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18 de julio de 2012

Del Santo Evangelio Según San Mateo 11, 25-27
En aquel tiempo, Jesús exclamó: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar" (Aciprensa.com)

Meditación de San Juan Crisóstomo

(...)

-Observa de cuántos y cuan variados modos los lleva a la fe.-

En primer lugar con las alabanzas a Juan. Pues al demostrar que era varón grande y admirable, hizo dignas de fe sus palabras y sus obras con que los había Juan atraído a su conocimiento. En segundo lugar, avisándoles que el reino de los cielos se conquista a la ¨fuerza¨ y que son los esforzados quienes lo arrebatan; que es cosa propia de quien excita e impele. En tercer lugar, demostrándoles que ya todo lo anunciado por los profetas estaba cumplido. Pues con esto les declaró que El había sido predicho por ellos. En cuarto lugar, manifestándoles que de su parte había hecho todo cuanto debía hacerse, cuando les propuso la parábola de los muchachos en la plaza En quinto lugar, cuando reprochó a los incrédulos y añadió terrores y amenazas. En sexto lugar, cuando dio gracias a su Padre por los que habían creído. Porque ese: Te alabo, significa en este sitio Te doy gracias. Te doy gracias, dice, porque ocultaste estas cosas a los sabios y discretos.

-¿Significa esto que El se goce de las ruinas y de que aquéllos no conocieran tales cosas?-


¡De ninguna manera! Sino que éste es el más excelente camino de salvación: que quienes rechazan y no quieren oír lo que se les predica, de ningún modo sean obligados; para que, pues siendo llamados, no se hicieron mejores, sino que se apartaron y despreciaron la predicación, al menos con verse rechazados, queden invitados y se le conduzca a desear las cosas que se han predicado. Aparte de que por este medio, los que atendieran se tornarían más empeñosos. Que a los segundos se les revelen es cosa que causa gozo; que a estos otros se les escondan, es cosa que causa no gozo, sino lágrimas de compasión. Así lo practicó Jesús cuando lloró sobre la ciudad ingrata por conmiseración. De manera que no se goza de la ruina, sino porque lo que no conocieron los sabios, lo conocen los apóstoles. Es como dijo Pablo: ¨Pero gracias sean dadas a Dios porque siendo esclavos del pecado obedecisteis de corazón la norma de doctrina a que os disteis¨. No se alegra Pablo porque fueron siervos del pecado, sino porque, siendo tales, al fin lograron tan grandes bienes.

Llama aquí sabios a los escribas y fariseos. Y se expresa así para hacer más prestos a los discípulos y para manifestar cuan grandes dones han alcanzado ellos, pecadores; dones que aquellos otros en absoluto perdieron. Y cuando los llama sabios, no habla de la verdadera y laudable sabiduría, sino de la otra aparente que creían haber conseguido con su porte majestuoso y grave. Por eso no dijo: Que revelaste a los necios, sino a los pequeñuelos; es decir a los sinceros y sencillos. Declaró así además que aquéllos no la habían alcanzado, no sólo por ser indignos, sino además con todo derecho. Nos enseña de este modo a huir de la soberbia y buscar la sencillez.

Pablo se extiende en esto cuando escribe: ¨Si alguno de vosotros cree ser sabio según este siglo, hágase necio para llegar a ser sabio. De este modo se muestra ser don de Dios¨.

-Pero ¿cómo es que Cristo da gracias al Padre, siendo así que aquello era obra suya?-

Así como ruega a Dios, manifestando su gran caridad para con nosotros, así igualmente da gracias, cosa que es muestra de íntimo cariño; y al mismo tiempo declara que aquellos otros se han apartado no solamente de él, sino también del Padre. Lo que ordenó a sus discípulos: No deis lo santo a los perros, ya lo había El practicado. Manifiesta también su voluntad y la de su Padre: la suya, pues se complace y da gracias por lo hecho; la del Padre, demostrando que el Padre, no por ruegos lo había hecho, sino que se había determinado a ello espontáneamente. Porque dice: Porque así te plugo, es decir, te agradó.

-Por qué motivo se hubieran escondido tales cosas a los sabios, oye cómo Pablo lo declara: ¨Porque buscando la justicia propia, no se sometieron a la justicia de Dios¨.-

Considera en qué estado de ánimo se encontrarían los discípulos al oír aquellas cosas, es a saber: que ellos conocían lo que ignoraban los sabios; y lo conocían permaneciendo en su pequeñez y por revelación de Dios. Lucas dice que en aquel tiempo, cuando regresaron los setenta [discípulos] refiriendo lo de echar los demonios, El se alegró en gran manera, y que fue entonces cuando dijo esas palabras con que los volvía más empeñosos y al mismo tiempo los preparaba para ser moderados. Porque era verosímil que les produjera vanagloria el arrojar los demonios; y así por aquí les bajaba los humos. Ya que lo que sabían era fruto no de sus estudios, sino de la revelación.


