Buen día en el Señor, en el Evangelio de ayer veíamos el llamado de los discípulos y el envió a la Misión. El de hoy (Mt 10, 7-15), nos presenta la segunda parte del envío de los discípulos. Las instrucciones concretas de cómo realizar dicha misión.
El objetivo de la misión: Anunciar la proximidad del Reino. El nuevo ¨orden¨, que Jesús predicó y comienza en la tierra con los discípulos: “Id y anunciad: El Reino del Cielo está cerca”.
El objetivo de la misión: Anunciar la proximidad del Reino. El nuevo ¨orden¨, que Jesús predicó y comienza en la tierra con los discípulos: “Id y anunciad: El Reino del Cielo está cerca”.
Aquí está la novedad traída por Jesús. Para los otros judíos, el Reino vendría sólo por el cumplimento estricto de la ley, por ejemplo. Jesús en cambio, dice que el plazo ya está vencido (Mc 1,15). pues el Reino ha llegado con Él. Ya estaba presente en medio de la gente, gratuitamente, pero la gente no lo sabía y no lo percibía (cf. Lc 17,21).
Los signos de la presencia del Reino: acoger a los excluidos. Ante todo con gestos concretos, realizados gratuitamente, como los hizo Jesús : “Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis, dadlo gratis”. Esta práctica solidaria critica tanto la religión como la sociedad excluyente.
No llevar nada por el camino. Los discípulos, no pueden llevar nada: “No os procuréis oro, ni plata, ni cobre en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento¨. Esto significa que deben confiar antes que nada en aquel quien envía, así como en la hospitalidad de la gente.
Como dice San Juan Crisóstomo en la meditación de hoy: ¨es deber de los discípulos suministrárselo; por esto a ellos los llama operarios; y al alimento, recompensa. Como si dijera: no penséis que por consistir todo vuestro trabajo en palabras, hacéis un beneficio pequeño, puesto que se trata de una obra muy laboriosa, y lo que os den los que son enseñados no os lo dan gratis, sino que tiene el valor de una recompensa, y el obrero es acreedor a su sustento¨. Por tanto, no exigir la recompensa pero si esperarla.
El alojamiento. Jesús instruye que deben buscar una persona digna en la comunidad para alojarse. Y San Juan, nos menciona ¨ Como si les dijera: No porque os dije: El obrero es acreedor a su sustento, ya por eso os he abierto las puertas de par en par y de todos, sino que también en esto espero de vosotros grande cuidado; porque esto mismo será para vosotros alabanza y honor y aun para el alimento os vendrá bien. (…) Ni sólo ordena que se busquen personas dignas, sino que prohíbe andar de casa en casa, tanto para no molestar al que los hospeda, como para no parecer ellos gente ligera y dada a la crápula.¨ El Señor, pensaba también en el honor y la dignidad, tanto de sus enviados como de aquellos quienes recibían.
Sacudid el polvo de vuestros pies. San Juan nos menciona : ¨Es para testificar que nada han recibido de ellos, o bien en testimonio del largo camino emprendido para ir a ayudarlos¨(…) Advierte cómo, tras de despojarlos de todo, les da todo al mandarles que permanezcan en la casa de los discípulos y entren en ella sin llevar nada. Con esto quedan libres de toda solicitud y persuadirán a los discípulos de que no venían con alguna otra finalidad, sino su salvación; tanto por llegar sin nada como por sólo pedir lo necesario y finalmente por no hospedarse con todos sin previo examen [de aquel que recibía]¨.
Por esto, el Señor quería que resalte sólo su doctrina, lo enseñado, mucho más por la virtud de la pobreza y austeridad, que por los milagros que hicieran. Pues aquel que habla de Dios, y confía sólo en Dios, vive lo que predica, es testimonio y comunica mejor el Mensaje.
En este día, advirtamos los signos de la presencia del Reino de Amor, en nuestras familias, trabajos, y en la Iglesia. Y pongámonos en camino como los discípulos para su llegada definitiva.
Que la Misericordia y la confianza, en el Señor no les falte.
Gracias
Sitio web oficial de los carmelitas
San Juan Crisóstomo, Homilia XXXII (XXXIII), (Traducción directa del griego por Rafael Ramírez Torres , S. J - Clerus.org)
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