Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: "No temas; basta que tengas fe." No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: "¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida." Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y dijo: "Talitha qumi" (que significa:"Contigo hablo, niña, levántate"). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.
(Aciprensa.com)

 

Comentario:

Jesús es la fuente de la vida y la sanación. Hemos sido creados a imagen de Dios. La meta de nuestra vida es: conocer, amar y unirnos a su vida para siempre. Sin embargo, todos nosotros, de alguna u otra manera, estamos necesitados constantemente de la sanación de Dios. La realización de la plena salud es llegar a ser una persona completa, en la que cada parte de mí - espiritual, intelectual, social, psicológico y fisiológico - funcione como debería y en perfecta armonía dentro de mi mismo, con la gente alrededor, y con el medio ambiente.

Para Profundizar:

Sabiduría 1: 13-15; 2: 23-24; 2 Corintios 8: 7,9,13-15; Marcos 5: 21-43

Las lecturas de hoy son sobre Jesús como el dador de la vida. El evangelio se compone de dos historias relacionadas una característica típica del evangelio de Marcos conocido como "inclusión". Jesús es abordado por un funcionario de la sinagoga, llamado Jairo. Su hija está gravemente enferma y quiere que Jesús la vea y ponga las manos sobre ella. Así que Jesús se encamina para la casa de Jairo y es seguido por una gran multitud de personas a empujones.

Una mujer con miedo 
Es en este punto donde comienza la segunda historia. Una mujer desafortunada que ha sufrido una hemorragia durante 12 años está en la multitud. Marcos dice que ella había gastado todos sus recursos en el tratamiento de los médicos. No hubo mejoría; de hecho, se sentía peor que nunca. (Lucas, que se pensaba tradicionalmente que era médico, ¡omite este detalle!) Como muchos otros, ella había oído hablar de Jesús y, movida por una profunda fe en él, creía que si podía tocar el borde de su manto, sería suficiente para que ella sea sanada. De hecho, el momento en que tocó a Jesús 'su sangrado se detuvo al instante. Sabía que había sido curada. 

Fue entonces cuando Jesús se volvió y preguntó: "¿Quién ha tocado mis vestidos" Él sabía que había salido poder de él. Los discípulos protestan: ¿Cómo puede quejarse de que alguien tocara su ropa cuando tanta gente se agolpaba sobre él? Muchas personas tienen que haber sido los que lo empujaban pero Jesús sabía que una persona lo había tocado de una manera diferente, de una manera que había sacado su poder curativo.

¿Por qué tenía miedo?
Entonces la mujer, con temor y temblor, dio un paso adelante. Ella no tenía realmente miedo de Jesús. Tenía miedo, porque no debería estar allí en absoluto. Y es por eso que no se le había acercado abiertamente en primer lugar. Su problema de sangrado la hacía inmunda y, si la gente alrededor hubiera sabido de ella, ella habría estado en serios problemas. Al igual que una persona con VIH / SIDA en nuestra sociedad, que tuvo que permanecer en la clandestinidad. No era, por supuesto, ninguna amenaza para nadie, pero el miedo no sabe la razón. Ahora su secreto va a ser expuesto; no es de extrañar que ella tenga aún más miedo. Pero ella da un paso adelante, cae a los pies de Jesús y le dice todo. No hay enojo o indignación por parte de Jesús. "Mi hija", dice amablemente, "tu fe te hadevuelto ado a la salud; vete en paz ¨ . Jesús, la resurrección y la vida, la ha restaurado a la plenitud de la vida. No sólo se le curó físicamente sino que se le ha totalmente restaurado a una vida social normal y se puede integrar completamente a la sociedad que pertenece. Ella es una persona completa en todos los sentidos, de forma individual y socialmente. Pero fue su profunda fe en Jesús, simbolizada por su mera tocar el borde de su manto, lo cual fue un factor importante en su curación.