Los escribas y sabios, por juzgarse a sí mismos prudentes, a causa de su hinchazón perdieron semejantes dones. Como si les dijera: ¨Puesto que a ésos a causa de su hinchazón se les ocultó la revelación, tened vosotros moderación y permaneced pequeños¨. Porque de esto nació el que disfrutéis de la revelación; así como por el vicio contrario aquéllos se vieron privados de ella. Cuando dice revelaste no significa que todo fuera de Dios.


Así como cuando Pablo dice: ¨Dios los entregó a su réprobo sentir y cegó su inteligencia¨, no significa que Dios haya hecho todo eso, sino que ellos le dieron motivo, así acá, en el mismo sentido dice Cristo: ¨escondiste¨.


-Y pues dice: ¨Te alabo, Padre, porque lo escondiste a ésos y lo revelaste a los pequeños¨, para que no pienses que no lo pudo hacer por faltarle virtud y que por esto da gracias a su Padre, añadió en seguida: ¨Todo me ha sido entregado por mi Padre¨.-

Y a los que se alegraban de que los demonios les obedecían, les dijo: ¿Por qué os admiráis de que os obedezcan los demonios? Todo es mío. Todo me ha sido entregado. Y cuando oyes me ha sido entregado, no pienses nada humano. Se expresa así para que no creas que hay dos dioses no engendrados. En otros pasajes afirma con frecuencia ser El a su vez coeterno con Dios y Señor de todo.


-Y luego, levantando tu mente a lo que es correcto, afirma algo más grande todavía: ¨Y nadie conoce al Hijo sino el Padre; y nadie conoce al Padre sino el Hijo¨. A quienes ignoran las cosas, les parece que no hay conexión entre esto y lo dicho más arriba; y sin embargo, perfectamente consuena todo. Pues había dicho: Todo me ha sido entregado por mi Padre, parece ahora decirles: ¿Hay algo admirable en que yo sea Señor de todas las cosas, cuando poseo algo que es superior a todo eso, como es el conocer al Padre y ser Yo consubstancial con El? Porque esto fue lo que dejó entender oscuramente, como consecuencia de que sólo El conoce al Padre. Cuando afirma: Nadie conoce al Padre, sino el Hijo, esto fue lo que quiso decir.

-Observa en qué circunstancias lo dice. Cuando ya por sus obras había demostrado claramente su poder; cuando no sólo lo habían visto a El obrando milagros, sino que los mismos discípulos en su nombre habían podido llevar a cabo tan grandes maravillas-.

Enseguida, pues había dicho: lo revelaste a los pequeños, demuestra que también esto a El le toca. Porque dice: Nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelarlo. No dice aquel a quien el Padre mandare u ordenare. Pero si el Hijo revela al Padre, también se revela a sí mismo. Sólo que esto segundo, como cosa clara, lo deja de lado. En cambio se fija en lo otro y en muchas partes lo repite, como cuando dice: Nadie puede venir al Padre sino por Mí. Con estas palabras establece además otra cosa: que tiene con el Padre una misma voluntad y parecer. Como si dijera: Tan lejos está eso de que Yo pugne con el Padre, que ni siquiera puede alguno venir a El sino por Mí.

Y pues lo que más molestaba a los judíos era que parecía ser adversario de Dios, refuta esto de todo en todo, ni cuidaba menos de esto que de hacer milagros. Más aún: en esto sobre todo ponía su mayor empeño. Y cuando dice: Ni al Padre lo conoce nadie, sino el Hijo, no quiere decir que todos ignoren al Padre, sino que nadie tiene de El el conocimiento que El mismo tiene.

(...)
  
