Buen día en el Señor, en el evangelio de hoy (Mateo 13,31-35), seguimos meditando el Sermón de las Parábolas, cuyo objetivo es revelar, por medio de comparaciones, el misterio del Reino de Dios presente en la vida del pueblo. El evangelio nos trae dos parábolas, la del grano de mostaza y de la levadura.
La parábola del grano de mostaza. Jesús dice: "El Reino de los Cielos es como un grano de mostaza“ , un grano muy pequeño que es lanzado en el campo; crece, se hace mayor que las otras plantas y llega a atraer los pájaros que hacen sus nidos. Jesús no explica la historia.
A nosotros nos toca descubrir lo que esta historia nos revela, Comparto aquí tres puntos que descubrí sobre el Reino a partir de esta parábola:
(a) Jesús dice: "El Reino de los Cielos es como un grano de mostaza“. El Reino no es algo abstracto, ni es una idea. Es una presencia en medio de nosotros (Lc 17,21). Es como el grano de mostaza: presencia bien pequeña, humilde, que casi no se ve. Se trata de Jesús mismo, un pobre carpintero, andando por Galilea, hablando del Reino a la gente de las aldeas. El Reino de Dios no sigue los criterios de los grandes del mundo. Tiene otro modo de pensar y de proceder.
(b) La parábola evoca una profecía de Ezequiel, en la que se dice que Dios hará brotar una pequeña rama de cedro y la plantará en las alturas de la montaña de Israel. Este pequeño brote de cedro: ” echará ramas y producirá frutos, y se convertirá en un magnífico cedro. Pájaros de todas clases anidarán en él, habitarán a la sombra de sus ramas. Y todos los árboles del campo sabrán que yo, el Señor, humillo al árbol elevado y exalto al árbol humillado, hago secar al árbol verde y reverdecer al árbol seco. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré. (Ez 17,22-23).
(c) El grano de mostaza, aún siendo pequeño, crece y suscita esperanza. Como el grano de mostaza, así el Reino tiene una fuerza interior y crece. Crece a través de la predicación de Jesús y de los discípulos y de las discípulas, en los poblados de la Galilea. Crece, hasta hoy, a través del testimonio de las comunidades y se vuelve buena noticia de Dios que irradia y atrae a la gente. La persona que llega cerca de la comunidad, se siente acogida, en casa, y hace en ella su nido, su morada.
La parábola de la levadura. La historia de la segunda parábola es ésta: una mujer mezcla un poco de levadura con tres medidas de harina, hasta que todo quede fermentado. Comparto algunos puntos que he descubierto y que me hicieron pensar:
(a) Lo que crece no es la levadura, sino la masa. El Reino crece por el buen obrar inspirado por la evangelización.
(b) Se trata de una cosa bien casera, del trabajo de la mujer en casa. El Reino, se crea por el trabajo humilde y sencillo.
(c) La levadura tiene algo de podrido que se mezcla con la masa pura de la harina. Los pecados y debilidades se mezclan con las virtudes, en la construción del Reino, pues los constructores los traen consigo: pecados y virtudes.
(d) El objetivo es hacer ‘levitar’ la masa y no apenas una parte. El Reino es para todos.
(e) La levadura no tiene fin en si misma, sino que sirve para hacer crecer la masa. La evangelización sólo sirve para la construcción del Reino aquí en la tierra.
Por qué Jesús habla en parábolas. Mateo dice que era para que se cumpliera la profecía: " Abriré con parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.". (Sal 78,2). En realidad, para los primeros cristianos todo el Antiguo Testamento era una gran profecía que tenía que anunciar veladamente la venida del Mesías y la realización de las promesas de Dios.
En Marcos 4,34-34, otro motivo era para adaptar el mensaje a la capacidad de la gente. Al ser ejemplos sacados de la vida, Jesús ayudaba a las personas a descubrir las cosas de Dios en lo cotidiano. Jesús hacía percibir lo extraordinario de Dios escondido en las cosas ordinarias y comunes de cada día.
En este día, encontremos la semilla de mostaza y la levadura en nuestras vidas y familias, y empecemos a ser fermento en los ambientes que encontremos.
Que la misericordia y la confianza en el Señor, no les falte.
Gracias
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