'No tengas miedo'
Ahora nos movemos de nuevo a nuestra primera historia. Así como Jesús termina con la mujer, a Jairo se le dice que su hija ha muerto y que no hay necesidad de molestar más a Jesús. Jesús parece un sanador, pero no se espera que resucite a los muertos. Jesús, sin embargo, insiste en ir y dice palabras muy bonitas que tenemos que oírle decir a menudo en nuestras propias vidas, "No temas; solamente ten fe." (Alguien ha dicho que la frase: "No tengas miedo", aparece en la Biblia 366 veces.)

Él sólo permite que lo acompañen tres de sus discípulos, el círculo íntimo de Pedro, Santiago y Juan. Él quiere que sólo ellos vean lo que va a pasar, pues no quiere satisfacer la simple curiosidad de la multitud excitable.Al acercarse a la casa, hay el sonido de luto y llanto. "¿Por qué todo este alboroto y llanto? La niña no está muerta, sino dormida." Y se burlaban de él. Sabían una persona muerta cuando vieron una. ¿Era la chica de hecho muerto o estaba en un estado similar a la muerte de la inconsciencia como un estado de coma? Realmente no importa; porque, por lo que los presentes estaban preocupados, estaba muerta. Si Jesús no hubiera estado allí, habría muy probable habría sido enterrada en corto tiempo.

Jesús, dador de la vida
Jesús entra en la casa sólo con los padres y sus tres discípulos cercanos. Toma la niña por la mano y le dice: "Niña, te digo que te levantes." Y la niña de inmediato se levanta y camina con absoluta normalidad, como si nada.  Esas palabras "levántate" tienen visos de resurrección, el "levantarse" de Jesús desde su propia tumba. Esta es la manera de presentar lo que Jesús dice de manera más explícita en el evangelio : "Yo soy la resurrección y la vida." Ya sea que estaba muerta o en estado de coma, fue restaurada a la plenitud de la vida y Jesús se revela como el Señor de la vida. No es de extrañar que los que fueron testigos de la escena "fueron superados por el asombro". Tanto así que Jesús tuvo que recordarles darle de comer a la niña. Este es un pequeño detalle de Jesús, que lo revela centrado y atento como lo que que es. Podría haber sido el centro de admiración de los espectadores pero sigue centrándose en la niña y sus necesidades.

Estamos hechos para la integridad
Ambas historias, revelan a Jesús como la fuente de la vida y la sanación. Como la primera lectura dice hoy: "Dios no se complace en la muerte de los vivos." Y continúa diciendo: "Todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte, ni el abismo impera en la tierra. Porque la justicia es inmortal" 

Hemos sido hechos, como dice el libro de Sabiduría, imagen de la propia naturaleza de Dios. "Dios nos hizo a imagen de su propia naturaleza imperecedera." Esta es la meta de nuestra vida: conocer, amar y compartir su vida para siempre. Sin embargo, todos nosotros, de alguna u otra manera, estamos necesitados constantemente de la sanación de Dios. La curación, la salud, la integridad, y la santidad son todas las palabras vinculadas. Oramos por la sanación que nos dará la salud en todos los aspectos de nuestras vidas, y no sólo en nuestros cuerpos. La realización de la plena salud es llegar a ser una persona completa, en la que cada parte de mí - espiritual, intelectual, social, psicológico y fisiológico - funciona como debería y en perfecta armonía dentro de sí mismo, con gente alrededor, y con el medio ambiente.

 La edición y el subrayado son nuestros


Que la Misericordia y la confianza en Dios no te falte

Gracias




21 de junio de 2015

"Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?"


Del Santo Evangelio Según San Marcos 4,35-40
Domingo 12 del Tiempo Ordinario

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: "Vamos a la otra orilla." Dejando a la gente, se lo llevaron en la barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole: "Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?" Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: "¡Silencio, cállate!" El viento cesó y vino una gran calma. Élles dijo: "¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?" Se quedaron espantados y se decían unos a otros: "¿Pero quién es éste? ¡Hasta elviento y las aguas le obedecen!" (Aciprensa.com)

Comentario:
San Marcos en este capítulo nos cuenta una de las prédicas que Jesús tenia con la gente a orillas del mar de Galilea. Estas no eran del nada solemnes como podamos pensar. Jesús se acercaba a la gente y les enseñaba como ellos podían entender. A través de parábolas, relatos sencillos,  similares a las fábulas pero sacadas de su propia vida cotidiana. Es así que muchos se aglomeraban para seguirle. 