 



 

Hacerse ¨pequeños¨ e hijos de Dios

 Buen día en el Señor, en el evangelio de Mateo,  la llegada del reino de los cielos no parecía encontrar obstáculos, hasta que en el cap. 11 empiezan a aparecer. A veces Jesús es “objeto de escándalo”, de caída (11,6); “esta generación”, algunos no tienen una actitud de acogida hacia el reino que viene; las ciudades situadas a lo largo del lago no se convierten (11,20); se desencadena una verdadera controversia sobre su comportamiento (cap.12), es más, se empieza a pensar cómo matarlo (12,14). Este es el clima de desconfianza y de contestación en el que Mateo enmarca el evangelio de hoy (Mateo 11,25-27)-
 
¨Hacerse pequeño¨ Antes que nada supone purificar el corazón, de imágenes paternales o maternales preconcebidas y que impregnan nuestra relación con Dios. Entrar en su misterio, tal como Él es, y tal como el Hijo nos lo ha revelado (Catecismo 2779). "Hacerse niño" es la condición para entrar en el Reino (cf. Mt 18, 3–4), se debe establecer una relación con  el Padre, para eso es necesario abajarse (cf. Mt 23, 12), hacerse pequeño; más todavía: es necesario "nacer de lo alto" (Jn 3,7), "nacer de Dios" (Jn 1, 13) para "hacerse hijos de Dios" (Jn 1, 12). (…) (catecismo 526). En pocas palabras, consiste en tener la imagen del padre o la madre perfectos,  darnos cuenta de que infinitamente más Padre lo es Dios y acogerle como tal.
 
Esta oración, Jesús la empieza con una confesión: “Yo te bendigo”, “te confieso”. se dirige con mucha solemnidad, luego le dice a Dios con la expresión “Señor del cielo y de la tierra”  , es decir, Dios como creador y custodio del mundo. En el judaísmo, por el contrario, era costumbre dirigirse a Dios con la invocación “Señor del mundo”, pero sin el término “Padre”, que es una característica distintiva de la oración de Jesús.
 
Jesús alaba la revelación de Dios, este se descubre y permite descubir el misterio de quien es Él. ( porque has ocultado…, has revelado). Respecto a los “sabios e inteligentes”, esto afecta a los escribas y fariseos, considerados como totalmente cerrados y hostiles a la llegada del Reino (3,7ss; 7,29; 9,3.11.34). En cambio, se revela a los pequeños (en griego “niños” son los que aún no hablan). Por tanto, Jesús considera oyentes privilegiados a los inexpertos de la ley, a los no instruidos. El contenido de esta revelación es Jesús, el Hijo de Dios,  el revelador del Padre, y el mismo Padre que se revela en el Hijo.
 
El revelarse de Dios, del Padre al Hijo. En la última parte del discurso, Jesús se presenta a sí mismo como aquel a quien todo le ha sido comunicado por el Padre. Él recibe la totalidad del poder y del saber, y la autoridad para juzgar. Para confirmarlo, Jesús invoca el testimonio del Padre, el único que tiene un real conocimiento de quien es Jesús: “Nadie conoce al Hijo sino el Padre” y viceversa, “nadie conoce al Padre sino el Hijo”. Se afirma, además, la exclusividad de Jesús en el revelar al Padre; así lo afirma el evangelio de Juan: “A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado” (1,18).
 
En este día, hagámonos pequeños ante Dios, escuchemos su voz de padre , tomemos su mano y dejémonos guiar por Él.
 
Que la Misericordia y la confianza en Dios, no les falte.
 
Gracias

 
 

3 de julio de 2012

¿Porque me has visto has creído?

Del Santo Evangelio Según San Juan 20, 24-29.
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo."

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto". 

Meditación de San Juan Crisóstomo
(...)
Pero Tomás, uno de los doce, el apellidado Dídimo [gemelo en griego], no estaba con ellos cuando vino Jesús. Dijéronle, pues, los otros discípulos: Hemos visto al Señor. Mas él dijo: Si no viere no creeré, etc. (Jn 20,24-25).

Así como el creer con simplicidad y sin motivo es propio de la ligereza, así el andar investigando y examinando con exceso es propio de una cabeza muy dura. Y de esto se acusa a Tomás. Pues como los apóstoles le dijeran: Hemos visto al Señor, él no les creyó. No únicamente a ellos no les dio fe, sino que pensó ser la resurrección de los muertos cosa imposible. Porque no dijo: Yo no os creo, sino: Si no meto mi mano no creo.

-¿Cómo es que estando ya todos juntos sólo él estaba ausente?

Es verosímil que aún no regresara de la dispersión precedente [ante la muerte de Jesús].

-Pero tú cuando ves al discípulo que no cree, fíjate en la clemencia del Señor, y cómo por sola un alma manifiesta las llagas que recibió; y acude a la salvación de sola ella, aun teniendo Tomás un ánimo más cerrado que otros. –

Y esta fue la causa de que buscara la fe por el testimonio del más craso [grueso] de los sentidos y ni a sus ojos diera su asentimiento. Porque no dijo únicamente si no veo, sino además: ¨Si no palpo, si no toco¨; temiendo que lo que viera se redujera a simple fantasía.