Para poder enseñar en esta ocasión, sube a una barca y al atardecer, despide a la gente, y manda a los discípulos ir a la otra orilla. Mientras, Jesús toma una siesta, seguramente para reponerse del cansancio del dia y en esto, se desata un terrible huracán.

La escena se vuelve muy contrastada, pues los discípulos ¨experimentados¨ pescadores entran en pánico mientras que Jesús, el Maestro,  en medio de esta conmoción duerme plácidamente.  Los discípulos fueron testigos de muchos milagros incluso de la expulsión de varios demonios. Conocían del poder de Jesús y seguramente por eso, le ruegan su ayuda. Y lo hacen de una manera muy ¨considerada¨ como si le tuvieran tanto temor a Ël como al huracán.

Jesús responde a su llamado pero igual les increpa su falta de fe. Primero, no le reconocen como Hijo de Dios quien tiene poder sobre los elementos. Segundo, no confían en Ël, pues creian que podía abandonarles, y tercero, su cobardía, la que era mayor que su fe. Gracias 


Para Profundizar:

El Contexto: 
Un bello cuadro, cuando está colgado en una pared que lo hace lucir, parece todavía más bello, gracias a los colores de la pared que subrayan la belleza. Lo mismo pasa con el cuadro de la tempestad calmada. La pared del contexto lo hace más bello. Marcos apenas ha narrado dos parábolas que revelan el misterio del Reino presente en las cosas de la vida (Mc 4,1-34). Ahora comienza a hablar del misterio del Reino que se hace presente en el poder ejercitado por Jesús a favor de sus discípulos, a favor de la gente, y sobre todo, a favor de los marginados y excluidos. Veamos la secuencia: Marcos comienza presentando a Jesús que vence al mar, símbolo del caos. (Mc 4,35-41). Enseguida muestra a Jesús que vence y arroja al demonio ¡En Jesús obra un poder creador! (Mc 5,1-20) Al final describe largamente el modo como Jesús vence la impureza y la muerte.¡En Él obra un poder de vida! (Mc 5,21-43). ¡En Jesús hay un poder que libera, purifica y comunica la vida a los que a Él se acercan!

Marcos escribe para las comunidades perseguidas de los años setenta, que se sienten como en una barquilla perdida en el mar de la vida, sin mucha esperanza de poder llegar al puerto deseado de la paz. Jesús parece estar durmiendo en la barca de ellos, porque ningún poder divino aparece para salvarlos de la persecución. En vista de la desesperada situación, Marcos recoge varios episodios que revelan el poder con que Jesús está presente en las comunidades. ¡Es el Jesús vencedor! No tienen motivo de temer. Esta es la motivación de la narración de la tempestad calmada.
 
Marcos 4,35-36: El punto de partida: “Pasemos a la otra orilla”. Había sido un día pesado, de mucho trabajo. Había en verdad tanta gente que Jesús, para no ser atropellado de la gente, tuvo que entrar en una barca para instruir con parábolas (Mc 4,1). Había días en los que no tenían tiempo ni para comer (Mc 3,20). Terminada de pronunciar la parábola con la que instruía a la gente, Jesús dice a los discípulos: “¡Pasemos a la otra orilla!”. Y tal como estaba ellos lo conducen con la barca. Jesús estaba tan cansado que se sentó y se quedó dormido. Este es el cuadro inicial que presenta Marcos. Un bello cuadro, muy humano.

Marcos 4,37-38: “¿No te importa que perezcamos?
El lago de Galilea está rodeado de montañas cercanas. A veces entre los desfiladeros de las rocas el viento sopla fuerte sobre el lago y provoca imprevistas tempestades. Y esto fue lo que sucedió. Un fuerte viento sopló sobre el mar agitándolo. ¡La barca se llenó de agua! Los discípulos eran pescadores experimentados Si pensaban abandonar la barca, quiere decir que la situación era de verdad peligrosa. Jesús no se da cuenta y sigue durmiendo. Este sueño profundo no es sólo signo de su enorme cansancio. Es también la expresión de la tranquila confianza que tiene en Dios. El contraste entre la conducta de Jesús y los discípulos es grande.

Marcos 4,39-40: La reacción de Jesús: “¿Aún no tenéis fe? Jesús se despierta, no por el ruido del oleaje, sino por el grito desesperado de los discípulos: “¡Maestro! Señor, ¿ no te importa que perezcamos?” Jesús se levanta. Primero se dirige hacia el mar y dice: “¡Calla, cálmate!” Y el mar se aplaca. Luego se dirige a sus discípulos y les dice: “¿Por qué teméis, hombres de poca fe?” La impresión que se da es que no era necesario calmar el mar, porque no se corría ningún peligro. Es como cuando se llega a una casa y el perro guardián, junto al dueño de la casa, ladra al huésped que llega. No se tiene miedo, porque el dueño está allí y controla la situación.

El episodio de la tempestad calmada evoca el éxodo, cuando la gente, sin miedo, atravesaba las aguas del mar (Ex 14,22). Evoca también al Profeta Isaías que decía a la gente: “Porque si atraviesas esta agua yo estaré contigo (Is 43,2) Jesús vuelve a recorrer el éxodo y lo hace en la profecía anunciada del salmo que dice: “En la angustia gritaron al Señor y Él los liberó de sus angustias. Redujo la tempestad a la calma, callaron las olas del mar. Se alegraron al ver la bonanza y él los condujo al puerto suspirado”. (Sl 107(106), 28-30)

Marcos 4,41: La ignorancia de los discípulos: ¿Quién es este hombre?
Jesús calma el mar y dice: “¿Aún no tenéis fe?” Los discípulos no saben qué responder y se preguntan: “¿Quién es éste que hasta el mar y los vientos le obedecen?” ¡Jesús parece ser para ellos un extraño! A pesar del tiempo que han vivido juntos, no saben verdaderamente quién es. ¿Quién es este hombre? Con esta pregunta en la cabeza, las comunidades continuaban la lectura. Y hasta hoy, esta misma pregunta, nos empuja a continuar la lectura del evangelio. Es el deseo de conocer siempre más de Jesús nuestra vida.

 




Que la misericordia y la confianza en el Señor no te falte

Gracias

14 de junio de 2015

"¿Con qué podemos comparar el reino de Dios?¨

Domingo 11 del tiempo Ordinario
Del Santo Evangelio Según San Marcos 4,26-34 

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega." Dijo también: "¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas." Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado. (Aciprensa.com)


a) Para comprender mejor

Por qué Jesús enseña por medio de parábolas: Jesús cuenta muchas parábolas. ¡Todas tratan de la vida de la gente! De este modo ayudaba a las personas a descubrir las cosas de Dios en la vida de cada día, vida que se hacía transparente. Ya que lo extraordinario de Dios se esconde en las cosas ordinarias y comunes de la vida de cada día. La gente comprendía las cosas de la vida. En las parábolas recibían la llave para abrir y encontrar en ella los signos de Dios.

Por medio de las parábolas Jesús ayudaba a la gente a percibir la presencia misteriosa del Reino en las cosas de la vida. Una parábola es una comparación. Él usa las cosas conocidas y evidentes de la vida para explicar las cosas invisibles y desconocidas del Reino de Dios. Por ejemplo, la gente de Galilea comprendía cuándo se hablaba de semilla, de terreno, de lluvia, de sol, de sal, de flores, de peces, de cosecha, etc. Y Jesús usa estas cosas conocidas de la gente en sus parábolas para explicar el misterio del Reino.