Los discípulos que le anunciaban la resurrección y también el Señor que había prometido resucitar eran fidedignos. Y sin embargo, aun habiendo él exigido muchas más pruebas, Cristo no se las negó.

-Mas ¿por qué no se le apareció inmediatamente, sino hasta ocho días después?-

Para que instruido y enseñado por los otros discípulos, cobrara mayor anhelo y quedara para lo futuro más confirmado.

-¿Cómo supo que a Cristo le había sido abierto el costado?-

 Lo oyó de los otros discípulos.

-Entonces ¿por qué una cosa sí la creyó y otra no?-

Porque lo segundo sobre todo era admirable.

-Advierte además con cuánto amor a la verdad hablan los apóstoles y no ocultan sus propios defectos ni los ajenos, sino que escriben [los evangelios] sumamente apegados a lo que era verdad.-

Se presenta de nuevo Jesús y no espera a que Tomás le niegue ni a oír lo que quería decirle; sino que cuando Tomás aún nada decía se le adelanta y le llena sus anhelos, dándole a entender que estaba presente cuando Tomás decía lo que les dijo a los discípulos; puesto que usó de sus mismas palabras y con vehemencia lo increpa y lo instruye para adelante. Pues habiéndole dicho: ¨Trae acá tu dedo y mira mis manos; y mete tu mano en mi costado, añadió: Y no seas incrédulo sino fiel.¨

-¿Adviertes cómo Tomás dudaba por falta de fe?-
 Pero esto sucedió antes de que recibieran el Espíritu Santo. Después de recibido ya no procedieron así, pues habían llegado a la perfección.

Y no lo increpó únicamente de esa manera, sino también en lo que luego añadió. Como el apóstol, una vez certificado del hecho, se arrepintiera y exclamara: ¨¡Señor mío y Dios mío!¨  Jesús le dijo: ¨Porque me viste has creído. Bienaventurados los que no vieron y creyeron¨.

Esto es lo propio de la fe: dar su asentimiento a lo que no se ha visto. Es pues fe la seguridad de las cosas que se esperan, la demostración de las que no se ven, De modo que por aquí llama bienaventurados no sólo a los discípulos, sino además a los que luego habían de creer.

-Dirás que los discípulos vieron y creyeron-.

Pero ellos no anduvieron en esas inquisiciones, sino que por aquello de los lienzos al punto creyeron en la resurrección y antes de ver el cuerpo resucitado tuvieron fe plena.

+De modo que si alguno llegara a decir: Yo hubiera querido vivir en aquel tiempo y ver a Cristo haciendo milagros, ese tal que reflexione en aquellas palabras: ¨Bienaventurados los que no vieron y creyeron¨.-

 Lo que sí tenemos que investigar es cómo un cuerpo incorruptible conservó las cicatrices de los clavos y pudo ser palpado por manos mortales.

-Pero no te burles. Fue cosa propia de Cristo, que así se abajaba. Su cuerpo tan tenue, tan leve que entró en el cenáculo estando cerradas las puertas, ciertamente carecía de espesor; pero con el objeto de que se le diera fe a la Resurrección, se mostró tangible.-

 Y para que conocieran que era el mismo que había sido crucificado y que no resucitaba otro en su lugar, resucitó con las señales de la cruz; y por eso mismo comía con los discípulos. Y esto sobre todo exaltaban en su predicación los apóstoles, diciendo: ¨Nosotros, los que con El comimos y bebimos¨ .

 Así como antes de la crucifixión lo vemos andando sobre las olas y sin embargo no afirmamos que su cuerpo sea de naturaleza distinta de la nuestra, así cuando después de la resurrección lo vemos con las cicatrices, no por eso decimos que su cuerpo sea corruptible. El se muestra en esa forma por el bien de los discípulos.

Muchos otros milagros hizo ciertamente Jesús. Lo dice el evangelista porque él ha referido muchos menos milagros que los otros; aunque tampoco esos otros habían referido todos los milagros obrados por Jesús, sino solamente los necesarios para que creyeran los oyentes. Y después continúa: Si se escribieron todos, creo yo que ni en todo el mundo cabrían los libros que se habían de escribir. Consta por aquí que los evangelistas no escribían por lucimiento, sino para utilidad. Quienes pasaron en silencio tantas cosas ¿cómo puede ser que escribieran por jactancia? Pero entonces ¿por qué no refieren todos los milagros? Sobre todo porque son muchísimos y además porque no pensaban que quienes no creyeran con los referidos creerían si se les refirieran muchos más; y en cambio quienes con esos creyeran ya no necesitaban de otros para su fe.
 

(...)