La parábola del sembrador es un retrato de la vida de los campesinos. En aquel tiempo no era fácil vivir de la agricultura. Los terrenos estaban llenos de piedras. Muchos arbustos. Poca lluvia, mucho sol. Por otra parte, muchas veces la gente, para acortar las distancias, atravesaban los campos y pisaban las plantas ( Mc 2,23). Pero, a pesar de ello, cada año el agricultor sembraba y plantaba, confiado en la fuerza de la semilla, en la generosidad de la naturaleza.

La parábola no lo da todo hecho sino que mueve a pensar y hace descubrir a partir de la experiencia que los oyentes tienen de la semilla. Mueve a la creatividad y a la participación. No es una doctrina que llega pronto para ser enseñada y adornada. La parábola no da agua embotellada sino que conduce a la fuente. El agricultor que escucha dice: “ La semilla en la tierra y yo ¿qué puedo saber?” Pero Jesús dice que esto tiene que ver con el Reino de Dios: “¿Qué será?” Es posible imaginar las largas conversaciones de la muchedumbre. La parábola se mueve con la gente y la empuja a escuchar la naturaleza y a pensar en la vida.

b) Comentario del texto

Es hermoso ver a Jesús que , siempre de nuevo, busca en la vida y en los acontecimientos elementos e imágenes que puedan ayudar a la gente a percibir y experimentar la presencia del Reino. En el evangelio de hoy cuenta, una vez más, dos breves historias que suceden todos los días en la vida de todos nosotros: “La historia de la semilla que crece por sí misma” y “la historia de la pequeña semilla de mostaza que crece y se hace grande."

La historia de la semilla que crece por sí misma.

El agricultor que planta conoce el proceso: semilla, fino hilillo verde, hoja, espiga, grano. El agricultor sabe esperar, no siega el grano antes de tiempo. Pero no sabe cómo la tierra, la lluvia, el sol y la semilla tienen esta fuerza de hacer crecer una planta de la nada hasta la fruta. Así es el Reino de Dios. Es un proceso con etapas y momentos de crecimiento. Sucede en el tiempo. Produce fruto en el momento justo pero ninguno sabe explicar su fuerza misteriosa. ¡Ninguno , ni aún el dueño! ¡Sólo Dios!

La historia del pequeño grano de mostaza que crece y se hace grande.

El grano de mostaza es pequeño, pero crece y al final los pajarillos hacen su nido entre sus ramas. Así es el Reino. Comienza muy pequeño, crece y extiende sus ramas. La parábola deja abierta una pregunta que recibirá respuesta en el evangelio, más tarde: ¿quiénes son los pajarillos? El texto sugiere que se trata de los paganos que no pueden entrar en la comunidad y participar del Reino.

Jesús explica la parábola a sus discípulos.

En casa, solos con Jesús, los discípulos quieren saber el significado de la parábola. No la han comprendido. Jesús se queda atónito ante su ignorancia ( Mc 4,13) y en aquella ocasion responde con una frase difícil y misteriosa. Dice a sus discípulos: “ A vosotros se os ha confiado el misterio del Reino de Dios; sin embargo, a los de fuera todo viene expuesto en parábolas para que miren pero no vean, escuchen pero no entiendan, para que no se conviertan y sean perdonados!”. Esta frase mueve a la gente a preguntarse: Entonces ¿de qué sirve la parábola? ¿Para aclarar o para ocultar? ¿Puede ser que Jesús se sirva de la parábola con el fin de que la gente continúe viviendo en la ignorancia y no llegue a convertirse? !Por supuesto que no! Porque en el evangelio de hoy Marcos dice que Jesús usaba las parábolas “ de acuerdo a lo que podían entender” (Mc 4,33).

¡La parábola revela y esconde al mismo tiempo! Revela a aquellos que están dentro, que aceptan a Jesús, Mesías Siervo. Esconde a aquellos que insisten en considerarlo el Mesías, el Rey grandioso. Estos comprenden las imágenes de la parábola pero no llegan a aceptar su significado.
 




Que la misericordia y la confianza en el Señor no te falte

Gracias

7 de junio de 2015

"Tomad, esto es mi cuerpo."


Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo
Del Santo Evangelio Según San Marcos 14,12-16.22-26

El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?" Él envió a dos discípulos, diciéndoles: "Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?" Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena." Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían. Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: "Tomad, esto es mi cuerpo." Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: "Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios." Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos. (aciprensa.com)

Comentario:


Este evangelio ocurre en la última Pascua que Jesús vive con sus discípulos. La Pascua era la fiesta principal de los judíos. En ella se conmemoraba la liberación de la esclavitud de Egipto. La Pascua era una puerta que se abría de nuevo cada año, a fin de que todas las generaciones pudiesen tener acceso a aquella acción liberadora de Dios.

En la noche de Pascua, las familias llegadas de todas las partes del país, cargaban su propio cordero para ser sacrificado en el templo, y luego, cada familia en una celebración íntima y muy familiar en casa, celebraban la Cena Pascual y comían el cordero. La celebración de la Cena Pascual estaba presidida por el padre de familia. A fin de que los participantes pudiesen recorrer el mismo camino de sus antepasados la celebración se desarrollaba con muchos símbolos.

Jesús quiere celebrar la Pascua en la vispera de su sacrificio y se reune con sus discípulos, su ¨nueva familia¨. El ambiente por los últimos acontecimientos eran de tensión entre él y las autoridades judías, fariseos, herodianos, saduceos y escribas Por otro lado los discípulos no conseguían entender y mucho menos aceptar la Cruz, y que querían huir, negar y traicionar Y en medio de este ambiente tenso y amenazador, llega el gesto de amor de Jesús que se da totalmente partiendo el pan para sus discípulos.

Jesús da un nuevo significado a los símbolos del pan y del vino. Cuando distribuye el pan, dice: “Tomad y comed, esto es mi cuerpo entregado por vosotros” Cuando distribuye el cáliz con el vino, dice: “Tomad y bebed, ésta es mi sangre derramada por vosotros y por todos”. Ya no son más símbolos sino ahora son sacramento, presencia real y y vital en el que Jesús se hace presente en medio de nosotros para que lo podamos experimentar en nuestra propia vida.Gracias


Para Profundizar :

* La celebración de la Pascua en tiempos de Jesús
La Pascua era la fiesta principal de los judíos. En ella se conmemoraba la liberación de la esclavitud de Egipto, que se encuentra a los orígenes del pueblo de Dios. Pero más que una simple memoria del Éxodo, la Pascua era una puerta que se abría de nuevo cada año, a fin de que todas las generaciones pudiesen tener acceso a aquella acción liberadora de Dios que, en el pasado, había generado el pueblo. Mediante la celebración de la Pascua, cada generación, cada persona, bebían de la misma fuente de la que habían bebido los padres en el pasado, al ser liberados de la esclavitud de Egipto. La celebración era como un renacimiento anual.

En tiempo de Jesús, la celebración de la Pascua se hacía de modo tal que los participantes pudiesen recorrer el mismo camino que fue recorrido por el pueblo, después de la liberación de Egipto. Para que esto pudiese suceder, la celebración se desarrollaba con muchos símbolos: hierbas amargas, cordero mal asado, pan sin levadura, cáliz de vino y otros. Durante la celebración, el hijo menor debía preguntar al padre: “Papá, ¿por qué esta noche es diversa de las otras?¿Por qué comemos hierbas amargas? ¿Por qué el cordero está a medio asar?¿Por qué el pan no tiene levadura?” Y el padre respondía, narrando con libertad los hechos del pasado: “Las hierbas amargas nos permiten experimentar la dureza y amargura de la esclavitud. El cordero mal cocinado evoca la rapidez de la acción divina que libera al pueblo. El pan no fermentado indica la necesidad de renovación y de conversión constante. Recuerda también la falta de tiempo para preparar todo, siendo como es muy rápida la acción divina”. Este modo de celebrar la Pascua, presidida por el padre de familia, daba libertad y creatividad al presidente en el modo de conducir la celebración.

* Eucaristía: La Pascua celebrada por Jesús en la Última Cena 

Fue con la intención de celebrar la Pascua de los judíos, cuando Jesús a la vispera de su muerte, se reunió con sus discípulos. Era su último encuentro con ellos. Por esto lo llamamos encuentro de la “Última Cena” (Mc 14,22-26; Mt 26, 26-29; Lc 22,14-20). Muchos aspectos de la Pascua de los judíos continúan siendo válidos para la celebración de la Pascua de Jesús y son el fondo. Ayudan a entender toda la portada de la Eucaristía. Aprovechando de la libertad que el ritual le daba, Jesús dio un nuevo significado a los símbolos del pan y del vino. Cuando distribuye el pan, dice: “Tomad y comed, esto es mi cuerpo entregado por vosotros” Cuando distribuye el cáliz con el vino, dice: “Tomad y bebed, ésta es mi sangre derramada por vosotros y por todos”. Y finalmente, sabiendo que se trataba del último encuentro, la “última cena”, Jesús dice: “Ya no beberé más del fruto de la vid hasta el día en el que lo beberé de nuevo en el reino de Dios”. (Mc 14,25). De este modo Él unía su dedicación, simbolizada en el pan partido y compartido, a la utopía del Reino. Eucaristía quiere decir celebrar la memoria de Jesús que da su vida por nosotros, a fin de que nos sea posible vivir en Dios y tener acceso al Padre. He aquí el sentido profundo de la Eucaristía: hacer presente en medio de nosotros y experimentar en la propia vida, la experiencia de Jesús que se da, muriendo y resucitando.  

a) Contexto de este evangelio:
Estamos en la sala de la Última Cena. Los acontecimientos de los dos anteriores días aumentaron la tensión entre Jesús y las autoridades. La entrada solemne de Jesús en Jerusalén (Mc 11,1-11), la expulsión de los vendedores del templo (Mc 11,12-26), las discusiones con los sacerdotes, los escribas y los ancianos (Mc 11,27 a 12,12), con los fariseos y herodianos (Mc 12,13-17), con los saduceos (Mc 12,18-27), con los escribas (Mc 12,28-40), la reflexión sobre las ofrendas de los ricos y de los pobres (Mc 12,41-44), el anuncio de la destrucción del templo (Mc 13,1-3) y el discurso del juicio final (Mc 13,4-37): todo esto hace crecer la oposición de los grandes contra Jesús. Por un lado la mujer anónima, una discípula fiel, que aceptaba a Jesús como Mesías y crucificado (Mc 14,2-9). Por otro lado los discípulos que no conseguían entender y mucho menos aceptar la Cruz, y que querían huir, negar y traicionar (Mc 14,17-21.27-31). Y en medio de este ambiente tenso y amenazador, llega el gesto de amor de Jesús que se da totalmente partiendo el pan para sus discípulos. En los años 70, época de Marcos, muchos cristianos por miedo, habían rechazado, negado o traicionado su fe. Y ahora se preguntaban: “Hemos roto la relación con Jesús. ¿No sucederá que también Él rompa su relación con nosotros? Quizás podamos volver”. No había una respuesta clara. Jesús no ha dejado nada escrito. Y fue reflexionando sobre los hechos y recordando el amor de Jesús como los cristianos fueron descubriendo la respuesta. Como veremos en el comentario, Marcos, en el modo de describir la Última Cena, comunica la respuesta que descubre a estas preguntas de las comunidades. Y es ésta: la acogida y el amor de Jesús superan el abatimiento y el fallo de los discípulos. ¡El regreso es siempre posible!

b) Comentario del texto:

Marcos 14,12-16: Preparación de la Cena Pascual.
En total contraste con la discípula anónima que ungió a Jesús, Judas, uno de los doce, decide traicionarlo y conspiró con los enemigos que le prometieron dinero (Mc 24,10-12). Jesús sabe que será traicionado. Pero aún así, trata de fraternizar con los discípulos en la última cena.
Seguramente que han gastado mucho dinero para alquilar “aquella sala grande, al piso superior, con tapetes” (Mc 14,15). Además, siendo la noche de pascua, la ciudad está que rebosa de gente que está de paso. Por lo que la población se triplicaba. Era difícil encontrar una sala para reunirse.


En la noche de Pascua, las familias llegadas de todas las partes del país, cargaban su propio cordero para ser sacrificado en el templo, y luego, cada familia en una celebración íntima y muy familiar en casa, celebraban la Cena Pascual y comían el cordero. La celebración de la Cena Pascual estaba presidida por el padre de familia. Por esto Jesús presidía la ceremonia y celebraba la pascua junto a sus discípulos, su nueva “familia” (cf. Mc 3,33-35).


Aquella “sala grande al piso superior” quedó en la memoria de los primeros cristianos como el lugar de la primera eucaristía. Es allí donde se reúnen después de la Ascensión del Señor Jesús (Act 1,13) y allí estaban reunidos cuando descendió el Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Act 2,1). Pudo ser la sala donde se reunían para rezar durante la persecución (Act 4,23.31) y donde Pedro los encontró después de su liberación (Act 12,12). La memoria es concreta, ligada a los tiempos y lugares de la vida.

Marcos 14,22-26: La Eucaristía: el gesto supremo de amor.
El último encuentro de Jesús con los discípulos se desarrolla en el ambiente solemne de la tradicional celebración de Pascua. El contraste es muy grande. Por un lado, los discípulos, que se sienten inseguros y no entienden nada de lo que sucede. Por otro lado, Jesús tranquilo y señor de la situación, que preside la cena y realiza el gesto de partir el pan, invitando a los amigos a tomar su cuerpo y su sangre.


Él hace aquello por lo que siempre oró: dar su vida a fin de que sus amigos pudiesen vivir. Y este es el sentido profundo de la Eucaristía: aprender de Jesús a distribuirse, a darse, sin miedo de las fuerzas que amenazan la vida. Porque la vida es más fuerte que la muerte. La fe en la resurrección anula el poder de la muerte.


Terminada la cena, saliendo con sus amigos hacia el Huerto, Jesús anuncia que todos lo abandonarán: ¡Huirán o se dispersarán!. Pero ya les avisa: “¡Después de la resurrección os precederé en Galilea!”. ¡Ellos rompen las relaciones con Jesús, pero Jesús no las rompe con ellos! Él continúa esperándolos en Galilea, en el mismo lugar donde tres años antes los había llamado por primera vez. O sea, la certeza de la presencia de Jesús en la vida del discípulo ¡es más fuerte que el abandono y la fuga! Jesús continúa llamando. ¡El regreso es siempre posible! Y este anuncio de Marcos para los cristianos de los años setenta es también para todos nosotros.


Por su modo de describir la Eucaristía, Marcos acentúa todavía más el contraste entre el gesto de Jesús y la conducta de los discípulos.
Antes del gesto de amor habla de la traición de Judas (Mc 14,17-21) y, después del gesto de Jesús, habla del anuncio de la negación de Pedro y de la huida de los discípulos (Mc 14,26-31). De este modo pone el acento en el amor incondicional de Jesús, que supera la traición, la negación y la fuga de los amigos. ¡Es la revelación del amor gratuito del Padre! Quien lo experimentó dirá: “¡Ni las potestades, ni la altura ni la profundidad. ni ninguna otra criatura podrá jamás separarnos del amor de Dios, en Cristo Jesús, nuestro Señor! (Rom. 8,39).




Que la misericordia y la confianza en el Señor no te falte

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